Trece

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Los exámenes finales son tan estresantes y me consumen tanto tiempo que, durante las dos semanas que duran, casi no hablo con Jeongin. No nos distanciamos, porque aún seguimos yendo y viniendo del instituto juntos, pero por las tardes no nos llamamos como venía siendo normal: simplemente nos mandamos un mensaje antes de dormir, preguntando al otro si está bien, y para dar las buenas noches.

La verdad es que le echo mucho de menos y me encantaría poder hablar con él aunque fuese diez minutos, pero estos exámenes son decisivos si queremos ingresar en la universidad de nuestra elección. Yo llevo toda la vida queriendo cursar la carrera de periodismo, que no requiere mucha nota, pero me gustaría esforzarme; y Jeongin, aunque no vuelva hasta el año que viene también querría cursar algo aquí. 

El último día de exámenes es justo un viernes, lo que nos permite pasar todo el fin de semana relajados hasta que nos den las notas el martes, cuando averiguaremos si hemos pasado el curso o tenemos que hacer exámenes de recuperación. Nuestro tutor, con el que tenemos clase a última hora, nos informa de que, además, dentro de dos semanas será nuestra graduación y tendremos una pequeña fiesta en el instituto, lo que hace que todos gritemos por la emoción.

Será la última vez que pisemos este edificio, si todo sale bien.

—¿De qué color vais a ir Jeongin y tú vestidos para la graduación? —me pregunta Julia, mientras recojo todas mis cosas para salir afuera y esperar al chico mencionado.

Todo el mundo da ya por hecho que Jeongin y yo estamos saliendo, aunque no hayamos anunciado, así que no intento tampoco evitarlo, porque sé que va a dar igual. De hecho, cuanto más lo niegue, más aumentarán los rumores, y ahora mismo es lo que menos me apetece.

Es una tradición en la graduación ir vestido a conjunto con tu pareja, y nunca pensé que yo me encontraría en esta situación, ya que siempre di por hecho que tendría que acoplarme a Nuria y a Sebastián como sujetavelas, pero todo ha cambiado tanto en estos meses...

—Ni siquiera sé si querrá ir conmigo. Me lo propuso, pero con todo lo que pasó... —suspiro a la vez que me encojo de hombros, colgándome la mochila a la espalda.

—¡Venga ya, claro que vais a ir juntos! ¡Sois la pareja del momento! —exclama ella, tan alto que tengo que estirar el brazo y taparle la boca  para que no se entere nadie de la conversación.

—Aún no hemos hablado de ello.

—Pero lo haréis, hazme caso. ¿Qué color te gustaría, entonces?

Tras mucho pensarlo, digo:

—Azul.

Y no es sólo porque sea mi color favorito, sino que tiene un significado mayor: cuando estudiaba arte en primaria me explicaron que el azul era el color que simbolizaba todo aquello que Jeongin me transmite constantemente. Calma, tranquilidad...

Estar rodeada de Jeongin es como cuando sales en verano a oler el viento salado y notas cómo te calienta el sol; como cuando llegas a casa después de estar fuera bajo la lluvia y te cambias de ropa; como cuando tienes frío y te acercas a una estufa y notas cómo te calienta el cuerpo.

Jeongin para mí es como Lilo para Stitch. Ohana: familia, casa, hogar.

Aprovechando que hace buen tiempo, debido a que estamos a principios de mayo, Jeongin propone que vayamos a El Retiro, el parque más famoso de la ciudad en la que vivimos, y uno de mis sitios favoritos por la tranquilidad que se respira en cada rincón. Acepto sin dudarlo, aunque nerviosa, porque será nuestra primera cita fuera de la panadería/cafetería de siempre.

Insomnia | JeonginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora