"Un ser inmortal, al conocer a su destinado, debe permanecer con este casi siempre. El vampiro puede morir por un corazón roto, empezando por pequeños malestares humanos."
Jin se preocupó. ¿Acaso era eso lo que le pasaba? No, no podría...
"Si su destinado muere, estará condenado a su misma suerte, aunque hay excepciones cuando el alma se divide en tres gracias a su inmensa energía. El vampiro afectado tendría la oportunidad de conocer a su Segundo destinado, pudiendo así sobrevivir"
Pero... estaba desconcertado.
"En conclusión, un inmortal deja de serlo cuando conoce a su media naranja, porque así lo dictan los dioses."
Jin sentía estar afrontando mucho, para el poco tiempo transcurrido desde que Yooryeong había sabido de la muerte de Jeongguk.
O sea, desde que se había mudado a Seoul. O sea, desde que habían sabido de su existencia.
¿Por qué decidió ir a por ella?
¿Por qué la había atacado?
Jin simplemente no sabía, sentía que debía hacerlo, pero... ¿por qué?
Sus impulsos lo habían hecho ser débil y cero por ciento calculador, como lo era antes.
Lilith, Namjoon y Taehyung habían tratado de advertirle, pero ya era muy tarde.
¿Será que Choi Yooryeong era su destinada?
¿Esa que había esperado casi tres siglos desde su nacimiento?
—No puede ser... o sea, que...
—¿Qué estás leyendo, Jin?—Entró Namjoon a la habitación de Jin.
—Encontré a mi destinada.
Namjoon tragó en seco. El oráculo nunca había mencionado qué pareja era la nombrada, pero sus amigos y él estaban muy claros en que iban a ser Yooryeong y Kim Seokjin.
—Me alegro, Jin.—Habló en un tono sumamente bajo.
—Tengo que ir a hablar con Yoongi, ya vengo, Namjoon.—Jin salió disparado de su aposento y corrió hasta el hogar de Yooryeong.
Sus pensamientos vagaban en:
Jeongguk y Yooryeong eran destinados de la misma especie, por lo que pudieron olerse al instante. Pero... había una tercera alma en esa relación...
Y esa era la de Jin.
"He asesinado a mi maldito destinado, demonios." Pensó realmente asustado y decepcionado de sí mismo.
Una punzada se coló en su cabeza, haciendo que parara en seco en medio de la concurrida calle.
"Soy un maldito imbécil, soy un idiota." Siguió lloriqueando en sus pensamientos.
Cuando llegó a la puerta de Yoo, tocó desesperadamente, encontrándose así con un somnoliento Yoongi.
—¿Jin? Son las puto seis de la mañana.—Regañó.
—Yo... yo, Yoongi.—Habló desesperado.—Creo que Jeongguk era mi destinado, pero también Yooryeong.
—¿Qué dices?—Yoongi preguntó, pero ahí fue cuando cayó en cuenta.
Si eran tres, todo tenía sentido ahora. Yooryeong no había muerto, había estado esperando por Jin.
Malditos dioses hijos de puta, que listos son los cabrones.
—Mierda, mataste a tu destinado.
—Lo degollé...—Y otra punzada se asomó, haciéndolo gemir.
Yoongi se asustó, ¿desde cuando los inmortales sufrían de aquellos males?
—Entra, por favor.—Le dijo Yoongi, enseriado.
Jin fue hasta el sofá y se tiró abruptamente.
—Kim Seokjin, no lo sé, pero, al parecer estás ardiendo en fiebre.—Yoongi se extrañó por completo.
—¿Fiebre?—Dijo Jin aún más confundido que Yoongi.
—Llamaré a Jimin, él debe saber qué hacer. Quédate aquí, agradece que Yoori no está.—Yoongi salió corriendo en busca de Jimin.
Entonces, ¿debería en serio agradecer que Yooryeong no se encuentra? Es que al parecer de Jin, ella era la única posible cura a sus males.
—Kim Seokjin...—Musitó Jimin.
Rápidamente el más pequeño se dedicó a tocar la frente de Jin, quien estaba sudando y retorciéndose en su lugar.
¿Cuando había empeorado?
—No sé cuánto tiene—Dijo Jimin refiriéndose a la temperatura—, pero al parecer es muy alta. Definitivamente Jin no está nada bien.
Jimin mandó a Yoongi a buscar algunos pañuelos mojados con agua tibia, creyendo que la fiebre de Jin bajaría de esa manera.
Y no se equivocó, al menos no del todo.
—No me estoy sintiendo mejor, Min Yoongi.
La pareja se asustó, creyendo que perdían a Jin. La fiebre había bajado, pero el malestar iba en aumento.
Yoongi leyó la mente de Jin, que llamaba a Yooryeong desesperadamente y con mucho anhelo.
Y entendió mejor las cosas.
Jin creía que si Yooryeong llegaba, él iba a mejorar.
—Choi Yooryeong, te necesito en casa ahora mismo.—Yoongi se sorprendió al escuchar las rudas palabras de Jimin, mientras este sostenía un teléfono.
Yooryeong venía en camino.