-¡Rubius! ¿Qué te pasó, tío?- su amigo llamó su atención haciendo que girara mostrando su ojo morado.
-Oh nada, me golpeé contra la puerta.- el tintado se encogió de hombros mientras tomaba las bolsas con comida.
-Fue Vegetta, ¿Cierto?- Mangel lo t...
El gran día de la mudanza había llegado y claro que estaba emocionado pero también nervioso, nunca se le pasó por la cabeza tener que estar tanto tiempo solo pero si eso ayudaba a su recuperación lo haría sin rechistar.
—¿Una isla?— todos se veían confundidos, no esperaban que el hoyo donde antes descansaba su casa ahora fuera un isla flotante.
—Si, es más privada.— tomó una red sacando a su chocobo. —Vamos, tenemos que construir la casa.— sonrío emocionado sujetando las multas con una sola mano, voló hasta lo alto de la isla flotante.
—En qué momento me ofrecí a esto.— Alexby iba a comenzar a quejarse pero Fargan se adelantó.
—No está tan mal, podremos pasar el día juntos.— le guiñó un ojo al menor haciendo que se sonrojara, vaya que Alex estaba loco por Fargan.
Todos sacaron sus chocobos para seguir al tintado que ya se encontraba escogiendo la madera para su nueva casa.
—Espero unas cervezas después de esto.— Lolito y Auron bajaron a por más madera maldiciendo al tintado.
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—Nos vemos luego.— todos se despidieron dejándolo solo en su gran casa recién construida, era hermosa, si que habían hecho un buen trabajo.
Amaba mucho a sus amigos, eran lo más importante para él ya que estaban en las buenas y en las malas, sin duda se sentía bendecido al tener tan buenas personas a su lado, no sería nada sin ellos.
Tomó su diario junto con las medicinas y receta, debía ir a dormir pero antes escribiría un poco.
"Hola buen diario,
El día de hoy mis amigos me ayudaron a construir mi nueva casa en la isla flotante, no se creyeron que yo la hice solo pero al final todos se sintieron orgullosos de mí. La pierna me estuvo doliendo todo el día pero intenté no tomarle importancia ya que es normal cuando camino mucho, comenzaré a tomar algunos antibióticos. Los moretones aún siguen en mi cara ya que la crema que ocupaba se quedó en casa de Vegetta y de ninguna manera iré allá de nuevo. Hablando de Vegetta, ayer en la noche volvió a visitarme, lo sentí viéndome detrás de los cristales pero fingí estar dormido; pronto será el juicio y estoy algo nervioso, nunca había estado en un juicio.
En fin, las cosas realmente están mejorando y siento que por una vez en la vida todo está bien."
Cerró la libreta dejándola sobre el escritorio del ordenador.
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—¿Cómo lo viste?— el ojimiel acomodaba la cama tomando el lugar que le correspondía.
—Es muy bueno ocultando sus emociones.— Auron se miraba en el espejo mientras tomaba su cepillo de dientes. —Nunca había visto a alguien sobrellevar sus emociones tan bien. Estuvo cerca de morir pero parece que no le importa.— colocó el dentífrico en el cepillo y comenzó a cepillarse.
—¿Era necesario que viviera solo?— entró a la cama buscando la posición más cómoda, su novio seguía de espaldas así que sacó un libro para leer un poco antes de dormir. —Terminará volviéndose loco, sus pensamientos lo consumirán.
—Es el punto.— escupió en el lavabo terminando de lavar sus dientes. —Le dí una cita en un mes, para esos días todo lo que trae dentro florecerá y me mostrará como esta.
—Eres cruel.— Luzu lo miró con el ceño fruncido y un pequeño puchero.
—No soy cruel, solo hago las cosas directas.— se encogió de hombros caminando a la cama donde su novio lo esperaba. —He estado pensando en algo.
—¿En qué?— el castaño abría su libro leyendo fragmentos en busca del lugar donde se había quedado.
—¿Te casarías conmigo?— sus manos dejaron caer el libro. —No digo que lo hagamos ahora mismo, en unos meses ¿Te casarías conmigo?— Luzu se giró para mirarlo sin expresión en el rostro.
Juntos habían superado demasiado, eran el mejor equipo que alguien podría encontrar. Aquel día en el que Auron vió entrar al chico castaño a su consulta no esperó llegar a ese punto; Luzu solo iba a una sesión para tratar su depresión, su salud mental estaba sufriendo y comenzaba a propagarse hasta dejarlo sin comer y dormir por días, quería volver a ser quien era. Aquella relación psicólogo-paciente los llevo hasta donde estaban, Auron dejó de ser el Bukowski de la psicología y Luzu retomó su vida normal, al final de las sesiones ninguno podía vivir sin el otro.
—No tienes que contestar ahora, podemos dejarlo y hablarlo otro día.— su silencio lo había asustado, ¿Por qué siempre terminaba cagándola?
—¿Por qué yo, Auron?— esa pregunta carcomía su mente siempre que estaba con él. —¿Por qué yo entre tanta gente? No soy perfecto.
—¿Y por qué no? Para mí siempre has sido perfecto, no importa lo que diga la gente, yo veo todo lo que ellos no ven.— ahí estaban los problemas de autoestima de su niño, siempre estaban ahí. —Donde tú ves la oscuridad yo veo la luz. No hay nada que ame menos de ti, todo en ti termina enamorandome más al final del día. Porque cariño, tu eres lo que necesito en mi vida, me importa un nabo si no es lo correcto, porque ¿Quién dice lo que está bien o está mal?— un cuerpo envolvió el suyo llenando su hombro de lágrimas, Auron siempre sabía que decir para hacer sentir mejor a Luzu. —Te amo, mi niño.
Nuestro lindo y guapo escritor está cumpliendo años, ya un año más viejo :)