POV Isabela
El día era perfecto, los dos años se espera habían valido la pena teníamos que cuadrar cosas el trabajo de ambos sobre todo de él. Todo en mi cuerpo eran nervios, pero no me mal interpreten no pensaba que cuando llegara al altar no habría nadie, solo imaginármelo ahí esperando que yo haga mi entrada triunfal me causaba nervios, nuestra vida y nuestra relación cambiaría después de ese momento en que diéramos el sí, formaríamos la familia que siempre quisimos.
Estaba sumida en mis pensamientos ya lista y preparada para que me avisaran que estaba todo listo para ir al altar, en lo que llegó Guido a llevarme al altar, agradecía el gesto de mi hermano no había mejor persona que me pudiera entregar a Julio.
—¿Estás lista? —preguntó Guido sacándome de mis pensamientos—. Mira que aún te puedes arrepentir, no pasa nada.
Reí, él y sus intentos de que su "hermanita menor prohibida para su mejor amigo" seguían causándome risa como a los 16 años.
—Si, lo sé gracias Guido, pero estoy lista, vamos —intenté sonar decidida, pero los nervios me carcomían lentamente.
Guido me extendió el brazo para pasar en mío entremedio, le di una sonrisa y empezamos a caminar por el lugar que habíamos alquilado, estaba todo decorado de blanco con detalles plateados mis ojos estaban maravillados con cada detalle que había: la hermosa alfombra por donde caminaba con el brazo agarrado al de mi hermano, los faroles en el techo, los maravillosos colores de la tarde que se estaba formando.
Y luego lo vi a él con su esmoquin negro con un adorno floral en el bolsillo de su chaqueta, con una sonrisa enorme en cuanto me vió, sus manos en la espalda delataban lo nervioso que estaba, eso me alivió al menos no era la única que tenía los nervios de punta.
En cuanto Guido me entregó a Julio todo rastro de nervio se iba esfumando, todo en mi gritaba seguridad y confianza, nada podría hacerme sentir mejor.
—Queridos hermanos estamos reunidos en esta bella tarde para unir en sagrado matrimonio a Isabela Souza Messina y a Julio Peña Fernandez. Quiero agradecerle a esta joven pareja por darme el honor de poder presenciar y ser parte de tan magna unión... el amor es más grande de lo que nos imaginamos y también mucho más simple, el amor y el matrimonio es cuando dos personas se dicen mutuamente: te amo porque te amo y se que la vida es un intenso viaje pero no quiero hacerlo si no lo hago contigo.
La ceremonia continuó rápidamente con las palabras del padre mezcladas con las risas ocasionales por los chistes que hacía ocasionalmente, todo fue de lo más ameno, hasta que llegó el momento que mas estaba esperando: los votos matrimoniales.
Julio sacó un papel de su bolsillo y empezó a decir:
—Aún recuerdo la primera vez que te vi, me hechizaste con tu belleza, y desde ese día no puedo mirarte sin pensar que eres la mujer más hermosa del mundo, la mujer de quien me enamoré y que hoy está aquí conmigo a punto de ser mi esposa. Vivimos tantas cosas juntos, todas las veces que tuve que molestarte para que te mantuvieras alejada de mi, pero que al llegar la noche lo recompensaba —ambos soltamos una gran sonrisa—. La cantidad de veces que te consolé, se me rompía el corazón cuando te veía mal, pero al menos sabía que podía mantenerte segura en mis brazos, hacerte sentir mejor y volver a dibujar esa hermosa sonrisa que tienes en tu rostro. Hacer que poco a poco te fueras enamorando de mí, fue difícil esperar, pero cuando por fin pasó, me hiciste la persona más feliz, y no haz dejado de hacerlo. Mantener nuestra relación en secreto hasta que tu hermano se enteró y al final él entendió que lo nuestro era más fuerte que nada, que era en serio, desde ese día yo prometí cuidarte como a mi vida, amarte con locura y hacerte feliz, y hoy vuelvo a hacerlo en este altar, mirándote a los ojos, admirando lo hermosa que te ves en ese vestido blanco —estaba que no podía más, en cualquier momento estallaría de la emoción—. Gracias por nunca perder tu dulzura, tu inocencia, tu alegría y tu carisma que tanto me encantan y me cautivan día a día, por soñar en grande y alentarme a ser una mejor persona, porque gracias a ti me esfuerzo cada día para poder seguir cumpliendo nuestros sueños, y cuando te veo sonreír, sé que todo el esfuerzo valió la pena, y lo seguirá valiendo. Sigamos recorriendo este camino juntos, viviendo nuevas aventuras, nuevos retos, pero amándonos cada día más —tomó una pausa que se me hizo larguísima para terminar diciendo— Isabela Souza Messina ¿me harías el maravilloso honor de ser mi eterno ángel?
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El Chico de la Ventana - Isulio
FanfictionIsabela todavía está emocionalmente temerosa por el abuso que ha sufrido a manos de su padre hace algunos años y Julio dejó de ser un niño fan de los Power Rangers y ahora es un seguro y coqueto jugador que nunca antes ha tenido una novia. Su relaci...