Las visitas de Jin habían cesado de manera repentina, sorprendiendo a Yooryeong.
Jin había entrado en un estado de trance, haciendo su vida un sin sentido en todo aspecto posible.
Yooryeong quería a Jimin, y Jimin quería a Yooryeong, ¿qué problema hay en eso? Jin simplemente no quería.
Solo quería dolor reflejado en la cara de la dama, no una sonrisa idiota que diese a entender cuan feliz era.
Por su parte, Yooryeong, de alguna manera, extrañaba sentirse poderosa y tener esas grandes discusiones con Kim Seokjin. Era extraño que aún no se hubiesen matado.
La cosa es que Yooryeong no quería matarlo, y Jin lo quería hacer lentamente.
—Amor—llamó Jimin a la joven.—, ya ha llegado la pizza, ¿vienes?.
—Si.—Sonrió ella.
Comiendo su pizza, Jimin miró a Yooryeong profundamente, haciendo que esta se incomodara.
—¿Tengo algo en la cara?—Rió Yoo.
—No...—Suspiró.—Es solo que quiero que la verdad salga de tu boca y no de descubrimientos leves que hago yo casi todos los días.
Yooryeong miró la decepción en la cara de Jimin, y suspiró con él.
—Yo estaba casada con Jeon Jeongguk, pero lo asesinaron unos días antes de conocernos.—Dijo triste.
Yooryeong extrañaba a Jeongguk, pero no iba a darse el lujo de vivir estancada en ese luto eterno.
—Toda mi comunidad es inmortal, incluyendo a ese chico, Kim Seokjin.
Jimin la miró poco sorprendido, pues ya sabía lo más importante de la identidad de su novia.
—¿Sigues amando a Jeongguk?—Preguntó Jimin de repente.
—Los primeros amores nunca se olvidan, pero Gguk se ha ido y no deseo lidiar con el peso de su muerte toda mi vida, Jimin.—Contestó.
¿Que si lo amaba? Si, pero Jimin no tendría que saberlo.
Luego de finalizar la conversación, Yooryeong volvió a su casa para así poder ir a su cómoda cama tranquilamente.
Kim Seokjin caminaba por las calles oscuras de Seoul, viendo pocas personas pasar.
—Kim Seokjin.—Lo llamó alguien.
—¿Min Yoongi?—Se sorprendió.
Ese pálido vástago no pertenecía a Seoul, por lo que a Seokjin le sorprendió su llegada.
—El mismo.—Estiró sus alas con fuerza, mientras sonreía ladinamente.—He escuchado por ahí que has visitado a mi prima.
—Patrañas, Choi Yooryeong no es tu prima.—Gruñó.
De un salto, Min Yoongi ya yacía en frente de Seokjin.
—Si, si que lo es, y espero que no te vuelvas a meter con mi sangre.—Rugió fuertemente.
—Yoongi—Sonrió Jin.—, soy un cazador, ese es mi trabajo.
—Nosotros quedamos en paz luego de lo que pasó, deberías volver a la caza de neonatos.
Y es que si, Jin y Yoongi habían tenido sus momentos de paz, puesto que algo muy fuerte los unía.
—Quedas advertido, Kim Seokjin—Dijo Yoongi.—No quiero volver a patearte ese culo.
Dicho lo último, Yoongi voló velozmente, volviéndose oscuro junto a la noche.
—Yoori...—Yoongi tocó la ventana de la chica.
Estaba suspendido en el aire, esperando a que Yooryeong se percatara de su presencia.
Y así fue.
—¿Yoongi, qué haces aquí?—Yooryeong le abrió la ventana y el joven se dispuso a entrar.
—Kim Taehyung me dijo que estabas siendo acosada por Kim Seokjin.—Dijo despreocupado.
—¿Y se puede saber por qué hablas con íncubos?—Dijo enojada, ya que no debía relacionarse con ese tipo de demonios.
Yoongi ignoró la pregunta de la chica y se tiró en su cama.
—Seokjin es malo, podría asesinarte en cualquier momento.—Le dijo.
—Soy una ancilla portadora de gran poder, futura líder de legiones, ¿y me ordenas tener cuidado?.
—Que eso no te ciegue, Choi Yooryeong, todavía tienes que aprender muchas cosas, yo solo quiero tu bien.
Yooryeong se sentó en un silloncito y miró a su primo.
—Estaré bien.—Dijo Yooryeong.
—Me quedaré contigo un tiempo.—Terminó por decir el pelinegro.