Cuando salió de su casa era todo un lío de mal humor, con su entrecejo fruncido y su típica mueca de "no me moleste si deseas conservar tú dignidad" no era algo normal, por supuesto, de hecho, hacerlo enojar era considerado lo más complicado para quienes lo conocían y es que él mismo se considera una persona tranquila. No obstante, si son sus tías, la situación cambia y se transforma en alguien completamente irritable.
Él no las entiende, no comprende su afán por conseguir a alguien y casarce, ¿qué hay de las otras etapas?, no sólo te casas con alguien porque te gusta, hay más incluido allí, más que amor; es fidelidad, cariño, adoración, el sentirse completo y al mismo tiempo saber que eres complemento, seguridad, paz, conocimiento. Esa es la palabra clave, conocer a alguien de pies a cabeza y seguirle amando a pesar de haber memorizado cada uno de sus lunares.
Jungkook no está preparado, aún no es el momento porque no conoce a nadie más que a sí mismo y aún está en el proceso, incluso sus padres son un enigma para él y no sabe si debería dejarlo allí.
Claro, Jungkook distingue a las personas, eso es muy diferente a conocer en realidad. Él sólo sabe lo que los demás le quieren mostrar, porque hoy en día nadie es tan transparente y no quiere decir que por eso ya sea un experto en su amigos, colegas o uno que otro compañero con quién haya interactuado alguna vez.
Sabe cosas y guarda secretos, pero las personas aún son un misterio.
Un cartel neón se alza en las calles oscuras vagamente concurridas, una tienda de convivencia, bueno, a pesar de su enojo, nunca es mal tiempo para un bocadillo. Se abre paso entre las puertas de cristal y es abrazado por el olor a canela junto a una canción que persiste y hace eco en las paredes de la instalación, agradable.
Camina por los pasillos y curiosea por los estantes, hay mucha variedad: maní confitado, chocolates, diversidad de papas, refrescos, paletas y más. Inclusive hay comida instantánea, frutas y una sección de carnes, también notó un máquina de batidos y otra de café, parecía más un mini-súper.
Toma una bolsa de papas con sabor a barbacoa y una leche con chocolate, eso estaba bien por el momento, planeaba quedarse allí un tiempo, ya vería que se le antojaba después.
Con paso lento y aburrido se guío hasta la caja, notando algunas mesas instaladas cerca, genial. Puso sus productos elegidos sobre el mostrador y escuchó el usual sonido que se produce cuando se escanea un código de barras. Le dicen el precio y por alguna razón siente que ya escuchó esa voz antes, pero está tan ido que apenas se concentra en ello, sigue observando sus zapatos, puede llegar a ser retraído cuando tiene muchas cosas encima, tradición familiar.
Saca los billetes y los deja sobre el mostrador antes de tomar sus papas y abrirlas sacando un puñado que mete a su boca en pocos segundos.
"Woah, pensé que ya habiamos superado el paso de ignorarnos o pretender que el otro no está allí, Jungkook" la voz cantarina y amable se hace clara, sus ojos suben de unas manos finas apoyadas en la superficie del mostrador a unos ojos color miel con los que se ha venido familiarizando, comienza a toser y ni sabe sí se ahogó con las papas o la sorpresa, aunque parece una escena bastante dramática ¿y la música de suspenso?
"Además te atreves a morir en mí turno, ¿sabes que pueden descontarlo de mí sueldo?" bromea y estira para propiciarle golpecitos sobre su espalda.
Su tos se calma y para ese momento se halla tan rojo como un tomate en plena cosecha, sin embargo, alcanza a ver todavía una sonrisa suave descansado frente a sus ojos. Abre su leche con chocolate y bebe un gran trago que ayudan con la picazón que aún persiste en su garganta hasta que se siente lo suficientemente bien para hablar sin parecer que hubiese tragado un esponja.
"No esperaba verte hasta mañana, fue la emoción" trata de excusar su torpe teatro de hace minutos. "Así que ahora trabajas aquí, pensé que te gustaba la tienda" suena más triste de lo que quería pretender, pero sigue habiendo un tinte tan bromista pegado a sus palabras que Hoseok lo comprende rápidamente.
"¿Qué un hombre no puede tener opciones?" reprocha siguiendo el juego. "Trabajo los fines de semana aquí, el turno de la tarde hasta las diez" informa, está vez siendo honesto.
"¿No tienes miedo de que pueda utilizar esa información?" Jungkook sigue bromeando.
"No creo que alguien tan blando pueda hacerme daño sin preguntar: ¿te grite muy fuerte?. Y luego seguido de un: ¡prometo reponerlo¡, por favor no llores" Jungkook supo que Hoseok era terrible para imitar y que —aunque no lo admitiria— esa había sido una descripción acertada.
"Aún no hemos llegado a ese punto de amistad en dónde hablamos de mis puntos ciegos, atrevido" ambos se observan por un rato y terminan llenando el establecimiento con carcajadas llenas de diversión.
Jungkook puede dar crédito de que la mayoría de veces que pasaba con el rubio terminaban en carcajadas escandalosas y muchas bromas de por medio, acepta que es mucho más cómodo a un silencio que ninguno sabe como romper, algo que no pasa desde aquella vez que bailaron en la tienda.
"¿Te molestaron de nuevo tus tías?" eso suena un poco gracioso, pero Jungkook asiente.
Ambos se encuentran en una de las mesas, comiendo del paquete de papas de Jungkook mientras conversan, ningún otro cliente se ha paseado por allí y el pelinegro se pregunta cuán solo debe sentirse Hoseok al trabajar, por lo que ha visto, no tiene un compañero.
"Sabes, las quiero, pero su insistencia está acabando con mi paciencia, ellas quisieron arreglar una cita para mí con una joven del vecindario hoy y exploté, tuve que salir corriendo de allí, además mis padres no estaban hoy" toma otra papa con desgano y la lleva s u boca. "Usualmente no hacen muchas cosas cuando mis padres están en casa" agrega tomando otra papa.
"Tal vez no lo hacen con mala intención y sólo quieren verte feliz, aunque estén tomando decisiones demasiado drásticas. Deberías considerar hablar con ellas y explicarles como te sientes con sus acciones, se detendrán si lo comprenden" reconforta el muchacho rubio y Jungkook lo piensa un poco, ciertamente no había hablado con ellas, sólo huía.
"Trataré y sí sale mal, vendré por más papas y mi dósis de Hoseok el sabio" aseguró ganandose un risa por parte del aludido.
"Pero sólo de dos a diez, mis horarios son estrictos" el rubio utilizó una voz más madura, simulando ser un verdadero sabio.
"Oh, lo tendré en cuenta" la bolsa de papas de ha terminado. "¿No es peligroso trabajar hasta tan tarde?" de repente su actitud se torno un poco preocupada, después de todo, ya tenían la confianza para preocuparsen el uno por el otro y hacersenlo saber.
"Por el momento no he tenido malas experiencias, empecé a trabajar aquí una semana después de entrar a la tienda de tú padre, pero gracias por preocuparte" su voz es suave y su sonrisa tibia.
"Vendré a acompañarte todo lo que pueda, seguro te aburres aquí" Hoseok hizo una mueca y asintió. "¿Por qué tienes otro trabajo?" estaba curioso ahora, apoyó sus codos sobre la mesa y se inclinó un poco.
"Es mi propósito de año nuevo" comienza. "Quiero hacer algo por mi familia" Hoseok sigue sonriendo, pero en sus ojos se muestra una chispa diferente. "Quiero que mis padres puedan disfrutar y dejar de preocuparsen tanto y que Yeonjun reciba su anhelado regalo de navidad" parece recordar y un suspiro lo abandona.
"Eres un sol" Jungkook le sonríe, Hoseok también y entonces sabe que su selección de palabras había sido correctas, Hoseok es un pequeño sol brillante.