Wolves [H.S] [Terminada]

Epílogo

El mundo no para de girar. El tiempo no se detiene por nada. El sol no apaga jamás sus llamas. Así fueron también pasando los días en la vida de Audrey, hasta llegar a dos años después de la despedida de su pasado. No volvió a mirar atrás una vez que subió al tren, y este llego a Holmes Chapel. Un lugar en donde se sintió nacer. Fue acogida poco a poco por los ciudadanos de aquel pueblo. Le abrieron sus puertas, su confianza y le brindaron un trabajo como educadora de preescolar. No tardo nada en acostumbrarse a esa vida en donde el trafico era menor, pudiendo llegar incluso caminando al trabajo dándole tiempo para admirar la vegetación o sonreírle a algún vecino.

James se sintió intrusa en aquel lugar donde desde el día primero decidió llamar hogar. El cambio en su vida había sido para bien. Dormía tranquila por las noches, tenia una rutina ya aprendida, disfrutaba enseñarles a los infantes, pero, sobre todo, había madurado en todos los aspectos de su vida. Eso sin cambiar nunca su manera de ser, siempre bondadosa y dispuesta ayudar a sus alumnos y a la gente del pueblo.

En lo referente a su persona, había logrado sanar sus heridas. No habría sido nada fácil, sin embargo, el cometido del viaje se pudo cumplir, siendo ahora una mujer libre a la que le costo demasiado dejar de llorar por las noches recordando a Harry.

¿Sobre los Styles?

De Harry no sabía nada, dado que Alex no hablaba de él por respeto a ella. Lo ultimo que había sabido sobre él, fue el anuncio de su boda con Meredith una semana después de llegar a Holmes Chapel, y eso gracias a un periódico local. Asumía que la boda ya se había efectuado. Tal vez por ello también le costo mas sanar. No se hacia a la idea de que él estaría con otra persona.

«Eligió a otra persona para compartir su vida»

Fueron meses duros, hasta que por fin un día ya no lo recordó más. Pudo hablar con Alex sin relacionarlo con Harry, y así se enteró también que Marcel estuvo libre al no comprobarse su participación en el asesinato de Bleston. Zoé seguía en prisión al declararse culpable, y ahora cumplía con una condena de cuarenta años. Para Audrey era difícil imaginarse que pudo haber sido ella, y aun se le erizaba la piel de pensarlo.

Con Florence también mantenía contacto, y fue ella la que le dio la noticia de su compromiso con Alex. Ahora debía esperar la fecha de la boda, e irse preparando para volver a Londres para la boda de su mejor amigo. Admiraba ya no tener miedo ante la idea de regresar.

—Buenos días, Audrey—la saludo cortésmente Barbara, como cada día, la dueña de una panadería donde a diario hacia su parada por algún postre y chocolate caliente

—Buenos días, Barbara. Hoy el día está muy claro, ¿no lo cree?

—El cielo parece estar feliz, después de la semana de tormentas que tuvimos. Siempre sale el sol, ¿no es así? —asintió con una sonrisa. Aplicando esa frase a su vida—Toma asiento, te preparare tu chocolate y además te daré a probar mis churros rellenos especiales

—¿Ahora de que sabor son? —pregunto sacando su cartera para pagar

—Ya me lo dirás tu

—Muy bien, pero ahora lo pediré para llevar. Tengo que preparar la obra de teatro por el día de las madres

—¡Es verdad! —exclamo mirando las fechas—Entonces me apurare para que puedas irte a inspirar al parque

Estaba por responderle, cuando la campanilla de la puerta sonó. Barbara dio un brinco y grito feliz

—¡Hija!

Aud se dio la vuelta para ver de quien se trataba. Keira Styles, la hermosa madre de los trillizos, corría cual niña a abrazar a la dulce anciana. No venia sola, tras ella, apartándose los lentes de encima, volvió a verse reflejada en los ojos verdes de Harry. Sonriendo, como si para él no le impresionara verla. Se acerco a ella con su mismo andar de antes. Vestía con jens y dos camisetas debajo de la chaqueta que llevaba. Era como volver al tiempo y conocer al chico sencillo que confundió con su mejor amigo.