El perfume de Thierry es lo peor que he olido, es tan pujante que estoy evitando a toda costa respirar por la nariz o eso intentaba hasta que el olor almendrado entro por mi boca y me hizo carraspear. Me pondré morada pero mi psicólogo personal no dejará de estar frente a mí con brazos cruzados y mirada de interrogatorio. Puedo excusarme y decir que no lo recuerdo como lo hice ayer, antier, hace una semana y hace un mes pero hasta yo sé que ya dejo de ser una mentira creíble. La verdad es que empiezo a recordar, las pesadillas no han cesado y el crédito mayor es por el medicamento. No sé todavía con precisión lo que paso ese día pero sé que lo provoco.
— Pediré una hora de terapia más — me hace saber—, es lo mejor y en tu situación será de gran ayuda para entablar confianza — sentándose en la orilla del escritorio—. ¿Qué te parece?.
— Yo... — me tomo unos minutos para respirar pero al parecer la fragancia ya se impregno en mi blusa—. No creo estar de acuerdo con eso, una hora más de terapia implicaría la revocación de mi tiempo libre.
— Correcto.
— Debe de haber otra manera, no creo que se le permita a usted hacer eso. — Ahora tomará mis palabras como un reto. Me encorvo avergonzada.
— Ha decir verdad lo he hecho otros años y funciona a la perfección con pacientes como tú que buscan desviar la atención del verdadero problema, o en este caso la verdadera solución. — se pone de pie nuevamente—. Llevamos una infinidad de días, por no decir meses y aún no hay progreso que...
— ¡Por supuesto que he progresado!, no me he metido en problemas desde que descubrieron mi visita al cuarto de Ellen, tomo mi medicamento, duermo bien, obedezco.
— Es verdad, hasta yo he dicho algunas veces que la recuperación que presentas no deja de ser impresionante y esa perseverancia junto con la intención que tienes de mejorar es la gasolina que te impulsa. Pero solo es el caparazón, ¿qué hay con lo de adentro?, ¿para cuándo empezaremos a mejorar eso?.
Sus argumentos son correctos y con lo correcto no se puede discutir, quedaría como una tonta. He aprendido tan bien a desviar la atención de lo que en verdad importa que cuando intento colocar las piezas del rompecabezas termino ensamblando las incorrectas y estoy conforme con eso.
Cuando le colocaron suero a Ellen por deshidratación, Brigith encontró en uno de los cajones una bolsa negra parecida a la que Kai escondía aquella vez. Todos sabían que él tenía algo que ver pero solo Brigith sabía que yo tenía algo que ver. No le podía mentir a la primera persona que me trato bien al llegar aquí. Resulto que las bolsas las guardaba en el desagüe de la lavandería, por eso el olor a rancio; aún no se sabe qué relación tenía Kai con el oficial que se encargaba de las cámaras de seguridad pero gracias a eso en cada clase hay interrogatorio por todos y con todos.
Ahora Ellen está más protegida y a nosotros nos cancelaron las visitas por medio mes, yo no tome la noticia de la mejor manera; mis ataques de ansiedad volvieron a tal grado que no podía hablar sin sentir que me ahogaba. Esperaba que Héctor se apareciera a visitarme y solo imaginar que me negarían verlo me hacía temblar. Los especialistas estuvieron de acuerdo de que era un castigo severo y solo me prohibieron salir al patio a cenar y cambiaron mi hora libre por pláticas individuales de autocuidado. Después de eso deje de preguntarle a mi madre por el paradero de mi padre y de Héctor, no tenía caso seguir esperando una ilusión.
Hace poco que puedo salir de nuevo y comer mi sándwich medio quemado y mi vaso de cacao a la luz de la luna, con el aire fresco que solo se puede sentir en la noche, cuando todos están en casa y pocos usan sus autos o se encuentran trabajando en las fábricas. También, recupere los puntos que había perdido y el fin de semana salí a la plaza a comprar un helado, me senté en las escaleras de la fuente para poder apreciar a la gente que pasaba con sus maletines, teléfonos en las orejas, paseando sus perros, llevando a sus hijos al colegio, llenos de preocupaciones, haciendo planes para dentro de un mes sin la certeza de vivir hasta esa fecha. Quite la cereza de la sima del helado y la arroje a la fuente, observe todas las monedas que había en ellas y casi puede escuchar el deseo que albergaban: dinero, amor, pasar un examen, conseguir un trabajo. Luego, mi cereza, sumergiéndose hasta la superficie. Mi deseo transformado en todos esos recuerdos que empezaba a desempolvarse.
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INESTABLE
Teen Fiction- Te amo - dijo sin ningún aviso, como la explosión de una bomba. - ¿Qué?. - Te amo y no espero una respuesta semejante de tus labios. Ni siquiera espero que finjas que sientes lo mismo o que seas sincera y digas que es un sentimiento estúpido y vac...