En teoría Jessica me contó que Charly creyó que Jessica era su "cenicienta" (así me lo explicó ella) ya que a mi mejor amiga se le cayó uno de sus aretes en la habitación de ya nombrado chico.
Hoy nuevamente al final del día fui a su casa... mi mamá no estaba muy contenta con que todos los días vaya, tal vez porque le dije solo que "ayudo a alguien a no encontrarme".
Subimos a su habitación y la madre de él nos trajo torta. Qué bien que cocina esa mujer por favor.
―Bien... ¿algún avance? ―le pregunté sentándonos en el suelo.
―Hasta ahora no. La quiero encontrar, viva en lo posible ―se frotó la cara con sus manos.
―¿Tanto veneno le pusiste?―pregunté divertida.
―Es que ese veneno afecta según como tengas las defensas... alguien con defensas bajas lo puede llegar a matar, estuve averiguando.
Qué locura. ¿Qué hacia un niño con un chocolate lleno de veneno?
La buena noticia es que tengo defensas altas.
―Okay― me removí en mi lugar y cambié de tema.―Jessica me dio el arete. Sabía que lo había perdido pero no sabía que acá ―sonreí, dije esto para que no sospeche.
―Yo nunca te los había visto, y como les vi unos parecidos a Jessi pensé que eran de ella... porque me robaron la pulsera, una de ella... digamos que la primera, y creí que era ella la chica y me la robó por algo.
―¿Por qué quieres tanto encontrarla? La verdad―le exigí.
―En verdad... estuve hablando con mi mamá, y ella me contó que yo de chico estaba muy arrepentido, que no paraba hablar de esa chica, que hasta quería volver a verla y ella creía que estaba traumado. Y es que en parte sí, porque venía con ciertas actitudes y... nada ―suspiró.―Luego me olvidé de ella y la recordé después de años. Y quiero conocerla para pedirle perdón, y gracias.
―Charly, yo...―comencé a hablar pero fuí interrumpida.
―¿Quieren algo más para comer chicos?―preguntó su madre.
―No mamá, gracias―dijo Charly, y ella sonrió yéndose. ―¿Que ibas a decir?
―No, nada―hice una sonrisa de lado.―Bueno, en realidad es una tontería... bueno, yo también tuve un amor de la infancia que vi una sola vez.
No sé si él fue un amor, pero esa semana en la que estaba descompuesta sentí como que si alguien en el que había confiado me había defraudado, engañado.
―¿Enserio? ¿Como lo conociste?―es tan tierno y atento... dios.
Esperen, ¿que dije? ¿Ahora que digo? Tendría que aprender a callarme la boca.
―En un avión―wow, que genio.
―¿Y no lo quisieras volver a ver?
―No, porque no lo envenené... y creo que por algo no nos conocimos más. Además de que no tengo nada de él como para rastrearlo―contesté bromeando.
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¡Que no soy Cenicienta! [EN PROCESO DE EDICIÓN]
UmorElla para todos era una cenicienta... con una mezcla de blancanieves, quizá.