Es en verdad difícil de explicar, si alguna vez llegas a comprenderlo entenderás que quede corta en la definición. Un día ya no te sientes igual, eres otra persona y ni siquiera eres capaz de recordar la fecha o el lugar exacto en el que te encuentras, es como ser el impostor en tu propia casa, ¿puedes imaginarlo?. Imagina un dolor tan grande que no puede ser encontrado por más que escarbes, la angustia que te confunde y no te deja dar un solo paso sin tambalear. Sentir que te ahogas dentro de un mar con tiburones, ¿logras imaginar por lo menos verte cerca de su gran tamaño?, ahora imagínate cayendo solo por la excitación de hacerlo, déjate envolver por la presión de sus dientes en todo tu cuerpo. Dime, ¿cómo se siente?.
¿Alguna vez sentiste temor al escuchar tu nombre en los labios de otra persona?. Solo por un momento imagina despertar y no querer moverte, ser un azulejo más entre cuatro paredes. No querer salir de la cama, comer o ver el amanecer; piensa en tu postre favorito, esa canción al máximo volumen, un abrazo de tu madre o la risa fingida producto de un mal chiste. Ahora siéntete culpable por perder el interés y no disfrutar lo que antes te llenaba de tanto placer.
Nadie le toma importancia a los sentimientos hasta que te conviertes en una roca inmóvil y observadora en busca de cualquier cuerpo que te haga sentir un poco de calidez.
Extraño muchas cosas que no tenían sentido antes de todo esto, como la mirada perspicaz que ponías al ver que tenías razón o esa maldita manía para que el volumen del reproductor siempre permaneciera en número par, incluso extraño ir a la escuela y la comida asquerosa del puesto de la esquina que preferíamos porque Isaías insistía que tenía mejor sabor que el intento de carne con verduras que la empleada de la cafetería preparaba, pero los tres estábamos consientes que optaba por comprar ahí porque la señora tenía un hijo estudiando economía en el extranjero. No te miento cuando te digo que extraño con locura las canciones repetidas en la estación de radio o esa frase que siempre decías cuando llegaban a tus oídos comentarios negativos: "Todo estará bien mientras encuentres motivos". Extraño tranquilizar a Gabrielle con sus infinitos miedos, las clases de danza y aunque parezca increíble extraño no pensar y solo dejar que las cosas pasasen para después tomar una no muy correcta decisión.
Te prometo, ¡no!. Te aseguro que todo seguirá estando bien después de que parta. Tirarás a la basura mis discos y con un poco de suerte no visitaras mi tumba, quizá me llores menos y me olvides más. En verdad quiero, que me sientas menos y vivas más.
Con el paso del tiempo miraras al cielo y no recordaras mi segundo nombre, cantarás sin sollozar y no te avergonzaras de usar tus gafas y en unos años te reirás de esos programas de televisión que eran tan malos y que dejaste de ver por mí, la cama ya no se sentirá vacía, volverás a releer todos esos libros y te enamorarás de nuevo sin temor a perder nada a cambio, lo darás todo y te prohíbo sentirte mal por eso. Tendrás hijos y más vale que saquen tus ojos, los veras crecer, llorar y enamorarse y te sentirás avergonzado cuando tengas que hablarles de drogas, pero los amaras tanto que te tendrán envidia.
Y algún día, cuando tus ojos ya no sean de ese verde intenso y tu piel luzca totalmente agrietada te daré la oportunidad de acordarte de mí, recordar mi rostro, las preguntas y las peleas. Recordaras el olor a canela de mi perfume, aquel día de campo con ese sol segador y el jugo de uva caliente, la primera vez que me acariciaste y mi mano sobre tu nuca al conducir. Quiero que recuerdes la estación de autobuses, las orquídeas, mis labios rojos y esos vestidos floreados. Recuerda nuestras manos entrelazadas, aquella plumilla metálica con la inicial de tu banda favorita y el intento inútil de enseñarme a factorizar cuando ni siquiera sabía dividir.
Nunca creí en Dios, pero con el paso del tiempo creí en los milagros. ¿Y sabes qué?, merecemos un milagro más Héctor. Esta vez de diferente manera y en diferente tiempo, en donde mis pensamientos estén bien y sean como los de los demás, un milagro en donde deje de ser una cifra. Una realidad adversa donde mi nombre no será usurpado por un número de estadística y desdicha que se perderá en el olvido a los dos días. Un mañana diferente con sabor a helado de vainilla.
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INESTABLE
Roman pour Adolescents- Te amo - dijo sin ningún aviso, como la explosión de una bomba. - ¿Qué?. - Te amo y no espero una respuesta semejante de tus labios. Ni siquiera espero que finjas que sientes lo mismo o que seas sincera y digas que es un sentimiento estúpido y vac...