12.

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— ¿Has estado cocinando un banquete? – La voz del pelirrojo lo trajo a la realidad nuevamente, estaba recargado en el marco de la entrada con los ojos puestos sobre él.

— Para nada, sólo no sabía que comer. ¿Es que acaso no puedes estar sin mí? – Bromeó tratando de mantener su mente en otra cosa que no fuera Alex.

— Acertaste, soy tan poco independiente, que no puedo sobrellevar el no verte unos minutos – Dramatizó acercándose hasta donde el castaño permanecía.

— Vamos, cállate – Lo empujo suavemente pues el pelirrojo estaba bastante cerca suyo.

— Estuve pensando en algo... – Alexander lo miro con curiosidad, mientras el pelirrojo parecía estar pensando – ¿Recuerdas cuando dijiste que no era tu tipo? – Soltó finalmente, ante aquella pregunta el más bajo rodo los ojos.

— Las personas pueden sacrificar sus gustos – Respondió con una sonrisa burlona.

— No sé si debería ofenderme eso.

— Deberías de tomarlo como un halago.

— Bueno, tú siempre fuiste mi tipo – Susurro con suavidad y acerco su rostro al del castaño.

— ¿En serio? ¿Ya habías conocido a alguien como yo? – Cuestionó un tanto divertido y curioso, alejando su rostro tan solo un poco del de Dominik.

— No, de hecho, eso lo descubrí el día que te conocí – Sonrió genuinamente y le robo un beso al castaño.

— Deja de decir cosas cursis.

Dominik negó con la cabeza, y aun conservando aquella sonrisa en su rostro comentó:

— Y, ¿Aún sigues teniendo hambre?

— No, ahora tengo ganas de otra cosa – Negaba con la cabeza a la vez que salía de la cocina, siendo seguido por el pelirrojo.

— ¿Así? ¿Podría saber qué es? – Alexander lo miro sobre su hombro mientras subían las escaleras.

— ¿Tú que crees? – Incito el castaño con la mirada, y ambos entraron a la habitación de este.

— No lo sé – Expresó el pelirrojo con un tono un tanto coqueto, sentándose en la orilla de la cama, Alexander le daba la espalda mientras hacía algo que no lograba ver.

— De jugar videojuegos obviamente – Se giró con una sonrisa socarrona en su rostro, mientras sostenía dos mandos, uno en cada mano.

Dominik bufó ante esto y se golpeo mentalmente por hacerse ideas lascivas en la mente.

— Esta bien, pero que quede claro que si pierdes me deberás algo – Comentó Dominik recibiendo el mando de aquella consola por parte de Alexander.

— No estés tan seguro.

Mientras pasaban ese tiempo jugando y disfrutando, donde de vez en cuando se hacían bromas y platicaban de cualquier cosa, donde Alexander perdía en aquel videojuego y Dominik se burlaba, y viceversa. Para ambos, ese tiempo juntos era como consumirse en un mundo en donde solo existían ellos dos, sin preocupaciones, sin importarles lo que podía traer el futuro.

Y aquello les alegraba, les daba tranquilidad. Les provocaba una sensación reconfortante y cómoda. Tan solo querían permanecer como dos adolescentes normales, que tenían una relación normal y hacían cosas juntos, sin importar que fuera, porque sería significante para ellos.

El pelirrojo miró de soslayo al castaño de pecas junto a él, parecía tan concentrado en no perder.

Definitivamente quería pasar más tiempo de aquella manera con él. De una manera sana, estable y correspondida, porque a pesar de su juventud, de su corta edad, estaba seguro de qué había encontrado al amor de su vida.

— ¡Perdiste! – Exclamó Alexander victorioso, trayendo a Dominik nuevamente a la realidad.

— Te deje ganar – Replicó minimizando su derrota.

— Deja de ser tan engreído, acepta que te derrote sin trucos y sin ayuda – Le apuntó con el mando de la consola.

— No lo creo realmente – Reía jovial ante la mirada de disgusto de Alexander.

— Perdiste, y como era la ultima ronda, ahora tú me debes algo – Sentenció Alexander, Dominik indagaba e lo que podría pedirle el castaño. 

— De acuerdo, ¿Qué es lo que tengo que hacer? – Preguntó rindiéndose, Alexander lo pensó por un momento y le miro fijamente.

— Qué nunca dejaras de sonreír así para mi – Se sinceró el castaño con bastante seriedad, cosa que le indico al pelirrojo que iba en serio.

Admiro sus ojos. Su mirada se notaba intrigada, expectante a una respuesta.

— Ni siquiera tienes que pedirlo – Murmuro acercando a Alexander hacia él, para poder rodearlo con sus brazos, colocó su cabeza sobre el hombro del castaño – Es inevitable para mí.

Alexander sitió un cosquilleo en su estomago y una enorme emoción dentro suyo. Era la primera vez que no podía dejar de sonreír. Correspondió al abrazo y jugó con algunos de los desordenados cabellos pelirrojos de Dominik.

Agradeció en su interior por aquello. Tan sólo quería y pedía que lo que estaba por venir, fuera como ese momento.

En algún lugar, no muy alejado de la vivienda de Alexander, y en una casa digna de admirarse, se encontraba un chico de castaños cabellos, era bien parecido, pero desagradable por dentro.

Su mirada se mantenía enfocada en el exterior que había fuera de su ventana.

No dejaba de pensar en lo que había sucedido en casa de cierto castaño, y en el como aquel pelirrojo parecía cercano a él. Y eso, le irritaba.

Le molestaba de una manera anormal, le hacia hervir la sangre y hubiese golpeado a aquel pelirrojo engreído, pero tenía que mantener la calma, no podía ser tan descuidado e impulsivo, ya había cometido un error cuando fue a visitar a aquel rubio. Se reprendía mentalmente por aquello, aquello pudo arruinar los planes que su retorcida mente habían comenzado a trazar.

— "Alexander, por fin te darás cuenta que la única persona que puede estar contigo, soy yo."

Sonrió de manera cínica antes aquellos pensamientos.

— "Sólo me necesitas a mí."


Gracias por leer, votar y comentar :)

-Kyoxnne

Editado: 12/08/2017 

Editado: 05/03/2022


Nota:

Debido a algunos cambios en capítulos anteriores, los siguientes pueden verse afectados por esto. Para evitar confusiones trataré de editar lo más pronto posible. Pido una disculpa.

Gracias por leer!


Amo a mi contrario © BL [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora