Capítulo 14: Calentando la apuesta

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MARATÓN 2/2
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Después de la escuela, Giulia me llevó a la clínica de planificación familiar. Tomé un número y porque no había estado allí antes, tuve que llenar un montón de formas sobre mis datos personales, vida sexual actual y mi historial médico. Después de aproximadamente una hora de espera, me llamaron a través de una sala blanca y estéril, donde una señora estaba esperando allí por mí.

―Hola, Isabela. Adelante ―dijo, sonrió y señaló una silla.

―Hola ―dije con voz ronca, nerviosa, sentándome frente a ella.

―No tienes que estar nerviosa. ¡No voy a morder! ―se rió. Le sonreí nerviosamente ― Así que, ¿qué puedo hacer por ti hoy? ―preguntó ella, hojeando las formas que había llenado.

―Bueno, mi novio y yo nos estamos volviendo muy serios y estamos hablando de tener relaciones sexuales, por lo que quería ir a la píldora. ¿Eso es algo que puedo hacer aquí, o tengo que ir a mi propio médico? ― pregunté, jugando con mis manos, sonrojándome.

Ella sonrió amablemente.

―Por supuesto que puedes hacerlo aquí. Aquí dice que eres virgen ―dijo, ojeando através de mis formas de nuevo.

―Er, sí lo soy ― Me ruboricé aún más, deseando que la tierra se abriera y me trague.

―No tienes que estar avergonzada, Isabela. Creo que es fantástico que estés aquí. Veo tantas chicas jóvenes que no piensan en ir tomando la píldora hasta que es demasiado tarde. Es refrescante tener a una jovencita siendo tan responsable ― dijo, acariciando mi mano.

Di un suspiro de alivio y sonreí.

Pensé que iba a tener una conferencia de por qué no debería tener relaciones sexuales a mi edad y cómo debería estar esperando.

―Está bien, sólo tengo que conseguir cierta información, como tu presión arterial, peso y esas cosas.

Luego podemos hablar de cuál te sentará mejor, ¿de acuerdo?

Después de que terminé con mi presión arterial, peso y mi índice de masa corporal ambas fuimos a sentarnos de nuevo cerca de su escritorio.

―Bien, bueno te recomiendo que vayas por la píldora combinada. La vas a tomar todos los días, a la misma hora cada día durante tres semanas, luego no la vas tomar por una semana que será cuando tengas tu período. Es muy eficaz y es lo que la mayoría de las jovencitas buscan ― explicó, sonriendo.

Asentí y sonreí, porque todo parecía estar cayendo en su lugar.

―Eso suena bien.

Tomó su libreta y escribió una receta.

―Puedes retirar esto lleno justo al lado. Te he dado un suministro de tres meses para que pueda ver cómo te va. La próxima vez, si todo está bien, entonces vamos a ir a por seis meses ―explicó.

―Sí, gracias ― Sonreí con gratitud porque había hecho esto mucho más fácil para mí de lo que pensé que sería.

―Así que, te voy a dar un folleto para leer, pero las cosas importantes a tener en cuenta son: hay que tomarlo a la misma hora cada día, y tienes que tomarla todos los días aparte de tu semana de descanso ― Sonrió y me dio la receta ― Asegúrate de leer el folleto sobre lo que hay que hacer si te olvidas de una, o si vomitas después de tomarla, ya que eso pueden dejar de hacerlo funcionar. Te voy a dar algunos de estos para mantenerte a salvo hasta que estés al ritmo de tu píldora, está bien ― Agarró un puñado de condones y los puso en una bolsa de papel para mí.

El Chico de la Ventana - IsulioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora