[AVISO IMPORTANTE:Esta es la secuela de "La Hermana Menor De Goku", historia que puedes encontrar en mi perfil. Te agradezco tu atención y espero que disfrutes la lectura, y si decides leer la historia, además de agradecerte espero que gozes lo que...
-¡Señor Vegeta, ¿puede oírme!?¡Ya tenemos reunidas las siete esferas del dragón!
-Eso fue rápido.-comentó Sharotto, con una pequeña sonrisa de alivio.
-¡Perfecto, quiero que llamen de inmediato a Porunga de Namek, por favor!-espetó Vegeta, concentrado en la voz del Supremo Kaiosama. Los tres saiyajins lo observaban, desbordantes de curiosidad-Quiero pedir dos deseos; el primero es que la Tierra sea reconstruida, y el segundo es que revivan a toda la gente que murió desde aquel día en el torneo de las artes marciales, con excepción de los malos. ¡No hay tiempo que perder, sólo son esos dos deseos!
-Bien, de acuerdo...¡espere, señor Vegeta!¿cuál será el tercer deseo?
-Yo sólo quiero que cumplan con esos dos deseos, hagan lo que quieran con el tercero.-respondió el saiyajin.
-Vegeta, ¿no crees que es más fácil pedirle que reviva a todos los que fueron asesinados por Majin Buu?-inquirió Goku, un poco confundido por los deseos que había pedido el príncipe-Si lo dices de otra manera, confundirás a Porunga.
-No seas estúpido, sólo complicaríamos más las cosas.-espetó Vegeta con seriedad-Además, las personas que quizás haya matado en el torneo de las artes marciales no podrían revivir.
-¡Sal de ahí, Porunga!-exclamó el Gran Patriarca. En cuestión de segundos, las siete esferas emitieron un destello dorado desde su interior. El cielo se oscureció por completo, pero la radiante luz que salía de las esferas fácilmente iluminaba todo a su alrededor.
De pronto, un destello cegador salió de las esferas, dando lugar a la aparición de un enorme e imponente dragón que parecía ocupar todo el cielo con su tamaño. Los supremos kaiosamas quedaron sumamente impactados con su aparición, observándolo atónitos. Yoshino y Afrodita sonreían casi con emoción, como dos niños viendo lo más increíble de sus vidas.
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-Que miedo..es impresionante..-admitió el ancestro, sin salir de su asombro. Sus ojos contemplaban al temible dragón mientras un escalofrío recorría su espalda.
-¿E-este es..este es Porunga?-balbuceó Kibito-shin, completamente anonadado. Su sola apariencia lo hacía temblar: un dragón enorme y robusto, con la musculatura más grande que había visto, tenía dos enormes púas al lado de la cabeza y en sus hombros, y sus atemorizantes ojos rojos le hacían sentir escalofríos.
Yoshitoki se encontró sorprendido por la belleza de aquel espectáculo-aunque su rostro no lo demostrara-pero lo que lo sorprendió más fue encontrarse con aquel dragón mirándolo fijamente. El Gran Patriarca también notó esa conducta extraña en Porunga, pero a él no lo sorprendió, después de todo, la tribu entera de namek había tenido la misma reacción con respecto a él. Aunque era la primera ocasión en que lo veían, y sin necesidad de que él se presentara, no era difícil saber de quién se trataba, pues Yoshitoki coincidía a la perfección con todas las descripciones que había en sus libros de leyendas.
