Thalionen

5.6K 265 159
                                    

Un niño pelinegro de tan solo 11 años caminaba hacía las afueras de Rivendel, sus botas quebraban las hojas secas a su paso y en su cinto se encontraba envainada la espada que debía ser suya dentro de unos años más. Elrond insistía en que debía ganar sus propias experiencias, que todo el entrenamiento que le brindaban no serviría de nada si no lo ponía a prueba, después de todo no era lo mismo entrenar con alguien que por ningún motivo lo lastimaría a enfrentarse a un enemigo que no dudaría en asesinarlo.

Los demás podrían decir que el futuro montaraz era demasiado joven aún para ese tipo de situaciones pero los elfos aprendían desde muy joven edad y Aragorn estaba siendo criado por ellos después de todo.

El joven mortal caminaba sosteniendo el mango de su espada, aún la encontraba un poco pesada pero suponía que con el tiempo sería mas fácil empuñarla; escuchaba la suave briza nocturna, todo estaba en silencio y no había mas luz que el brillo de la luna bañando las finas construcciones y el bello paisaje natural que lo envolvía, frente a el se encontraba el camino hacía el bosque, un paso mas y finalmente saldría de la seguridad del ala de Elrond, la adrenalina y curiosidad de la primera aventura eran algo que lo embriagaba por completo, quería mas, quería conocer que era lo que le esperaría allí afuera. El futuro montaraz suspiró decidido y afianzó el agarre en la empuñadura de su espada, dio unos cuantos pasos y tras decidir que su camino sería hacia la izquierda comenzó a adentrarse a la oscuridad del bosque.

Las hojas crujían bajo sus pies, el viento movía su cabello con suavidad y podía sentir el frío colarse bajo sus ropas acariciándolo con sutileza, se atrevería a decir que era algo que jamás había experimentado pero le entusiasmaba la sensación.

Caminó durante un rato, miraba la luna y el cielo estrellado, caminaba con agilidad pegando pequeños saltos de vez en cuando.

Las montañas le dejaban admirar el paisaje nocturno de una forma inigualable, el manto de estrellas que le cubría era sin duda alguna la mayor belleza que había tenido la suerte de contemplar.

El muchacho tomó un camino que lo condujo denuevo al bosque, claro que no se había alejado mucho de Rivendel, podría volver antes del amanecer sin despertar sospechas en Elrond.

Caminó observando los frondosos árboles, sus verdes copas ahora reemplazaban el manto de estrellas y la luz de la luna se colaba con dificultad; Aragorn sentía algo detrás suyo, el viento se había vuelto denso y podía escuchar crujidos de hojas a pesar de que el había dejado de caminar.

Pudo escuchar una respiración pesada y un gruñido que no era de algún animal, sobre el se cernía el peligro, no pensó que realmente aquella noche tendría que enfrentarse a algo.

Desenvainó su espada y por instinto comenzó a correr buscando el camino devuelta a Rivendel donde estaría seguro. Mala idea. Al emprender la carrera lo confirmó, estaba en peligro.

De la oscuridad emergieron dos orcos gruñendo cual depredadores y comenzaron a perseguirlo, era la primera vez que Aragorn se topaba con aquellas criaturas, no sabía que hacer o como responder.

El Joven pelinegro giró la cabeza hacia atrás para verificar la próximidad de sus perseguidores, estaban cerca y aquello lo hizo tropezar con la raíz de un gran árbol. Aragorn cayó al suelo aparatosamente pero se puso de pié de inmediato, ahora lo sabía, debía defenderse.

Los orcos llegaron hasta el espadas en mano y no pensaban darle tregua por lo que se lanzaron a el. El muchacho había sido bien entrenado por lo que acabar con uno de aquellos monstruos no fue problema, pero su falta de experiencia y el peso de su espada le hicieron flaquear lo suficiente para que el orco vivo le hiciera un tajo en el brazo.

Aragorn cayó al suelo sintiendo el dolor agudo en el brazo, un ardor inusual recorrió su piel por debajo y soltó su espada gracias a esto, el orco sonrió mostrando sus afilados dientes podridos y el pelinegro rogó por algún milagro que lograra salvar su vida.

One Shots AralasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora