nueve.

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Cuando Hoseok entró a su casa y dejó sus zapatos en el mueble junto a la puerta decidió que quería irse a dormir, había sido un día ajetreado en la tienda y estuvo mucho tiempo de pie, por tanto las piernas y las plantas le dolían a horrores. Sin embargo, algo le llamó la atención antes de lograr su cometido, extraños ruidos que provenían desde la cocina, frunció el ceño, se supone que no había nadie en casa salvo él ya que sus padres estaban en el trabajo y Yeonjun estaba en casa de uno de sus compañeros de la escuela para quedarse a dormir allí.

De todas formas dirigió sus pasos hacía dicho lugar con algo de duda dejando sus llaves sobre el sofá, cuando estuvo frente a la puerta no pudo evitar hacer una ligera mueca de sorpresa al ver la pequeña silueta de su madre frente a la estufa preparando seguramente la cena, por supuesto, le alegra verla allí temprano, simplemente no era usual.

Puso una sonrisa grande en su rostro y comenzó a acercarse a ella, teniéndola a pocos centímetros decidió abrazarla cuidadosamente provocando que ella se sobresalta y llevara sus manos directamente a su rostro, cosa que realmente lo extrañó.

La soltó y permitió que ella se girara para verlo, pero en cuánto lo hizo, lo recibieron sus ojos en un tono rojizo y algo hinchados, inmediatamente se preocupó.

"Oh, hobi cariño, ¿cómo te fue hoy?" ella siempre hacía eso cada vez que la atrapaba llorando, cambiaba de tema.

Hoseok lo entendía, seguramente no querría hablar de ello en ese momento y él no iba a presionarla al respecto hasta que se sintiera cómoda para hablar, sin embargo, ella nunca le dijo, sólo hacía caso omiso al tema.

Creía que tal vez era porque no quería preocuparlo u agobiarlo, pero simplemente no podía sacarse la imagen de su madre llorando y no hacer nada al respecto.

"Estoy bien, mamá... pero, ¿tú cómo estás?" le quitó de las manos el cucharón y comenzó a remover levemente la sopa, indicando a su madre que se sentase seguramente estaba cansada también.

"Me alegra, cariño... estoy bien, sí" allí estaba otra vez, ese tono apagado con el que hace semanas había comenzado a hablar, primero leve y luego era fácil reconocerlo.

"Mamá, sabes que soy tú hijo y que puedes confiar en mí, ¿verdad?" interrogó y aunque sabía que no la estaba viendo, supo que asintió. "También sabes que no soy un niño y que realmente estoy preocupado por ti, entonces, ¿puedes contarme que va mal?" utilizó un tono de voz suave y tranquilo, se giró para encararla encontrandola mirando hacía sus manos sobre la mesa.

Asegurándose se haber dejado la sopa en bajo se aproximó a ella y tomó asiento en uno de los bancos que rodean la mesa, dejó que sus brazos reposaran sobre la superficie de madera y espero con paciencia a que ella organizara sus ideas.

La vió temblar y soltar un suspiro por lo bajo.

"Lo lamento muchísimo, hobi" soltó finalmente con lastima oprimiendo sus labios en una fina línea.

"¿Por qué?" Comenzaba a estar verdaderamente intrigado con el rumbo a dónde se dirige la conversación.

"Por todo: por no estar aquí en tus cumpleaños, por tener un montón de cuentas que pagar, por dejar a tú hermano y a ti solos cuando se que nos necesitan tanto... lamento no haber comprado un presente en navidad o cuando pasaste a secundaria, lo lamento muchísimo porque ahora debes trabajar para ayudarnos con nuestras cuentas cuando deberías divertirte y hacer las cosas que los chicos de tú edad hacen" y por primera vez su madre estaba llorando frente a sus ojos, nunca la vio llorar en realidad porque ella es una mujer fuerte o en realidad, suele ocultar y tragarse todas sus preocupaciones, pero todos tienen sus límites y quebrantos, ella no está exenta de ello.

Con una pequeña sonrisa se levanta de su silla y la arropa con sus brazos de manera protectora, sólo esperando que deje salir todo lo que tiene acumulado, no es nadie para juzgar.

Pasan largos minutos así y cuando siente que su respiración comienza a relajarse, el decide separarse, le toma el rostro y aleja el rastro de lágrimas con sus pulgares de forma suave, dulce y cuidadosa.

"¿Sabes por qué nunca establecí un súper héroe como un modelo a seguir, ni siquiera a papá?" Le preguntó y ella lo observó con confusión. "Admiro a papá, lo admito, sin embargo, tú eres a quién aspiro ser cuando esté grande" sonrió nuevamente. "Haces de todo, me pregunto que no puedes hacer: haces las compras, cocinas, ordenas la casa, eres la mejor en matemáticas, cantas, pintas, arreglas el jardín, trabajas largas jornadas y aún así cuidas de Yeonjun, papá y yo" le recordó con orgullo.

"Ese día cuando estaba muy enfermo, encontraste la manera de quedarte conmigo para llevarme con el doctor o cuando Yeonjun olvidó hacer su maqueta de biología, te quedaste la noche entera haciéndola por él, ese día en que papá perdió uno de sus trabajos, estaba tan deprimido, pero tú le de volviste las razones para sonreír e intentarlo una vez más. Mamá, no trata de las cosas que hagas, sino de la intención que tengas y tú siempre estás viendo por todos, sin importar lo cansada que estés, nos sonríes en cuánto cruzamos la puerta y haces uno de esos chistes tuyos que siempre nos alegra el día" tomó sus manos y dio un suave beso en cada una. "¿Sigues creyendo que no eres una buena madre u esposa?, somos las personas más afortunadas por tenerte a ti en nuestras vidas, no desearía a nadie más en tú lugar, Yeonjun y papá tampoco. No importan las cuentas, podremos pagarlas poco a poco, no me molesta trabajar para ayudarles a ustedes, amo nuestra vida, sí, luchamos mucho para conseguir nuestras cosas pero créeme que vale la pena cada una, más si tengo a mí familia conmigo, te amo mamá" no sabe en qué momento empezó a llorar, pero lo hacía y no le molestaba, su madre lo abrazó con fuerza y le transmitió toda la calidez y amor que le tenía en un gesto.

"Gracias hijo, gracias por ser tan dulce, comprensivo y cursi" aquello les hizo sonreír a ambos aún en medio de las lágrimas. "Te amo, los amo a todos, también soy afortunada por tener a esta hermosa familia" soltó en un susurro, Hoseok estuvo de acuerdo.

Podrían haber muchas cosas de por medio, pero siempre tendría el apoyo de su familia para reconfortarle en los momentos difíciles.

𝘮𝘶𝘴𝘪𝘤 𝘴𝘩𝘰𝘱 𖥻𝗸𝗼𝗼𝗯𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora