Venganza

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Lo enterramos, fue realmente difícil ver como el féretro descendía a ese hoyo en el suelo, una parte de mí no podía creerlo aun fantaseaba con el hecho de que esa caja de madera estaba vacía. Fue un evento privado, con pocas personas y evitamos todo lo posible a los reporteros que revoloteaban a nuestro alrededor como aves de presa luchando por un trozo del cuerpo de mi hermano. Me di cuenta que tenía muy pocos amigos cercanos, apenas note la tumba de su esposa a su lado derecho de algún modo podía decir que estaba con la persona que amo en mi vida, esto era algo por lo que arreglarse no era así, un pequeño consuelo para su perdida. Su sobrino soltaba de vez en cuando lagrimas que secaba enseguida, suspiro suavemente tratando de mantener la calma en esa silla de ruedas, pero estaba siendo destrozado por dentro ante la idea de que todo aquello lo había causado el.

Ese libro en su mesa de noche le dejaba claro lo que había sucedido o más bien le daba una idea de los eventos que pasaron esa noche, seguramente se las había arreglado para iniciar el fuego en algún lugar del primer piso había hecho que se extendiera sin que el detector de humo reaccionara y luego cuando su hermano le dio a Regulus haciendo que de esta forma ellos pudieran escapar intactos. Se mordió el labio ante la idea de que lo que había dejado atrás lo atacara como un perro rabioso. Miro como la tierra empezaba a cubrirle y volvió al presente, en cuanto le dieran de alta llevaría a su sobrino a otro lugar, rentaría una espaciosa casa para los dos y ese libro enterrarlo en concreto no bastaba, dejarlo solo hasta el momento en que reclame su alma no le parecía una buena opción, quería hacerlo pagar por las cosas que hizo.

Era hipócrita

Podía ser una manera de llamarlo a fin de cuentas fue el quien arrastro a todos a esa situación, pero no se supone que el arrepentimiento es parte de todo esto, con pedir perdón no le bastaba pese a saber que ya había sido perdonado, quería hacer sufrir al espectro de la noche que cremo a su hermano, que le insistió que matara a su sobrino.

Lo haría pagar.

Pasaron varios meses para que le dieran de alta, no tenía ni idea de cómo pagarles a los Piscis por cuidar del pequeño Regulus que lentamente volvía a su ánimo habitual, la nueva casa era espaciosa suficiente para vivir cómodamente los dos, se había prometido que desayunarían y cenarían en familia pase lo que pase, que él lo llevaría a la escuela tres días a la semana pese a ser una poco tedioso no quería dejarlo solo incluso si debía sufrir con las muletas en todo ese tiempo. El tiempo sí que era raro, de algún modo para el parecía ir desesperantemente lento, pero para los demás era como un parpadeo, cuando menos lo recordó una invitación para una reunión de alumnos de la universidad apareció en su correo, había pasado un año desde el inicio de la Odisea de su familia. Sonrió un poco negando con la cabeza mientras borraba el correo de la invitación no estaba de humor para ello, aun no podía ir a trabajar, pero hacia todo lo que podía desde su casa en parte para ganar algo de dinero, y no usar la herencia que tenía, pero lo más importante para no pensar demasiado en esa cosa.

Había pasado esos cinco meses en el hospital planeando su venganza con el libro bajo su cama para que nadie más lo viera, se prometía a si mismo que no solo salvaría su alma si no que haría que ese demonio sin nombre sufriera durante el proceso.

Ya no había vuelta atrás.

Me dispuse a desenterrar el libro que había puesto bajo unas cajas en el sótano, en una bolsa de plástico llevaba las velas que usaría para ese ritual y un conejo de color negro de apenas unos meses de nacido que comía una lechuga sin saber lo que estaba a punto de pasar, dibuje con sal aquel símbolo de esa vez y encendí lentamente las velas sentándome en el suelo para llamarlo nuevamente con el libro en el regazo y la jaula del animal en el centro de aquella figura pintada.

Las palabras eran impronunciables de nuevo y el olor de sangre empezó a llenar mi sentido del olfato mientras avanzaba mi lectura y las velas temblaban sin ninguna corriente de aire y luego se apagaron como si alguien viera soplado sobre ellas, escucho un chillido y supuso que era del pobre animal, pero no podía ver nada de lo que pasaba a su alrededor las tinieblas lo cubrían todo, el sonido acercándose de cascos le hizo saber que estaba ahí, espero esa pregunta de siempre. '' ¿que deseas? ''

PactoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora