[Zee presente]
Anoche bien tarde después de pensarlo mucho llame a Max.
(Llamada telefónica)
- Max soy Zee.
- Hola Zee, tan tarde.
- Si...
- ¿Qué necesitas?
- Max... necesito hablarte de Saint.
- Me lo imagine.
- ¿él te ha contado algo?
- Bueno me dijo que te hizo mucho año cuando fueron novios y que no viene a pedir tu perdón a recuperarte.
- No te dijo que no es la primera vez que nos vemos desde que salí de la escuela.
- Bueno eso no.
- No te pondré en contra de él Max, pero solo te digo que tengas cuidado, Saint no es una blanca paloma pero si lo parece.
- Gracias por preocuparte Zee, lo tendré en cuenta.
- ¿te gusta mucho Saint?
- Pretendo tener algo serio con él.
- Bien, te dejo dormir entonces.
- Buenas noches.
Espero y no pases lo que yo pase.
[Zee años atrás]
Saint y yo cenamos, luego nos sentamos a comer postre en el sofá y cuando estábamos viendo tele me pare y fui por los anillos que estaban en el bolso.
- Hermoso – lo llame.
- Oh – exclama algo tímido – eso fue lindo.
- No puedo llamarte de otra forma.
- Tu eres muy guapo P'Zee.
- N'Saint – me arrodille y abrí la caja - ¿quieres ser mi novio?
- P'Zee – se ve muy sorprendido – oh por dios claro que sí.
- No sabes lo feliz que me haces – puse el anillo en su mano y el coloco el otro en la mía.
- P'Zee...
- Saint ahora somos novios deja los honoríficos.
- Zee – oh pero que emoción – muchas gracias por esto – se toca sus anillo – me hace muy feliz.
- Tú me haces feliz – tome su rostro y le di un piquito – mientras nos amemos debemos tenerlo en nuestros dedos ¿ok?
- Si Zee, te amo.
- Oh dios yo...
- Tranquilo sé que es muy pronto para ti, pero yo llevo esperando mucho por esto.
- Joss me contó.
- O sea – se pone nervioso.
- Tranquilo, no me molesta, más bien me alaga mucho que alguien tan hermoso como tu se haya fijado mi.
- Eres muy guapo y una gran persona.
- Gracias.
- Zee yo... bueno yo...
- Solo dilo amor.
- ¿quiero hacerlo?
- Bueno...
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Tóxico
FanficZee lleva años trabajando con Mew, en todos esos años fue siempre un puto y nunca lo negó, no era capaz de enamorarse de nadie y sabia bien que el culpable de eso tenía nombre. Era una tortura tener de nuevo al culpable de su corazón de piedra cerca...