Jimin era lo más bonito que había visto Yoongi.
Obviamente, además de esa mesa de mezcla extraordinaria que vio en Daegu hace unos meses atrás.
Seguían en la habitación de Jimin, tocándose mutuamente y disfrutando de ese bello placer de la vida llamado sexualidad.
—Oh, Yoongi, si...—Suspiró Jimin en cuanto su novio pasó su lengua por el cuello de este.
Yoongi quería tener sexo con él, pero no quería lastimarlo. Sabía que si consumaban el acto de amor, iba a tener que morderlo. Yoongi nunca había mordido a alguien, era un purasangre y tenía la capacidad de convertir a alguien, el problema es que simplemente era muy tosco.
Jimin terminó de quitar las prendas de Yoongi y admiró su completa desnudez.
—Ya sé que soy delgado, no me tienes que mirar así.—Se cubrió un poco.
—Eres perfecto, Min Yoongi, más de lo que desearía.—Sonrió, volviendo de un ambiente un poco incómodo a uno lleno de amor y calor.
Volvieron a besarse, sin contener esta vez su deseo. Jimin miró la longitud de Yoongi y sonrió levemente. Pasó su mano por su pene y empezó a masajearlo.
Volvió a sonreír en cuanto vio a Yoongi echar su cabeza hacia atrás, como signo de satisfacción.
—¿Te gusta?—Preguntó Jimin, seductor.
—Me encanta, sigue, papi...—Gimió.
Yoongi, luego de un rato, volvió a atacar la boca de Jimin con brusquedad, haciendo que este ahogara un grito.
Tomó los pantalones del más bajo y los quitó velozmente junto a su ropa interior.
Se posicionaron mejor en la cama, haciendo que Yoongi quedase encima de Jimin. Este besó aún más su cara y acarició su torso.
—Yoongi, tengo miedo. Nunca he estado con un hombre.
—Y yo tampoco, pero podremos hacerlo.
"No, Yoongi" Dijo una vocesilla, haciéndolo temblar.
Jimin abrió sus piernas, esperando ser penetrado, mientras Yoongi solo podía pensar en lo que podría acontecer.
Jimin dhampiro o simplemente un cadáver postrado en la cama.
Yoongi tomó su miembro y lo posicionó en la rosada entrada de Jimin. Este cerró los ojos con pánico, y se tensó.
—Tranquilo, Minnie—La mano de Yoongi tocó con suavidad el rostro de Jimin, calmándolo como si fuese una canción de cuna.
Empujó levemente, y Jimin apretó la espalda de Yoongi.
—D...duele, Yoongi.—Se quejó en un sollozo.
—Ya pasará, tranquilo.—Lo silenció.
Yoongi pudo meter su longitud en la cavidad de Jimin. El más pequeño soltó el aire que guardaba en sus pulmones y se relajó.
—Oh, Dios, realmente duele...—Lloriqueó Jimin de nuevo.
—Uhm, estás tan apretado, Park Jimin...—Gimió.—Cuando estés listo, me dices.
—Estoy listo.—Respondió inmediatamente.
El movimiento de caderas de Yoongi empezó a hacerse notorio cada vez más, dejando sonidos secos y obscenos en toda la habitación.
Y había llegado el momento.
Sus ojos se tornaron rojos como la sangre y sus colmillos salieron a la luz.
Él tenía que morder a Jimin.
Jimin al ver esto, entró en pánico, no sabiendo que hacer. Pero, él sabía que estaba con un vampiro, ¿por qué tenía miedo?
De los ojos rojos de Yoongi empezaron a brotar lágrimas en cuanto paró en seco.
—Perdón, Jimin, lo siento—Sollozó.
—¿Qué pasa, Yoongi?—Él no entendía mucho, y estaba un poco asustado. Pero quería consolar a su novio.
—Quiero morderte, pero simplemente no quiero hacerte tal daño.
Jimin lo pensó, que más daba.
—Muérdeme.—Ordenó.
—¿Qué?
—Que me muerdas, Min Yoongi, estoy seguro de querer el resto de mi vida contigo, así yo tenga que morir primero.
Yoongi lo miró y sonrió, lo amaba, no cabía duda.
—Te amo, Park Jimin.
—Y yo a ti, Min Yoongi.
Yoongi volvió a moverse con rapidez, sacando su lado más salvaje.
En cuanto vio el cuello blanco de Jimin, suspiró y se acercó. Era el momento.
Sus colmillos se clavaron lentamente en Jimin, haciéndolo gemir de dolor.
Succionó su sangre y se separó, pero...
Jimin estaba durmiendo, o eso quería creer.
—¡Jimin, Jimin!—Le dio golpes leves en sus mejillas.—¿Qué pasa, mi vida?
Jimin no contestaba. Yoongi la había liado.
Las marcas circulares de los caminos de Yoongi chorreaban un poco de sangre, cosa que hizo preocupar a Yoongi.
—Amor... no.—Lloró, las punzadas en su cabeza empezaban a aparecer de repente.
—Yoongi...—Susurró Jimin.
—Pero... ¡Amor!—Lo abrazó fuertemente.
Jimin se había desmayado debido al cambio en su cuerpo, ahora estaba muerto y su cuerpo necesitaba procesarlo.
—Gracias, Min Yoongi.
—Te amo mucho, pequeño.