É𝑙 𝑁𝑜𝑣𝑖𝑜 𝑑𝑒 𝑃𝑎𝑝á (𝑺𝒂𝒔𝒖𝑵𝒂𝒓𝒖ヅ𝑵𝒂𝒓𝒖𝑺𝒂𝒔𝒖)

Tobillo descompuesto

P.V. Naruto

Estacione el auto cuando llegue a casa y baje, entre más me acercaba a ella pude notar que la luz de la sala se encontraba encendida, esto me sorprendió un poco porque desde que murió mamá me eh acostumbrado a estar solo y cuando eh llegado tarde lo único que me espera en casa es silencio y oscuridad hasta que enciendo las luces. Por otro lado no puedo evitar pensar que talvez es Sasuke el que este en la sala, pero ya era demasiado tarde como para que se encontrase despierto, quizá solo olvido apagar la luz cosa por la que iba a reclamar después.

Sin más rodeos introduje la llave y cruce la puerta, camine apenas unos metros antes de llegar a la sala, realmente me sorprendió lo que vi...

Sasuke se encontraba sentado en el sofá de la sala completamente dormido, tenía un brazo retrancado en el apoyo del sofá y en ese mismo brazo apoyaba su mentón. Cualquiera podría dar un leve golpe a su brazo para que este callera hasta el suelo.

No puedo negar que por un momento estuve tentado pero no lo hice, lo dejaría así hasta mañana.

Pase de largo hasta las escaleras dispuesto a subir a mi habitación hasta que una pregunta fugaz en mi mente me hizo parar en seco.

¿Me estaba esperando?

Gire a verlo y lo observé de nueva cuenta. La televisión no estaba encendida así que tuvo que apagarla antes de quedar dormido, ¿eso quiere decir que estaba solo sentado ahí sin hacer nada y se durmió?. Él no podía estarme esperando...¿verdad?.

Mi corazón casi sintió lástima por él, tanto que estuve a punto de bajar y despertarlo para que subiera a su cuarto, al final no lo hice y simplemente subí a mi habitación, por mi él podía quedarse ahí y amanecer adolorido, sería un buen castigo.

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P.V. Sasuke

Mis párpados se despegaban...mi cuello y mentón empezaban a doler conforme me movía.

Cuando por fin desperté completamente vi que aún estaba sentado en la sala y en la misma posición con la cual seguro me dormí. Mis ojos se abrieron al recordar por que estaba aquí, tome rápido mi celular que se encontraba en la mesita de centro y casi me da un infarto al ver la hora.

¡6:15 a.m.! ¿¡Tanto me había dormido!? Y más importante aún ¡Naruto!

Salte del sofá, corrí hasta las escaleras y subí lo más rápido que pude. Fui directo a la habitación del chico rogando por que ya hubiera llegado, cuando llegué a ella abrí la abrí escandalosamente y prendí la luz.

¡No estaba en la cama!

Me iba a dar algo estoy seguro, ¿que haría ahora?, me acerqué al mueble pequeño junto a la cama y busqué algo que sirviera en estos momentos, una agenda o algo parecido para llamar a alguno de sus amigos, quizás si estaría con uno de ellos pero nada.

–¿¡Que demonios haces aquí!?– volteé a una de las esquinas de la habitación y ahí estaba él, saliendo de un pequeño cuarto, quizás era un baño pero no presté atención, estaba dando un suspiro de alivio– ¿¡y por qué demonios revisas mis cosas!?– muy bien ahora estaba en otro problema–.

–Escucha yo...cuando entre a tu habitación y no te vi pensé que no habías llegado entonces me acerqué a tu mueble de cama para –.

–La verdad no me importa– me interrumpió– Te dije esta mañana que no te atrevieras a tocar mis cosas y lo hiciste de nuevo–.

–Si pero fue por q–.

–¡No me importa! Es lo que te acabo de decir– decía mientras se acercaba a una distancia poco prudente a mi, era como si estuviera retandome. A esta distancia pude notar que a pesar de de ser ocho años menor que yo él era un chico alto, estaba casi a mi altura– No quiero a un niñero metiche a estas alturas por que yo me se cuidar solo ¿me entiendes?, ahora largo de mi habitación–.

–No me tienes que hablar así, yo solo estaba preocupado–.

–No tienes por que ser hipócrita, vete ya de mi habitación– dijo y empezó a empujarme fuera de ella. Trate de hablar con el para que no quedaran así las cosas pero antes de poder hacerlo mi pie se había doblado y yo inevitablemente había caído al suelo–.

–¡Mierda!– dije cuando sentí un fuerte dolor en mi tobillo izquierdo–.

–¿Estas bien?– pude oír a Naruto decir a lo alto, él estaba de pie–.

–¿Acaso te importa?– no debí contestar así pero ya me encontraba enojado, no tenía que tratarme así–.

Me pare haciendo que mi tobillo doliera aún más y salí de la habitación tratando de no poner todo mi peso en el pie dañado, tenía que buscar alguna pomada y untar en mi tobillo antes de que se hinche.