XXV

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Capítulo dedicado: MaakaChaam

—Por... Por favor detente.

Era inútil, sus ojos, su expresión no me demostraban nada, no tenía emociones. Era como sí estuviera vacío.

Era imposible, ese hombre que me devolvía una mirada carecido de emociones no era el Claude que yo conocía, él jamás me haría daño.

Sé perfectamente que él en estos momentos me matará, ¿En serio moriría de una forma tan patética y en manos de mí propio padre?

Sintiendo que mí cerebro no funcionaba correctamente, no intenté lastimarlo a pesar de tener mana. Toda la valentía que sentía al principio se esfumó.

Aunque de algo me había dado cuenta, ésta prisión está encantada, por más que lo intente no puedo hacer ningún hechizo o magia, es imposible curar mís heridas. El hechizo de protección tampoco funciona, ninguna barrera mágica se formó a mí alrededor para protegerme.

Sentí que esos ojos me miraban, esos ojos de gema me hicieron hundirme a la profundidad del océano. Me siento asfixiada.

No pronunciaba ni una sola palabra, sin embargó con el solo hecho de mirarme de esa forma era como ser apuñalada un montón de veces. Su mirada era como veneno para mí, sentí que toda la soledad que me negaba a aceptar se iba adhiriendo más y más. El silencio de todo el lugar gobernó mientras yo peleaba internamente.

Lo había perdido, no quedaba ni un rastro de lo que alguna vez fue Claude. Yo era incapaz de escuchar algo más que no fuera el latido de mí corazón. Seguía pérdida, era algo devastador, vine aquí a luchar, pero no puedo hacerlo.

Necesito ayuda, necesito a mí papá. Por favor, vuelve a mí...

Sentí que iba a morir en cualquier momento sí continuaba permitiendo que me asfixiara. Las manos de Claude continuaban alrededor de mí garganta apretando con fuerza, podía asegurar que estaba mortalmente pálida pero aún así el no mostraba reacción alguna.

Pues no, ¡Ya basta!

Levanté mís piernas lentamente, lo suficientemente como para patear a Claude, empujándolo lejos de mí.

Él se tropezó hacía atrás luchando por mantener el equilibrio, rápidamente se puso de pie mientras yo caí al suelo lastimando mís rodillas y tomando grandes bocanadas de aire, incluso tosi varías veces acostumbrándome.

Pero no podía tomarme el tiempo necesario para descansar, porque de inmediato Claude volvió a atacar cómo sí de eso viviera, me alzó del vestido con un movimiento rápido de manos pegándome de nuevo a los barrotes que lanzaron una fuerte descarga eléctrica en mí espalda.

Las lágrimas no tardaron en acumularse en mís ojos cuando sentí ese doloroso pinchazo, me quemaba... Grité cerrando los ojos a causa del dolor. Era algo fulminante, lastimó mí pecho, sentía como mí corazón se oprimía constantemente como sí dos manos estuvieran apretándolo con fuerza.

Sentí como todo iba desapareciendo poco a poco, mis ojos dejaron de ver la mirada de profundo odio por parte de Claude para tornarse borrosa, sentí cómo todo iba explotando en segundos, cómo sí pequeños petardos hubieran Sido encendidos.

La princesa pérdida de Obelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora