Justo en el momento en el que salgo de la habitación no puedo evitar lanzar un suspiro para después mirar la hora: las 4:15 a.m he perdido demasiado tiempo en este maldito hospital.
Salgo y me dirijo hacia mi casa, las calles están bastante tranquilas, lo normal para la hora que es. Cuando llego a mi casa ya son casi las cinco de la mañana, así que entro y me dejo caer en mi cama para tratar de dormir, sin embargo a mi cabeza le parece mejor idea recordar las palabras de Uraraka:
"Gracias.... Gracias por salvarme del incendio... Debería a ver preparado mejor la salida, así que si no llega a ser por tí... Probablemente no estaría aquí ahora, eres mi héroe."
No puedo quitarmelas de la cabeza, es como si fueran parte de un disco rayado que hace que se repitan una y otra vez, aunque si fuera así sería más fácil, solo tendría que romper el maldito disco.
— Aaagh maldita sea cara redonda... — Digo colocando mi brazo sobre mi cara, que curiosamente esta algo roja, supongo que del cabreo.
Y encima me ofrecí a llevarla mañana a su casa... ¿Que mierda me pasa?
Doy vueltas en mi cama tratando de olvidarme de todo y dormir. Pero no parece que eso vaya a pasar, porque entonces el estúpido de Deku pasa por mi cabeza: ¿No debería estar el con la cara redonda? Siempre estaban juntos en la UA.Doy un golpe al colchón de la cama con rabia sin saber muy bien porque, pero a estas alturas solo quiero descansar y en cuestión de unos minutos más finalmente consigo quedarme dormido.
Me despierto unas horas más tarde de muy mal humor y miro la hora, son las 8 de la mañana, al menos he conseguido descansar un rato. Me levanto de mala gana arrastrando los pies por el departamento hasta que llego a la cocina, donde lo primero que hago es preparar un café y luego unas tostadas.
Voy a mi habitación para cambiarme de ropa y vuelvo a la cocina para tomarme mi desayuno, hasta que me acuerdo de que tenía que recoger a Uraraka en el hospital, sin embargo no tengo su número para contactarme con ella... ¿¡Cómo se me pudo olvidar algo tan simple como eso?!
Esa maldita cara redonda hace que me olvide de muchas cosas. Supongo que le tendré que preguntar al inútil de Kirishima. Suspiro y termino de desayunar, ya que sé que lo que estoy apunto de hacer me va causar un cuestionario por parte de mi amigo. Por lo tanto prefiero acabar con esto rápido, saco mi teléfono móvil y llamo a Kirishima.
— Contesta de una vez... — Digo con poca paciencia.
—¿Hola? ¿Bakugou? ¿Está todo bien?— Me dice perezosamente.
—Sí sí, dame el número de Uraraka. — Le suelto sin rodeo alguno, no estoy de humor para esto.
—¿El de Uraraka? ¿Para qué o que? —
Me dice tras un bostezo, sonoramente más espabilado.— Necesito su número, para contactar con ella.
— Se lo puedo pedir a Mina... Espera un momento... ¿¡Para que quieres contactar con Uraraka?! ¿En qué estás pensando? ¡No me digas que después de todo este tiempo...! ¿Ento- — Al ver que ya ha empezado con su ronda de preguntas, más pronto de lo que creía la verdad, lo interrumpo.
— ¡Cállate maldito bastardo! Solo pásame el número, el resto no es de tu incumbencia. — Y antes de que pueda responder, le cuelgo y guardo el teléfono en mi bolsillo.
Lavo los platos y unos pocos minutos más tarde me llega un mensaje de Kirishima con el número de Uraraka y un montón de otras preguntas que simplemente dejo en visto. Lo que desencadena un montón de mensajes más así que silencio mi móvil y me voy al coche para ir hacia el hospital.
— Por que mierda me ofrecí para esto... — gruño mientras subo al coche y me pongo en marcha.
Cuando llego al hospital dejo el coche cerca de la puerta y me dirijo a la entrada, para después sacar mi teléfono y mandarle un mensaje a Uraraka.
Espero durante unos minutos mientras miro por el pasillo hasta que giro la cabeza y la veo aparecer con unas muletas, lo que me provoca una pequeña sensación de preocupación.—Hola Bakugou, gracias por venir... no pensé que realmente fueras a venir, pero me alegra verte — me dijo acercándose hasta donde estaba y dedicándome una hermosa sonrisa que me dejo algo sorprendido, sin embargo sacudí mi cabeza rapidamente y volví a hablar.
— ¿No que tu pierna estaba bien? — Le pregunté mirando las muletas.
— Sí, pero tendré que llevar las muletas por una semana, solo para asegurar que todo vaya bien. — Me dice esbozando una sonrisa de nuevo, aunque esta vez más tímidamente.
— Bueno como sea... ¿Nos vamos de aquí? Odio los hospitales. — Digo impacientemente.
— Sí, claro. Ya me han dado de alta, así que podemos salir. — Dicho esto nos dirigimos hacia la salida. Pero cuando miro a mi lado veo que Uraraka se ha quedado más atrás.
— Tsk, así nunca vamos a salir de aquí... — Y sin pensarlo dos veces me acerco a Uraraka y la tomo entre mis brazos para ir más rápido, realmente me estaba desesperando.
— ¿¡¿B-bakugou?!? ¡¿Q-que haces?! — pregunta nerviosamente.
— Me desespera ir tan despacio, así vamos más rápido. — Salimos del hospital bajo la mirada de varias personas, pero la verdad no me importa lo más mínimo.
— Bakugou... Ya puedes bajarme... — Justo cuando dice eso me doy cuenta de que ya estábamos delante de mi coche y que todavía la tenía en brazos, así que la dejo en el suelo para después subir al coche.
Uraraka tarda un poco más que yo y se sube al coche visiblemente sonrojada, al ver que me he percatado de ello desvía su mirada para dirigirla hacia la ventanilla. Arranco el coche y nos ponemos en marcha.
— Oi, ¿por dónde se va a tu casa cara redonda? — Le pregunto tranquilamente y una vez me responde conduzco hacia la dirección.
No hablamos de nada durante el viaje así que decido poner la radio por que el ambiente resulta demasiado incómodo. Y unas cuantas canciones más tarde, llegamos a la casa de Uraraka.
— Es aquí, gracias... — Al mirarla parece que tiene algo más que decir y unos segundos más tarde vuelve a hablar — Te gustaría... pasar un rato? No es por nada... Es solo por agradecerte lo que has hecho... Claro que si no quieres lo entiendo, es que qui- — La interrumpo antes de que siga hablando.
— Supongo que puedo quedarme un rato cara redonda. — Aparco el coche y caminamos hasta su apartamento, aunque esta vez me limito a ir a su ritmo, ya que estamos a unos pocos metros de la casa.
— Adelante — Me dice con una sonrisa y abre la puerta.
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Nuestra dulce y explosiva historia [Kacchako] (en pausa)
Fiksi Penggemar[En pausa temporalmente] Uraraka Ochako y Bakugou Katsuki se reencuentran después de varios años, sin embargo no es de la forma que les habría gustado. Cuando Bakugou acaba salvando a Uraraka de un incendio sus vidas cambian por completo, provocando...