Capitulo 12. "¡PERROS!"

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—Esto no me gusta nada—dije caminando al lado de Charly, ambos abrigados. El frío era demasiado fuerte, y comenzaba a haber viento. Ambos nos estabamos congelando en la oscuridad de esa extraña calle, y los ladridos de los perros se escuchaban a lo lejos. 

—¿Ahora te arrepientes? —preguntó él. —

—¿Que otra cosa querías que hagamos? ¡No hay señal, y estamos barados aquí! —exclamé. —¿Sigues sin saber donde estamos? —pregunté.

—Guiandome por el mapa de la ciudad que tengo en mi celular...

—¿Quien lleva un mapa en su celular? —pregunté interrumpiendolo.

—Todos, solo que la mayoria no lo usan. Google Maps a veces es util—contestó con el celular en su mano. —En fin, estamos a 45 cuadras de la avenida que queda a diez cuadras de tu casa.

—¡¿O SEA QUE MANEJASTE MÁS DE 40 CUADRAS DE MÁS?! —exclamé parando de caminar, él volteo.

—Había trafico, ¿que querías que haga? En fin, son muchas cuadras pero prefiero caminar antes de que esos perros sarnosos nos coman vivos—

—Caminemos—bufé.

30 minutos despues...

—¿Cuanto falta? —pregunté tiritiando. 

—emmm... supuestamente ya tendríamos que estar en la avenida—contestó viendo el celular con el ceño fruncido. Yo también lo miré y tomé el celular. Lo observe bien, y estaba echado. Salí de la aplicacion y me fije en la barra de notificaciones/configuraciones.

—¡BLAIR! —grité enojada. —

—¿Que sucede? —preguntó confundido.

—Diste vuelta la pantalla del celular, pero no estaba activado la rotación de pantallas. O sea, ¡NOES ESTAMOS ALEJANDO AUN MÁS DE MI CASA! —grité.

—Ohh... que interesante—murmuró sorprendido.

—Te mataré—murmuré y volví a poner el google maps. —¿Y tu eras boy scout? —pregunté. Recuerdo que él en el camino me contó aquello.

—Shh, en ese momento no tenía los mapas de google—se quejó.

—"En ese momento no tenía los mapas de google"—dije haciendole burla.

—"En ese momento no tenía los mapas de google"—trató de imitar mi voz.

Los ladridos de los perros se escucharon más fuerte. Miré hacia atrás y habian cuatro perros rabiosos y grandotes.

—Corre—murmuró él. Y sí... corrimos.

Cuatro horas después...

 —Dios santo—contesté agitada, casi tirandome sobre la puerta de mi casa.

—La buena noticia es que llegamos antes de las 4 am, y antes de que se me termine a mí la bateria—sonrió nervioso, también agitado tratando de recuperar el aliento.

—Oh sí... ¡GRACIAS A DIOS QUE LLEGAMOS A AS 3:56 AM! —grité enojada. —¡Mi madre me matará! —contesté viendo mi celular. 67 llamadas perdidas. Woow.

—La buena noticia es que estamos aquí, sanos y salvos... Y...—iba a decir algo más, pero se volteó y se dió cuenta de que venían perros. Los mismos cuatro perros feos que nos corrieron. —¡ABRE LA PUERTA! ¡VAMOS! ¡VAMOS! —gritó desesperado moviendome y yo buscaba las llaves en mi mochila, pero no la encontraba. —¡ABRE LA MALDITA PUERTA DIOS! —gritó.

—¡ABRELA TÚ! —grité enojada y encontré las llaves. Temblando abrí la puerta y empuje dentro de la casa a Charly. Y le pegué con la puerta a los perros rabiosos.

¡Que no soy Cenicienta! [EN PROCESO DE EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora