6 de Diciembre de 2018.
— Hola Enah. ¿Cómo te encuentras esta mañana? — hace dos días me miraba con lástima, hoy lo hace con temor.
— Me encuentro bien, gracias — tomando asiento en el sillón individual—. ¿Qué tal su día?.
— Enah, pensé mucho en nuestro último y primer encuentro — se dirigió a mí ignorando por completo mi intento de amabilidad al fingir interés por su día lleno de miseria ajena, lo que me gano por preguntona—. Lamento mucho que nuestra primera sesión no fuera de lo más agradable, pero pensé en una nueva estrategia para que te sientas cómoda y de esa manera poder ayudarte.
— Bien — girando mi cabeza al cuadro colorido con el par de orejas de elefante en el centro, me dio la impresión de que sus orejas se movían al ritmo del vuelo de una mariposa, hacía adelante y hacía atrás, como si estuviera huyendo de todos esos colores en vez de dejarse cubrir por ellos—. La escucho.
— ¿Cómo estás?.
— ¿Bromea? — Abriendo la boca lo más frugalmente posible para tomar una cantidad exagerada de aire y poder continuar sin enfurecer—. ¿En verdad quiere iniciar la conversación con la misma pregunta que hizo explotar el lugar la última vez?.
— Lo siento. Discúlpame, volveré a plantearla — creí que lo había entendido, acababa de decir que se había pensado mucho el último encuentro y aun así parece que no se da cuenta de su error. Y yo que pensaba disculparme por azotar su puerta—. Dime, ¿Cómo te hace sentir la enfermedad?.
— Me hace sentir... me siento tan... no lo sé — debo de admitirlo es una persona muy lista, mira que transformar una pregunta común y tonta en una pregunta que no puedo contestar ni con mentiras—. No sé cómo contestar esa pregunta, no puedo hacerlo. Lo lamento.
— Tomate el tiempo que necesites, no hay prisa.
El tiempo que necesité fue más de una hora, ella ni siquiera dijo ni expreso desesperación, estaba ahí, quieta con una sonrisa que me aterrorizaba en cierto modo. Cuando encontré la respuesta la desconfianza se apoderó de mí, lejos de ser una mentira era una verdad a medias: — Extraña. Así me hace sentir.
— ¿Y cuál es la razón fuera de la enfermedad que hace que te sientas de esta manera?.
— Lo mismo que hace que usted se sienta extraña, lo mismo que hace que el mundo se sienta extraño. Las inseguridades.
— Bien — posicionando su dedo pulgar en la barbilla y el dedo índice por arriba de sus labios rojos—. Eso fue todo, nos vemos mañana.
25 de Mayo de 2018.
— Lycaenah el ignorarme no hará que la sesión terminé más pronto, tu actitud está empezando a molestarme en verdad. — por alguna razón no la escuché, mi mente estaba tan perdida que olvide por completo que estaba aquí. Ni siquiera recordaba como llegue, sé que mamá siempre me trae pero no recordaba el camino ni la plática que llegamos a tener. Intente hacer un poco de memoria pero no pude siquiera recordar cómo fue que me vestí esta mañana.
— Discúlpeme.
— ¿Cuántas veces al día te sucede esto?.
— No tengo idea, creo que apenas sucedió hoy — no podía mencionar con exactitud el día en que mi mente empezó a divagar, al menos estaba segura que hoy no era la primera vez que ocurría.
— Esto no está nada bien, necesito que me des un estimado de cuando empezó a ocurrir — su tono era más elevado de lo normal y su mirada estaba sobrecogida.
— No lo sé, ¿Qué acaso usted no es la que me debe decir? — usando el mismo tono que ella uso conmigo hace algunos segundos.
— ¿Y cómo hacerlo?, no sé más de lo que sabe tu madre.
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INESTABLE
Teen Fiction- Te amo - dijo sin ningún aviso, como la explosión de una bomba. - ¿Qué?. - Te amo y no espero una respuesta semejante de tus labios. Ni siquiera espero que finjas que sientes lo mismo o que seas sincera y digas que es un sentimiento estúpido y vac...