Charly's POV
Al fin estaba en mi hogar. Qué bien se sentía tirarse en tu cama, la sensación es realmente inexplicable.
Saqué de mi bolsillo la pulsera que había encontrado en la caja de mi camioneta. Había sido una experiencia rara. Esta chica había salido corriendo, y lamentablemente no la pude ver porque llevaba la lona cubriéndose. Más tarde la soltó ya que la encontré tirada por el jardín.
Pero algo encontré en mi camioneta en el momento de dejar la lona donde iba. Era una linda pulsera, se veía algo costosa, y tenía un dije de un ancla.
Aunque la incógnita para mí era la razón por la que esta chica estaba metida en mi camioneta. Cuando conocí a la amiga de Josh y dijo algo sobre las escondidas, supuse que se podría haber estado escondiendo allí por dicha clase. Esa podría llegar a ser la razón. ¿Por qué no?
Hablando de la amiga de Josh, Nicole... era extraña. Bah, no sé si la palabra sea "extraña". Tal vez la palabra sea "da curiosidad", bueno... serían dos palabras pero ya que. Tiene un aire de simpleza pero de que tiene muchas cosas que serían interesantes de saber.
―Charly―entró mi mamá, sin tocar la puerta, como de costumbre―. Ay, ¿Qué haces viendo esa pulsera? No sé cómo es que la sigues guardando. En fin, ven que ya está la comida ―y se fue, sin dejarme decir nada.
¿La pulsera? ¿Si la sigo guardando? Sabía que se refería a la pulsera que me dio aquella niña hace años y yo la intoxiqué. Sinceramente no he podido no tener culpa desde que me contaron de aquello hace un par de años. Yo ni lo recordaba. Esa vez que mi madre me contó eso, buscó en mi habitación y me entregó la pulsera. Tenía un ancla y... oh no. No podía ser la misma pulsera.
Me levante como un rayo de mi cama y fui directamente a la cajita donde tenía guardada la pulsera. Eran idénticas y tenían, ambas, talladas las iníciales "N.J." y aquella frase "No te hundas".
¿Cuántas chicas con las iníciales N.J. y que tengan una pulsera con un dije de un ancla existen en todo el mundo?
No creo que muchas. ¿O sí?
¿Y si mi N.J. está en aquella escuela?
―¡LLAMADO A CHARLY BLAIR PARA COMER! ―gritó mi madre desde abajo.
Guarde ambas pulseras en la cajita y bajé a cenar, antes de que mi madre me deje sin herencia, u oídos. Creo que las paredes escuchan mejor que yo de tantos gritos que he tenido que soportar.
Cuando ella quería gritar, créanme que podía.
Después de comer volví a mi habitación a seguir comparando ambas pulseras. Eran realmente idénticas, eso era un hecho. ¿Si se las llevaba a algún detective para que se fije en las huellas dactilares? No, de tantas veces que he tocado esa pulsera y con el pasar de los años se le habrá borrado sus huellas. Además es demasiado extremista.
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¡Que no soy Cenicienta! [EN PROCESO DE EDICIÓN]
HumorElla para todos era una cenicienta... con una mezcla de blancanieves, quizá.