Gwaedh

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Este capitulo está dedicado a UrEsteticLord quien me lo sugirió. Creo que es bastante distinto a como lo imaginabas pero espero te guste y cumpla tus expectativas.

Si no me equivoco la palabra "Gwaedh" significa "Pacto" en élfico.

La luz de la luna hacia acto de presencia en la habitación siendo intrusa colandose por un pequeño hueco entre las pesadas cortinas y bañando el cuerpo que se encontraba recostado junto a el, preso del enojo por el hecho de que no necesitaba dormir pero últimamente se había sentido tan cansado de mente se puso de pie con cuidado de no despertarlo y caminó por el lugar recogiendo sus ropas y zapatos para después abandonar la habitación y dirigirse al salón maldiciendo internamente. Mientras caminaba atravesando la oscuridad del pasillo fue colocándose la ropa dejando la capa y las botas hasta el final anudando el cordón de sus pantalones y fajando en ellos la pulcra camisa blanca, se sentía tan malditamente abrumado que no se molestó en simplemente chasquear los dedos para vestirse, últimamente no se sentía digno de ello. Al llegar al elegante salón se sentó en el diván en el cual se había encontrado inmovilizado mas temprano esa noche y se calzó las botas para después ponerse de pie y colocarse la capa, se giró echandole una última vista al mueble de impecable terciopelo rojo sintiendo los recuerdos de esa noche golpear su mente, la forma en que se entregó a él, los labios húmedos y calientes sobre su piel fría, los latidos de su corazón presionando contra su pecho carente de vida, los susurros y palabras ahogadas en gemidos placenteros. Rápidamente se sacudió de las imágenes que llegaban a su mente y atravesó el salón dirigiéndose a las escaleras para salir de la hermosa residencia, no tenía hambre pero sentía la necesidad de desahogarse así que simplemente se fue.

><><>< Londres 1855.  ><><><

Caminó por las calles poco concurridas a esa hora, era una noche particularmente fría por lo que las pocas personas que transitaban el lugar le miraban extrañados al ver que su único abrigo era la capa negra que vestía sobre la camisa.

Esa noche se encontraba bastante aburrido por lo que decidió no asistir al burdel de siempre ni mucho menos al teatro o a la taberna, se encontraba rondando las calles en busca de algo diferente, algo interesante y como si alguien hubiese escuchado su súplica unas voces molestas llamaron su atención.

Las siguió hasta una esquina solitaria en donde un par de ladrones recibían una paliza por parte de un transeúnte a quien habían intentado robar, el hombre era de cabello negro, podía ver su piel ligeramente bronceada desde esa distancia y la furia desesperada con la que el hombre se defendía logró capturar su atención por lo que se quedó oculto en las sombras observando.

- ¡Larguense malditos fracasados! - gritó el hombre y ambos sujetos mas que asustados y adoloridos se pusieron de pie y corrieron a trompicones alejandose del lugar.

Sonrió para sus adentros al contemplar aquella escena y sonrió aún más cuando el hombre comenzó a caminar dirigiéndose hacia un callejón oscuro. Pero que idiota. Pensó y no tardó un segundo en encontrarse frente a frente con aquel hombre aprisionandolo con fuerza contra la pared.

- pero que descuido ir nîn, casi parece que busca que algún maleante lo aborde - dijo con burla.

El hombre le miraba sorprendido, no sabía de donde había salido el sujeto que lo apresaba, no lo había visto venir, no había escuchado sus pasos, no tardó en notar el peculiar brillo en sus ojos azules, la palidez en su piel, sus largos cabellos de un rubio particularmente claro, a pesar de estar tan cerca no lo sentía respirar y el muchacho era particularmente fuerte para su complexión. El pelinegro lo contempló horrorizado.

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