SERES DEL BOSQUE

23 5 0
                                    

Unos de mis lugares favoritos a demás de la cascada es un bosque que limita con un viejo templo abandonado, el lugar era muy popular en el pasado, pero las historias que pasaban de boca en boca entre los aldeanos terminaron por darle muy mala fama al lugar, no se que tiene de malo ver de vez en cuando algún yõkai o fuego fatuo por ahí, por lo general no se meten con nadie...me gustaba ver las pequeñas imágenes de pequeñas deidades a medida que me internaba en ese bosque, eran de piedra tallada, algunas eran tan antiguas que estaban carcomidas por la lluvia y el viento, coloreadas con el verde del musgo que crecía en ellos.
Era divertido como cada vez que iba, el orden de ellas era diferente, se notaba que la escultura del Tanuki tenía mala memoria y posaba en diferentes lugares.
Cada vez era más frecuente mis salidas sin la supervición de mi amiga, ella estaba muy ocupada con los asuntos de la mafia, frecuentar otros seres era algo que necesitaba.

_Qué haces aquí?, no sabes que este lugar puede ser muy peligroso!?

_Me regañó una voz femenina que venía de una tranquila laguna.

_Dónde están tus padres?
Te perdistes?

_No, no tengo padres, no los necesito, y no estoy perdido.

Respondí casi con fastidio.
Cuando la mujer se mostró ante mi, podía apreciarse ropajes antiguos típica de una dama aristócrata de la época feudal, su rasgos eran bellos, al ver más de cerca, note que se parecía mucho a Ma, sólo que el maquillaje la hacía lucir un poco mayor.

_Por que no vienes aquí y conversamos un rato?
Seguramente has tenido muchas aventuras para contar pequeño...

_Eh?
Cómo me dijistes!?

_Ven... no tengas miedo.

Insistió con voz suave.

_Miedo yo!?
Pierde el tiempo señora... veo en el reflejo del lago que no tiene rostro...
Pretende ahogarme?

Me sonreí de forma irónica.

_No, no, claro que no...se que eres muy fuerte y no caes en cualquier engaño

Rió de manera delicada tapando su boca con una actitud pudorosa, lo que me pareció a mi, es que no quiso mostrar una expresión siniestra al hacerlo.
En ese bello lugar la vegetación era tan espesa que parecía que iba a anochecer.

_No hagas eso...

_Que no haga que?...

Por mero aburrimiento, comencé a tirar piedras al agua.

No lo hagas... detente.
Eres un chiquillo muy inquieto... qué eres?
No pareces un Yõkai...

_Soy un demonio.

_Ah, que extraño, no pareces uno.

_Qué, está ciega señora!?

_Pero que modales!, si fueras mi hijo te enseñaría a contestar a tus mayores!.

_Aburrido!

Me di vuelta restándole importancia con mis brazos cruzados en mi nuca, podía ser muy fastidioso cuando me lo proponía.

_Ey!, Muchachito!, no me dejes hablando sola!.

Me volteo nuevamente y me regreso desafiante, ingreso al agua hasta los tobillos y espero a que haga lo que este ente acostumbra, más no lo hizo.

_Qué decepcionante...

RECUERDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora