Destino |Tom Riddle| (Editando)

Capítulo 3: 𝐶𝑎𝑙𝑙𝑒𝑗𝑜𝑛 𝐷𝑖𝑎𝑔𝑜𝑛

Los primeros rayos del sol, aparecieron en la habitación de la joven Stark, la muchacha que no quería levantarse. Pero recordaba, que le faltaba dos días para ingresar a Hogwarts, se levantó y fue directo hacia el comedor el caldero chorreante. Cuando bajo, observo que había mucha gente, más de lo normal, lo que hizo que la joven, vaya a un lugar más apartado. Al sentarse Tom, el dueño del caldero chorreante, le sonrió, y con la punta de su varita, trago el desayuno a la joven, ya que, era lo único que ella comía a estas horas.

_ Debería cambiar su desayuno, señorita Stark_ Le comentó Tom.

_ Gracias, pero no, así está bien_ Le agradeció la muchacha.

Tom, le devolvió la sonrisa y se dispuso a continuar con sus deberes. La joven, layo el diario, seguían las noticias de Grindelwald, dejo el diario a un lado y se dispuso a ir para el callejón diagon. Quería explorar ese lugar, una vez más. Al entrar al callejón, vio a algunos alumnos con el uniforme de Hogwarts, ya puestos, algo que llamo mucho la atención a la muchacha. Se dispuso a ir a los lugares que ella no conocía, así que, partió rumbo a lo primero que vio, callejón knockturn, había escuchado un par de veces el nombre de este callejón, no le dio importancia.

Al entrar, pudo notar un aire, un poco desagradable, sin duda era un callejón; en el cual, reinaba la oscuridad e inclusive la soledad. La joven, vio a un par de personas, un tanto raras, algunos hablando con las paredes y otras mirando a la nada misma. Hasta, que entró a un local, llamado , al entrar a la tienda, la joven Stark pudo observar algunas reliquias de suma importancia, haciéndole recordar que había una tienda igual en Estados Unidos, no le impresiono encontrar un cierto parecido a los callejones de allí, de hecho, era casi lo mismo, casi.

_ ¿Quién anda ahí? _ Pregunto una voz_ Le recomiendo que se vaya_ Volvió a repetir la misma vos

_ Lo siento_ Empezó a decir la joven_ Solo vine a recorrer el lugar_ Explico la muchacha

Detrás de la cortina, salió un joven, de pelo azabache y ojos color negros, un hombre que, para Mía, era perfecto. El joven, la miro con curiosidad y a su vez, con un poco de desconfianza, y es que, está era la primera vez, que una muchacha como ella, llegaba a estos lugares y más estando sola.

_ Deberías irte_ Le hablo el joven_ Este lugar no es para gente como tu_ Le dijo, mirándola con enojo.

_ Lo siento_ Volvió a decir la muchacha.

Mía dio media vuelta, y se fue del lugar, dejando al muchacho solo. Este otro, observo por última vez a la muchacha, legando a la conclusión, de que ella capaz, solo capaz iría a Hogwarts.

Por otro lado, la muchacha se fijó en el reloj muggle que ella tenía, en el cual marcaba las 12 am. Teniendo así, que volver al caldero chorreante, para enviarle una carta a su padre, explicándole, que ya llego a Londres. Al llegar al caldero chorreante e ir a su habitación la joven cogió la pluma y un pergamino para mandarle una carta su padre.

Querido Padre:

Eh llegado a Londres ayer, me olvide de escribirte (No encontraba un método adecuado para hacerlo), pero estoy bien. Eh terminado de comprar todos los materiales para mi nuevo colegio, y eso implica una nueva varita, a su vez como no conseguía como escribirte, también me compre una lechuza, se llama Jarvis. Mañana ingreso a Hogwarts y capaz que no tenga tiempo de escribirte, no te asustes.

Te quiere, tu hija, Mía Stark.

La joven releyó la carta una vez más, viendo que este todo en orden, la doblo y se la dio a Jarvis, para que se la envié a su padre. La lechuza, ululo de forma orgullosa, al saber que su ama, le encomendó una tarea. Mía le sonrió.

_ Cuando llegues y le entregues la carta a mi padre, quédate un rato con el ¿Sí? _ Le pregunto a la muchacha a su búho acariciando su plumaje, el búho ululo, en señal de aprobación.

La joven vio como su lechuza, fue volando hacia su destino, cerró la puerta de su ventana y empezó a leer un poco los libros que había comprado para este año en Hogwarts, sin duda si quería por lo menos, tener un aceptable, desde ahora tendría que leer. Algo que, a ella, mucho no le agradaba.

Tenía toda la tarde libre, al terminar de leer, la joven quiso despejarse un poco y volver a caminar por el callejón diagon. Al salir de su habitación, primero fue al comedor, para así poder ingerir algo y luego marcharse. La joven estaba cansada, pero necesitaba volver a salir un rato más, lo que a veces detestaba era el encierro, era su peor enemiga.

Al entrar al callejón, la multitud fue menos que la de esta mañana, capaz porque algunos se olvidaron de comprar sus materiales y otros, como ella, a recorrer el callejón antes de partir directo a Hogwarts. Se preguntaba qué pasaría una vez que entraría al castillo; ella, como muchos otros, habían escuchado la historia de los cuatro fundadores de Hogwarts, la mayoría -Comúnmente los hijos de muggles- leían la historia con fascinación, pero otros, -los hijos de sangre pura- estaban un poco aburridos ya de escucharla y/o leerla. Leyó también, que en la manera que seleccionaban a los magos y brujas para ir a esas casas, era a través de un sombrero parlanchín. Algo sumamente estúpido e ingenioso, solo para los que creían opinaba sobre eso.

Mía volvió a mirar la vidriera, en donde se encontraba la escoba, según la descripción, más rápida. Sin duda alguna, a ella le fascinaba el quidditch, - un deporte montado sobre escobas, que, con el único objetivo, es atrapar la Snitch antes que el jugador del equipo contrario la coga- pero no iba a admitir nunca que era su deporte favorito, no claro que no, la joven Stark detestaba los deportes, pero, aun así, le pudo coger cariño al quidditch.

Dejo de mirar la vidriera de donde se encontraba la escoba, para comprarse un helado, en un pequeño puesto, que estaba al lado de . Al obtener su helado, la joven se marchó del puesto y volvió a recorrer las tiendas que les llamaba la atención. Empezaba a anochecer, debían ser las ocho de la noche, termino de comer su helado, y la muchacha volvió al caldero chorreante. La joven al entrar fue directo hacia su habitación, y se acostó a dormir.