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Iba caminando, con la idea de aquel chico de cabellos rojos en el cual quería ayudar y regresar esa esencia tan pura y buena de la cual se caracterizaba

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Iba caminando, con la idea de aquel chico de cabellos rojos en el cual quería ayudar y regresar esa esencia tan pura y buena de la cual se caracterizaba. Aunque a su mente llegó MinHo y esa especie de coqueteo que se tenían ambos; si lo pensaba bien eso también era un tema que no puede dejarlo a la ligera.

Era en ese momento donde pensaba en qué era lo que debía hacer con esos dos chicos, uno que había sido una persona que siempre estuvo para él y que, de verdad quería de vuelta en su vida, o aquel que creyó que era el chico que le gustaba demasiado. Pues se había dado cuenta ya, que en verdad lo que sentía por MinHo era más una especie de cariño fraternal del cual se había aferrado para poder no estar con JungKook, quien ahora era con quien realmente quería estar.

Soltó un bufido, un tanto molesto pues no tenía idea de que era lo que debería hacer en esos momentos o como liberarse de ese compromiso con MinHo sin lastimarle, aunque era estúpido pues ya había herido mucho más al menor.

—Debería...—susurró con incertidumbre—. Ni siquiera sé lo que debo hacer...

Estaba tan ensimismado, que la presencia de una mata rojiza cerca de su perímetro de visión lo sorprendió, como si fuera una confirmación de que el primer camino que había pensado fuera el correcto. Estaba ajeno a su presencia, mirando un par de perros callejeros a los cuales al parecer estaba alimentando con lo que supuso el mayor que era el almuerzo del menor; entonces los vagos recuerdos de cómo el chico le llevaba almuerzo preocupado de que estuviera bien.

Al inicio él había pensado en que el menor hacía todo eso para llamar su atención, pero ahora, viendo como parecía preocuparse por todos de ese modo, que de verdad tenía un corazón de oro, le hacía sentir extraño. Pues un sentimiento cálido se albergaba en su corazón con fuerza, mientras que una parte de él quería acercarse más al menor y hablar con él para poder ser más cercano.

No lo dudó, inspiró profundamente para acercarse con cautela, pues no quería asustarlo y menos a los perritos que parecían realmente felices a su lado. Carraspeó un poco, cuando estuvo a una distancia prudente pues quería llamar de ese modo discreto la atención ajena a su persona, JungKook al escuchar esto, se giró a ver al de cabellos azules.

—Hola, ¿cómo estás JungKook? —Indagó con una sonrisa tranquila, quedando de cuclillas a su lado mirando a los perritos—. No sabía que te gustaba alimentar y cuidar perros callejeros.

El menor sonrió un poco avergonzado, asintiendo sin mirar al mayor y solo concentrándose en los perritos que casi terminaban todo.

—Sé lo que es pasar hambre, me preocupa que cualquiera que sea importante para mí lo pase—soltó entonces, sorprendiendo al mayor por aquello que nunca esperó venir de ese chico—. Los animalitos callejeros... no son diferentes a los humanos, aunque cuando he tratado de dar de comer a personas estas se ofenden por no dar dinero.

La risa pintoresca de la cual TaeHyung no se había dado cuenta que extrañaba hasta ese momento, resonó entonces.

—Lo siento, parloteo mucho—mencionó levantándose, siendo seguido casi de inmediato, por el contrario—. TaeHyung, ¿cierto?

Forget You ❀ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora