—A veces eres muy molesta, Lilith, sobretodo cuando no es para tener sexo conmigo.—Ronroneó Taehyung, postrado en una roca que yacía en el inframundo.
—Taehyung, estuve averiguando, me colé en la biblioteca del consejo vástago de Daegu. ¡Jin y Yooryeong pueden procrear!
Taehyung alzó la mirada, prestando atención.
—De veras, estás fisgoneando en algo que no te incumbe en lo absoluto.—Gruñó. Seokjin era su amigo y eran compañeros de piso de vez en cuando. No dejaría que Lilith se metiera de tal manera en sus asuntos.
—Taehyung, ¿no recuerdas lo que el oráculo dijo? Dijo que se desatarían guerras, muchísimas guerras entre todo tipo de especies. Y no sé si recuerdas también el hecho de que pronto tomarás el cargo de todas estas legiones.
Taehyung miró desde lo alto de su roca a todos esos demonios horribles que torturaban pecadores de manera brutal.
—Lilith, no quiero ofenderte, pero si no vienes por sexo, no me interesa realmente.—Pronunció.
Así Lilith ate los cabos correctamente y sean Jin y Yoo la pareja de la que tanto advertía el objeto, nadie podría hacer nada.
Ni el mismísimo Satanás podría intervenir en los devastadores hechos que venían a gran galope.
—Asmodeo sabrá sobre esto, Kim Taehyung.—Gruñó molesta Lilith, quien se retiraba violentamente del aposento de Tae.
(...)
—¿Estás bien, Yoori?—Preguntó Yoongi.
El pálido había pasado la tarde entera con su destinado, riendo y conociéndose mucho más.
Al fin y al cabo, si eso sucedía, pasarían la eternidad juntos.
—Oh, la verdad no. Hoy en la clase con los de último año tuve un enfrentamiento algo rudo.—Se quejó.—La chica me golpeó realmente fuerte en mi costado, pero estará bien en unas cuantas horas más.
—Oh, me alegro.—Dijo el chico. Yooryeong frunció el ceño divertida.
—Creo que el que no está bien eres tú, ¿te alegras por la paliza que me dieron?—Rió.
Yoongi sonrió, dándose cuenta de lo distraído que estaba.
—He estado pensando en que decirle a papá. Ya sabes, sobre Jimin.—Comentó.
—Tío es muy llevadero, creo que podrás manejar bastante bien la situación.
Yoongi agradeció el apoyo con la mirada y se alejó de la habitación de su prima, dejándola descansar un poco.
Yoo acarició su herida, y suspiró pesadamente. Su cabeza dolía y la habitación daba leves vueltas, no se sentía del todo bien.
Necesitaba poder dormir y escapar de todo.
(...)
—Kim Seokjin, te noto más pálido de lo normal.—Habló una conocida de Seokjin, quien se encontraba en las mismas calles que él.
Su cabeza palpitaba fuertemente y las ganas de expulsar su comida eras muy grandes. Se sentía como una mierda.
—Así es Leea, no me siento nada bien.—Dijo Jin. La dhampiro tocó su frente y notó que estaba realmente sudado.
—Jin, ¿has sufrido algún ataque? Oh, seguro te atacaron esos crueles vampiros. Namjoon y Yoongi no eran de fiar, y te lo dije.—Gruñó la delgada chica.
—Leea, nadie me ha atacado.—Rió.—Simplemente no me he sentido del todo bien estos últimos días.
Leea miró por debajo del brazo de Jin, que contenía el libro "Vampire destinae"
—¿Acaso has encontrado a tú destinado?
—¿Cómo lo sabes?—Preguntó él. Ella echó un vistazo al libro, mientras paraba en seco.
Jin respiró hondo, deteniéndose junto a ella.
—Karin y yo nunca pudimos saber realmente si éramos destinadas, nos dimos cuenta la primera noche que pasamos juntas. Su olor por fin había atrapado mis fosas nasales.—Contó Leea.—Jin, especies diferentes no pueden olerse con facilidad.
—No te entiendo, yo puedo olerla, supe de inmediato quién y qué era.
—Jin, ¿acaso eres idiota?—Leea se atrevió a pegarle.—Los destinados huelen algo que nadie más puede oler, sienten algo que nadie más puede sentir. Si ella o él es para ti y no es dhampiro, dedícate a pasar tiempo con esa persona.
Jin miró a Leea por dos segundos y asintió, sintiendo como su cabeza estallaría en cualquier momento.
—Kim Seokjin, antes de irme...—Susurró la pelinegra.—Léete el capítulo siete, párrafo cuatro.