BOSQUE MUERTO

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A veces, veo y escucho cosas que los demás no.
Hay lugares que incluso hoy en día prefiero no frecuentar, mi amiga se enojaba cada vez que esto ocurría acusándome de cobarde, me regañaba diciendome que no podía darme el lujo de tener debilidades, pero supongo que era fácil para ella hablar de ese modo si nunca ha visto o sentido lo que yo.
Estabamos viajando al Oeste, ella por la carretera en su motocicleta que recuperó de donde la dejamos tiempo atrás y yo viajaba por aire como es mi costumbre.
No podía dejar de pensar en las presencias que vi en la mañana, su apariencia era aterradora si los viera con ojos de humano, sin embargo, sentí como si de alguna forma estuviéramos conectados.
Esos espectros, esaban pegados a mi, no se apartaban, me miraban fijamente.
Sus bocas se movían queriendo decirme algo, pero todo lo que escuchaba era como lamento, murmullos inentendibles.
Cuando hicimos una pausa para descansar y comer algo, nuevamente sentí que me rondaban.
Ella me conversaba alegremente de quien sabe que, ese día realmente no podía enfocarme en nada.

_ME ESTAS ESCUCHANDO!?

_Si, si...

Contesté por inercia, me senté bajo un árbol, mientras ella preparaba una pequeña fogata.
Sentía mis manos sudorosas por los nervios, trataba de aparentar que nada me pasaba, frotaba mis manos en la tela de mi pantalón para quitar esa desagradable sensación en mis manos.

_Como te decía... blah, blah, blaah...

Miraba para los lados, lamentablemente, eran como sombras o bultos negros, poco a poco esas cosas se volvían más nítidas , todavía no podía concentrarme lo sufiente como para evitar que cualquier manifestación de ese tipo me afectara, era como un maldito imán para ellos.
Un repugnante hedor a putrefacto,  hizo que sienta mareos y náuseas, comencé a toser asqueado.

Mi compañera dejó de urgar en su mochila y comienzó a caminar hacia mi.
Escuché muy claramente pasos en el césped en dirección opuesta a ella, me quedé esperando para ver quien se asomaba, pero pero nadie venía.

_Ya detente Piccolo!, estás agotando mi paciencia, sólo ignóralos y se irán a otra parte.

Me sacudió de los hombros  para intentar despabilarme.

_Cómo puedes estar tan segura!?
Tu ni siquiera los ves!

Ella sólo me miró con los brazos cruzados y levantando una ceja, callé temiendo que haría o diría.

_Ok, quédate quieto y déjame probar algo.

Tomó un gran puñado de sal y me rodeó con un abundante surco.

_Listo.

Presumió mientras sacudía de sus manos el resto de sal. El bosque estaba tan silencioso que puedía oír cada partícula tocar el pasto y caer a la tierra.

...eso será suficiente para que puedas descansar un poco el día de hoy... no has dormido de forma decente en días, no creas que no lo he notado pequeño.

Me regañó nuevamente por que le ocultaba cosas para no preocuparla, pero a la larga sus sermones eran más intensos, para esa época ya ni me molestaba en responderle o replicarle.
Sólo me quede escuchando su discurso rodando los ojos y de brazos cruzados mientras se enfurecia más y más.
Un peculiar acento se apoderaba de ella cuando estaba muy molesta, me gustaba como pronunciaba mi nombre.

_Este es un bosque muy extraño, no escucho aves o cualquier animal...

Interrumpo su discurso sobre la confianza y no se que más.

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