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El lunes se hizo presente cuando menos lo pensé, dándome la suerte de no pasar molestias durante más de la mitad del día, los rumores no tardaron en hacerse escuchar, revelando aquella verdad que había ignorado todo el fin de semana.

- Yo siempre supe que era una zorra.- Soltó Mérida sin más, ganando más de una mirada.- Digan y miren lo que quieran, para mí sigue siendo una zorra.

Después de eso el almuerzo volvió a estar tranquilo, al menos unos minutos.

- Sunset, ¿Podemos hablar?.- La atención se posó en nosotros tres, y tan bien que iba mi día, maldición.

- No sé que quieren hablar, ya dijimos todo lo que se necesitaba decir cuando se debía hacer.

- Annie, por favor.

- No me vuelvas a llamar así, no estoy molesta, resentida o triste, sólo quiero que me dejen en paz.- Tal parecía mi voz sonaba más fuerte y molesta de lo que esperaba.- Hacer eso no me devolverá mi tiempo, ni mi ciega felicidad... así que si aún tienen dignidad, no vuelvan a buscarme jamás, ¿Escucharon?

- Anna, sé que yo hice mal, me disculpo por eso, no miento, sólo quiero que no estemos mal, ¿Se puede? Como los viejos tiempos.

- si Erick, se puede, sólo piensa esto.- Solté al acercarlo a mi lo suficiente para que sólo el escuchara.- Si me lo hizo a mi, no dudes que puede hacértelo a ti ¿Bien?

Después de ese incómodo momento, mi día fue de nuevo tranquilo, tal vez hoy invertiría mi tiempo en reorganizar mi departamento, lo necesitaba en serio.

- ¡Anna!.- ¿No puede dejarme tranquila? Por dios.

- ¿Qué quieres, Ariel? Te dije que no te me volvieras a acercar.

- En primera, estoy a dos metros de ti, segunda, necesitamos hablar a solas.

- No estoy loca para hacer eso, Ariel, ya cerramos esa conversación, sé feliz con Erick.

- No puedo serlo porque el no eres tú.

Sólo con eso me descolocó ¿Tanto había tardado sólo para decir eso? ¿No era muy tarde? Sé que no se supera a una persona en un fin de semana pero no la quiero cerca, duele.- Siempre has tenido un mal gusto para las bromas.

- No miento, está es la segunda vez que he sido tan seria en mi vida.

¿Por qué lo sigo pensando? La respuesta es obvia y no sale de mi boca ¿Aún tiene tanto poder sobre mi? ¿Nadie controla su corazón, no?

- Ariel, yo no...

- Por favor Annie, por todo nuestro tiempo juntas, te lo pido dame otra oportunidad.

- Yo....- Tal vez habría dicho la mayor estupidez de mi vida, de no ser por el claxon del auto detrás mío.

- Sube al auto Anna, se nos hará tarde.- ¿Elsa?

- ¿Señorita Hatter? Creí que sólo tenía una clase en la mañana.- Logré preguntar sorprendida.

- Vamos, dijiste que podías ayudarme con Hans hoy, si no subes, llegaremos tarde por él a su jardín de infantes.- Si que me estoy generando una gran deuda con ella.

Sometimes Just HappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora