Epílogo: Ángel para un final

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5 años más tarde

POV Julio

Eché un vistazo a mi reloj y me quedé boquiabierto. Mierda, eran casi las dos y media.

—Pete, ¡tengo que irme! ¿Esto va a estar terminado o no? —grité a través de la otra habitación.

—Sí, jefe. Vete. Va a estar hecho, no te preocupes. Llámame cuando salgas y le daré los últimos retoques, ¿vale? ¡Y buena suerte! —gritó de vuelta.

—De acuerdo. Adiós, y gracias por hacer esto —dije mientras corría fuera del edificio y me metía en el coche.

Oh, mierda, ¡por favor no me hagas llegar tarde!

Me apresuré a la Universidad, preso del pánico, y corrí tan rápido como pude alrededor de la parte trasera hasta el campo. Faltaban diez para las tres ahora y estaba previsto que comenzara en diez minutos. Me deslicé entre la gente,buscándolos. Vi a Matteo de inmediato, estaba de pie en su silla, explorando la multitud. Señaló como un idiota cuando me vio y no pude evitar sonreír.

Comencé a caminar hacia ellos, cuando un tipo se puso delante de mí.

—¡Guau, eres Julio Peña! ¿Me das tu autógrafo? En serio, guau, soy como tú mayor fan —dijo entusiasmado, mientras la mujer con la que estaba buscaba en su bolso papel y un bolígrafo.

Me eché a reír. Todos ellos eran mis mayores fans; en serio, escuchaba eso como cincuenta veces al día.

—Claro. —Sonreí cortésmente, extendiendo la mano para el bolígrafo.

Escribí mi nombre y le di una palmada en el hombro. —Tengo que encontrar mi asiento.

—Sí, por supuesto. ¡Gracias! —cantó, sonriendo violentamente y mirando con cariño a mi nombre en el trozo de papel.

Sabía que nunca me acostumbraría a esto, gente emocionándose sólo porque había firmado un trozo de papel. Quiero decir, sí, sé que juego para uno de los mejores equipos de Estados Unidos, pero sigo siendo una persona al final del día. No soy nadie especial. Soy sólo Julio, y tengo la suerte de que me paguen grandes cantidades de dinero por hacer algo que me gusta, no mucha gente puede decireso.

Me abrí paso entre la multitud y me senté al final de la fila. Matteo se zambulló inmediatamente en mi regazo.

—Ey, chico. ¿Siendo bueno? —pregunté, haciéndole cosquillas, consiguiendo quese riera y retorciese.

—¿Tienes todo listo? —preguntó Guido, sonriendo.

Hice una mueca y asentí. —Sí. Dios, hermano, estoy tan nervioso. —Mis manos no habían parado de sudar en todo el día.

Se echó a reír y sacudió la cabeza. Su novia, se aproximó.

—Vas a estar bien. Cálmate —dijo Giulia, rodando los ojos. Resulta que lo de Giulia y Guillermo no resultó y la loca mejor amiga de mi novia terminó confesando todo el amor que siempre había sentido por Guido y mi mejor amigo se dejó enamorar por la rubia, lo cual era increíble, Guido y ella habían estado juntos durante unos dos años y él estaba totalmente enamorado. Era su primera novia real, y podía realmente verlo durar.

Saludé a mis padres, quienes estaban sonriendo con orgullo, como siempre charlando con un extraño cualquiera junto a ellos. Sonreí, mi madre podría seriamente iniciar una conversación con un mudo.

—Hola, Julio —saludó Alice mientras se apretujaba por el pasillo para abrazarme.

—Hola, Alice. ¿Qué tal? —pregunté, abrazándola de vuelta fuertemente. No la había visto desde hace casi cuatro meses, porque había estado viajando con su nuevo marido, Mariano.

El Chico de la Ventana - IsulioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora