El comienzo de todo

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Era un viernes por la noche, había pasado la mañana trabajando y a pesar de que ya era algo tarde estaba tranquilamente en mi apartamento terminando de  limpiar al ritmo de la música y colocando todo en su respectivo sitio, hasta que de repente el sonido del teléfono me interrumpe y me veo obligada a contestar. Era la agencia de héroes. Así que me apresuré en aceptar la llamada.

— Hola, ¿qué ocurr- — Fui interrumpida por la familiar voz de mi jefe, solo que esta vez mucho más alterada de lo normal.

— ¡Uraraka ven pronto! ¡No hay tiempo para explicaciones! Te necesitamos aquí: ¡YA! — Me gritó exaltado mi usualmente pacífico jefe.

— Vale, vale, ¡ya voy! — Antes de que terminara de hablar, ya había colgado.

Viendo que parecía a ver una situación bastante urgente me cambié por mi traje lo más rápido posible y salí disparada hacía la ubicación que unos minutos antes me había mandado mi jefe.

Cuando llegue me encontré con una imagen bastante agobiante, me encontraba ante un edificio en llamas, pero... LITERALMENTE, estaba completamente rodeado por el fuego, al parecer una fuga de gas había provocado una reacción en cadena desatando el descomunal incendio que tenía delante.

Nada más llegar voy con los oficiales y bomberos a ponerme al tanto de la situación, básicamente parte del edificio se había derrumbado dejando a varios civiles dentro, por lo tanto el plan era usar mi quirk para salvarlos, así que sin necesidad de ningún otro detalle, me pongo a trabajar.

También he sido el primer héroe en llegar, por lo tanto tengo que actuar por mi cuenta de momento, al menos en lo que llegan más héroes. Al menos espero que la cosa no se complique demasiado.

Me coloco delante del edificio, concretamente la zona de la que vienen los gritos, dada la situación, decido entrar y empezar a levantar las columnas y escombros que puedo tocándolas por donde veo que no arden y colocando algunas estratégicamente para que no se produzca algún otro derrumbamiento y sacando otras para que los bomberos las apaguen, con el tiempo he aprendido a llevar varios objetos a la vez y moverlos a mi antojo, tras unos pocos segundos diviso a los civiles a unos pocos metros de mí.

— ¡Por aquí! — Les digo haciendo señas tratando de llamar su atención, lo cual no fue demasiado difícil e intentando respirar el menor humo posible.

Me acerco y les indico el lugar de salida, sin embargo hay unos cuantos que se encuentran heridos, así que pienso rápido y a pesar de que me resulta un gran esfuerzo, los llevo hacia la salida con mi quirk. Todo parece salir bien y respiro aliviada, por desgracia demasiado pronto.

Me doy cuenta de que justo encima de los dos últimos civiles hay una gran viga de madera que esta apunto de caer, así que en cuestión de segundos me muevo hacia ellos alertandolos del peligro.

— ¡Cuidado! — Llego justo a tiempo para tocarlos y mandarlos fuera del edificio, sin embargo la viga de madera se cae dejándome a mí dentro del edificio.

— ¡Uravity! ¿¡Estás bien!? — escuchó varias voces familiares y algún que otro grito de preocupación.

— ¡Sí! Cof, cof... No pasa nada.... ¿¿Queda alguien más aquí?? Cof cof — Me apresuro a preguntar notando como el humo empieza a pasarle factura a mis pulmones.

— ¡No, ya están todos! Pero tenemos que sacarte de ahí, ¡los refuerzos están por llegar! — Me dicen entre gritos.

Trato de buscar una salida, pero he quedado rodeada por el fuego y la estructura ya está demasiado débil como para mover algo y como todo está sumergido en llamas no hay nada que pueda tocar, y ahí es cuando empiezo a preocuparme.

Sería muy arriesgado usar mi quirk en mi misma, ya que seguramente me quemaría al intentar moverme, por otro lado sigo manteniendo algunos de los objetos que había usado antes, pero no es seguro moverlos, así que recurro a mi única acción viable en este momento: buscar una salida.

Siento como cada vez el aire tarda más en llegar a mis pulmones, por culpa del humo no puedo ver correctamente y la tos que tengo tampoco ayuda. De forma que en un momento de desesperación veo una oportunidad de escape y me dirijo hacía allí lo más rápido que puedo. Pero no llego.

Mis piernas fallan y mi vista se nubla, no, no, no, ¡NO! Me niego a morir aquí, todavía no he podido demostrar la heroína que soy, ni ayudar a mis padres como prometí...

Un montón de pensamientos pasan por mi cabeza a la velocidad de la luz y es entonces cuando noto como unas lágrimas se deslizan por mis mejillas y todo se vuelve negro.

Lo último que escucho es el sonido de una explosión y una voz lejana, pero sorprendentemente familiar.

Continuará....

Nuestra dulce y explosiva historia [Kacchako] (en pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora