Los rompecabezas definitivamente no son lo mío.
Conoces personas todo el tiempo, regularmente las personas que en verdad llegan a marcar tú vida también son las causantes de los conflictos más absurdos y significativos, lección de vida: el que sea significativo no es motivo suficiente para que deje de ser absurdo. Por tratarse de ese ser tan especial el sufrimiento solo es la pequeña cereza en el helado de vainilla de la interacción humana, tú decides si degustarla al inicio o dejarla para el final. Valientes e idiotas son los que la ignoran, impulsivos y espontáneos los que se someten a ella en el primer acto, fuertes y temerarios los que la consumen despacio, ocultando la desesperación del evidente final. Soy de las personas que no cree en casualidades, sino en decisiones, el llanto también es una decisión y si las personas aprendieran a decidir prestarían atención a los pequeños problemas que se vuelven grandes problemas, como una gotera en el lavabo. Aun así lo anterior no deja de ser un precio muy alto por unas cuantas horas de compañía, una gotera es lo último que piensas solucionar; hay cosas más importantes que prestarle atención a unas cuantas gotitas de agua, ¿no es verdad?. O eso es hasta que la gotera empieza a dañar el lavabo, ese lavabo que nunca está seco y aquello que lo lastima siempre estuvo ahí y lo pudiste evitar y fue tú culpa por no prestar atención o por no querer hacerlo, y entonces, cierras la llave y finges olvidar. ¡¿Quién puede olvidar?!. Nos someten al olvido pero muy en el fondo no querremos ser olvidados.
Me gusta imaginar que he tomado buenas decisiones...
— Enah. ¡Vámonos!, ya terminó la clase.
— ¿Tan pronto?.
— ¡Por Dios Lycaenah!, ¡duró toda una vida!.
— Sin duda las canas te hacen ver más atractivo.
— Y a ti las arrugas no te favorecen para nada.
— ¿Qué puedo decir?, me conformo con mis tiempos de gloria — levantándome del pupitre.
— Dime, ¿en qué estabas pensando?, te veías distraída. Por cierto, el profesor ha dejado ecuaciones, yo me encargo. Recuerda dejarme tu libreta.
— Pensaba en ti y en las inevitables pero molestas goteras.
— ¡Estupendo!, ¿me comparas con una gotera?, ¿cómo debería de sentirme con eso?.
— Pienso en ti como el lavabo, no como la gotera.
7 de Septiembre de 2018, 8:30 a.m.
— Presten atención un momento por favor.
La voz del profesor de artes estaba ronca por lo mucho que debió haber bebió en las vacaciones, su barba se veía sucia y era la tercera vez en esta semana que usaba el traje color hueso con el pañuelo blanco en el bolsillo. Sus zapatos tenían manchas de grasa y el saco estaba medio roto del forro interior, no era muy mayor pero su aspecto desalineado lo hacía envejecer. Me gustaba hablar con él, siempre comparaba su vida con la de algún pintor famoso, sin duda engalanaba mi lista como el profesor que más me agradaba y lamentaba en verdad que nadie apreciara el gran talento que tenía con las acuarelas.
— El día de hoy se integra un nuevo estudiante al colegio, denle por favor la bienvenida a Héctor West.
Hasta la fecha aunque no busque arrepentirme lo hago en silencio, me auto alivio pensando que hubiese sido imposible no posar mi mirar en el lunar de su mejilla, ese que se esconde con su sonrisa. Cómo era posible que yo me resistiera a mirar ese par de anteojos estilo aviador, junto con su nariz angosta y su cabello rubio casi cenizo. No me puedo olvidar de su 1,67 de altura, que lejos de ser una distinción tierna esto lo hacían ver alguien interesante y comprometido. Pero estaba casi ciego y por su pinta era extranjero, por otro lado la camisa blanca del uniforme hacía notar sus brazos fuertes sin exagerar y esos ojos, Dios esos ojos eran realmente hipnotizantes, estaba hechizada y aseguraba que si me postraba a su lado no rebasaría su altura, eso bastaba para mí.
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INESTABLE
Novela Juvenil- Te amo - dijo sin ningún aviso, como la explosión de una bomba. - ¿Qué?. - Te amo y no espero una respuesta semejante de tus labios. Ni siquiera espero que finjas que sientes lo mismo o que seas sincera y digas que es un sentimiento estúpido y vac...