Capítulo 25

177 27 2
                                    


SHAWN


Me levanto de mi cama, salgo de mi habitación y me dirijo a la cocina, porque huelo a panqueques, y siempre despierto con hambre.

—¿Dónde están papá y mamá? —pregunto, frotándome los ojos y bostezando.

Nate se gira hacia mí, sosteniendo un sartén con tocino friéndose.

—Veo que despertaste —me dice, sirviendo el tocino en un plato—. Ellos... tuvieron que salir por trabajo, pero dijeron que volverían a tiempo para tu recital.

«A tiempo», ellos nunca llegan a tiempo a nada, y ya se han perdido varios de mis recitales y partidos de baloncesto por «trabajo».

—Esta vez sí vendrán, ya lo verás. —me anima Nate, al ver que bajo la cabeza y pongo trompa.

—Nunca llegan. —me quejo.

—Siempre hay una primera vez, ¿no?

—Pero es que me he esforzado mucho, me aprendí muy rápido la canción, el disfraz me queda muy bien y los dilogos no son fáciles, pero los aprendí.

—Se dice «diálogos», y... nunca se sabe lo que te prepara el futuro, tal vez y hasta el mismísimo Wolverine se aparezca y te vea haciendo una maravillosa interpretación de George Washington.

Nate se ríe, y aunque me intento aguantar, no lo logro y termino riendo con él.

—Ahora siéntate, que preparé tus favoritos y siempre son mejores calientes. —dice, y coloca frente a mí un plato con panqueques, mucha miel de maple y tocino muy crujiente.

Nate y yo comemos, nos reímos y al terminar le ayudo a lavar los platos, luego nos sentamos en el sofá para ver televisión, porque aunque hoy sea viernes, no tengo que ir a la escuela sino hasta en la tarde, una hora antes de que comience el recial para ensayar. Y Nate no va a su escuela porque la están fumigando, por un chico que dejó escapar unas pulgas de un frasco.

El timbre suena, Nate pone pausa a la película que estamos viendo: X-men —pero la versión animada, mis padres no dejan que vea la de adultos—, y camina a abrir la puerta.

De repente escucho unas risas, quejas, golpes y besos al mismo tiempo, lo que me indica que la persona que llegó fue Chris, el mejor amigo de mi hermano.

—¿Qué pasa, amiguito? —me saluda Chris, al entrar en la sala de estar.

—Tengo seis, ya soy grande.

—Claro que sí, a ver esos músculos.

Flexiono mi brazo izquierdo, y Chris aplaude.

—Eso es, eres tan fuerte como Bestia —dice él, notando la película que Nate y yo estamos viendo—. Si sigues así, cuando seas grande muchas chicas querrán dormir contigo.

—Chris, cállate. —le dice Nate.

—Yo no quiero dormir con chicas en mi cama, me gusta dormir solo, es más cómodo. —digo.

—Créeme, lo querrás. —afirma Chris, sentándose de un salto en el sofá, luego toma el control remoto y le quita el «pause» a la película. Los tres terminamos de verla y después salimos al patio a jugar un poco.

Chris me lanza la pelota a mí, corro a la canasta, pero Nate la tapa con sus largos brazos y gran tamaño.

—Que la altura no te preocupe, amiguito. —me dice Chris desde atrás.

—¡Que ya soy grande!

—Es verdad, lo siento, bestia.

—Ese nombre me gusta más.

El Chico De Los Zapatos Azules [COMPLETA☑️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora