Caída

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hoy es noche de doble capitulo, disfrutenlo.

     Cuanto lastimaban esas palabras, era como una daga clavándose tan profundo en su alma, retorciendo en sus entrañas de forma furiosa desgarrándolo todo a su paso con una brutalidad increíble. Sus ojos estaban fijos en él, con ese color morado reflejando la luz que provenía de la habitación, de forma opaca y casi difuminada como los ojos muertos de un pez era una pesadilla porque su voz sonaba como un eco en su corazón, siendo llevado con cada latido a todo su cuerpo, su agarre se hizo débil y el retrocedió parándose delante suyo con los brazos cruzados mirándole el daño que había hecho con una mueca de dolor. Hubo un silencio que floto en el aire alrededor de ellos, sus puños se apretaban con fuerza tratando de volver en sí, con los ojos fuertemente cerrados se levantó tambaleante sujetando la muñeca delgada de la criatura que se deshacía frente a él, sus dedos se encajaron en la piel muerta dejando una marca azul después de unos pocos minutos.

- No...

Quería insultarlo y hacerlo sentir todo el dolor que le infringió, pero por mucho que trataba no encontraba la voluntad de hacerle mal, el no podía haber hecho eso sin el ambos tenían la culpa tenía que ser de ese modo para que el pudiera seguir con su vida sin mirar enteramente hacia atrás. Le miro tratando de encontrar un motivo para vengarse, aquella herida ya había cicatrizado y no había duda de que el demonio lo había estado pasando peor que él ya había sido suficiente de esto.

- No quiero ir al infierno

Se acercó más a él sin soltarle tirando hacia si aquella figura como si necesitara sostenerse de algo para seguir en pie, cerró los ojos posando su cabeza en el hombre de aquel de cabellos oscuros que no se movió.

- Realmente no quiero ir... por favor, por favor intercede por mi... te prometo que seré bueno contigo, con las personas a mi alrededor, lo prometo, pero por favor...

El demonio ladeo la cabeza mordiéndose la lengua ante aquellas palabras, su misma naturaleza le impedía decir lo que le esperaba después de morir, sintió las manos tibias pasar por sus mejillas eran como los rayos del sol en un día de febrero sus parpados se cerraron tras aquella caricia. La ira de la que había sido presa se disipaba para su mala suerte aquel deseo estaba casi cumplido y él se estaba agotando de resistirse a este.

- Por favor

El humano le miro morderse la boca con furia dejando esas marcas en los finos labios de pálido rosa, puso su dedo en ellos para liberar la presión siendo mordido en el proceso, dolía y ardía, pero de algún modo se sintió aliviado pues estos servían como una forma para disipar el miedo que sentía en ese momento. Su sangre se deslizo por esa boca entre abierta antes de que lo notara su nariz rosaba con la de aquel pelinegro, olvido los cuernos, la cola, el cuerpo y la naturaleza de aquel ser, deslizo su lengua por la hendidura pobremente abierta.

Fue un beso corto, apenas sus lenguas se habían rosado, sus dedos se hundieron en la oscura melena para atraer más la cabeza de aquel y fundirse juntos en un beso demasiado largo, la humedad de sus salivas se mezclaba como un coctel mientras el calor aumentaba, la respiración del demonio chocaba contra su cara mientras ambos se miraban a los ojos.

- Por...- las suplicas de Sísifo fueron simplemente calladas por el demonio con otro beso ardiente, los dedos delgados de aquel ser se deslizaron por su cuello abandonándose por completo a la sensación carnal fruto del deseo.

- Calla

Hizo caso mientras dejaba que aquel ser lo acorralara contra el cristal de la bañera, la sensación de su espalda contra la superficie fría le dio es escalofrió, era una situación completamente peligrosa, sus ojos nublados le miraron buscando su boca de nuevo, mientras las palmas cálidas del humano bajaban por la espalda hasta llegar a su cintura, que tersa era aquella helada estatua frente a él, parecía seda contra sus dedos ¿Por qué nunca lo había notado? Lo había tocado antes por qué habría pasado por alto ese tacto inconfundible, la memoria de la mujer de hace apenas unos días se borró por completo eclipsada por esas nuevas sensaciones que le arrastraban. Deslizo la boca por el cuello de porcelana causando un leve temblor de sorpresa por parte de su compañero, que se tensaba al pasar de la boca ajena por la piel.

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