"... Love hunt me down
I can't stand to be so dead behind the eyes
And feed me, spark me up
A creature in my blood stream chews me upSo I can feel something
So I can feel something ..."
Touch by Daughter
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Me llamó a una habitación de aquel extraño complejo cromado.
Sabía perfectamente lo que yo pensaba, aún cuando no le había dejado ver mis pensamientos.
Se esforzaba. Lo intentaba, una y otra vez, con profunda ansiedad, con la idea obsesiva de que algo había sucedido entre el Supremo Líder Snoke y yo. Algo como aquella reveladora y casi increíble conversación.
¿Kylo Ren había matado a esos niños, a mi madre y en vida, a mi padre?
Sin embargo, pese a que todo parecía concordar en aquella historia, algo seguía sosteniéndome. Algo, que seguía gritando en el fondo de mi alma que aquello no podía ser verdad.
Yo tenía la capacidad de ver en Kylo Ren a Ben, el joven a quien se le había atraído al Lado Obscuro con falsas promesas de poder y estabilidad, paz y sencillez y lo que había visto en él era imposible de borrar con algunas palabras truculentas.
Había sido vulnerable a mí. Había dejado abiertos sus pensamientos, sus temores, su profunda desolación. Desnudo, expuesto en su totalidad. Los seres realmente malvados son incapaces de sentir temor.
Por eso sabía que no podía no darle el beneficio de la duda, porque sí, yo dudaba totalmente de que aquella historia fuese cierta. Incluso si el Maestro Skywalker me hubiera afirmado los hechos una y otra vez, como si en efecto, fuesen hechos y no sólo producto de la visión enfermiza de alguien que buscaba ejercer su poder a toda costa sobre las cabezas de toda la Galaxia.
- Rey, tengo que hablarte. Es muy importante – Se sentó cansinamente en un sofá obscuro, bajo la penumbra de la habitación.
- ¿Sobre qué?
- Tengo todos tus pensamientos resonando una y otra vez en mi mente. Podría escucharlos a la distancia con la misma claridad con que escucho ahora tu voz. Necesitas concentración – Se retiró la máscara. Su rostro lucía inexpresivo, pero incluso en el timbre de su voz se adivinaba un ligero tono apesadumbrado – Estás perdiendo tu usual control de la Fuerza. Incluso en el Lado Obscuro, el control es importante. No para dejarlo fluir en ti, pero si para usarlo en favor de tus causas. Estas perturbada y distraída – Y de pronto estalló, furioso - ¡Dime de una vez qué demonios pasa contigo! – Se levantó y me sacudió en un santiamén. No pude ni siquiera reaccionar de forma inmediata, pero la furia me llenó por completo y lo tomé también, enojada, por los brazos.
- Me pasa que sé todo – Lo miré con tanta rabia de que era capaz. Sentía cómo la Fuerza comenzaba a llenarme, cómo recorría cada fibra de mi cuerpo, posesionándose de mí.
- Eso es – Murmuró entonces, cargado de profundas sensaciones que en ese instante me era imposible descifrar, no me importaban – Lo que sientes es odio puro. Abrázalo. Sé una con él – Y me miró fijamente. Sus ojos ya no eran los obscuros y hasta hacía unos segundos, serenos de Ben Solo. Eran ojos de fuego puro. Los ojos característicos de los Sith, amarillentos con tintes de carmín.
Mi reacción a ello pudo ser la de detenerme o reflexionar, como habría hecho un jedi, alejándose unos momentos para reflexionar y dar un segundo pensamiento a sus sensaciones impulsivas. Pero no pude.