182 Días

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Romina estaba sentada en la cama de su habitación. Miraba fijamente una pintura. Era abstracta, recordaba el día que la había comprado.

"Era un pintor moderno, su popularidad estaba comenzado. Como ella siempre había sido fanática del arte había decidido ir cuando se enteró de la galería por una de sus amigas. Le pidió a su esposo que la acompañara, el rechazó la oferta alegando que estaba muy ocupado.

Había ido sola. Al llegar saludó a varios conocidos y decidió caminar por la galería. Una pintura le llamaba particularmente la atención. Era un conjunto de formas abstractas de aspecto curvo, otras circulares. Ella había pensado que eran movimientos energéticos. No había figura cuadradras o rectas.

— ¿Qué te hace sentir? — preguntó un hombre parándose a un lado.

Romina le lanzó una leve mirada y luego volvió a poner su atención a la pintura. Tardó unos segundos antes de responder analizando lo que diría.

— Creo que me trae paz, es como tranquila para mí de cierta manera — dijo finalmente.

El hombre dio una media sonrisa.

— ¿Qué? — preguntó ella al ver su reacción —. ¿No piensa usted igual?

Mirándola a los ojos respondió:

— No. Para mí es algo estresante, me parece lenta. Es aburrida, realmente casi desesperante.

Romina se sorprendió.

— ¿Usted es crítico de arte? — indagó.

— No lo soy — respondió el hombre sonriendo.

— Entonces tendremos que preguntarle al pintor, a ver quién se aproxima más al significado.

El hombre asintió y finalmente preguntó:

— ¿Su nombre?

— Romina de Longoria — dijo estrechando su mano.

— Pablo West.

— ¿Usted es…? — empezó a decir ella con sorpresa.

— Sí,  el pintor — dijo riendo.

— Un placer.

— El placer es todo mío.

Ambos volvieron a dirigir su atención a la pintura.

— ¿Entonces es un retrato desesperante? — preguntó Romina.

— ¿Realmente es un cuadro relajante para usted?

— Sí, lo es.

— Entonces ahora es suyo.

Romina lo miró sorprendida nuevamente.

— Eres la primera persona que me dice que le da paz. Tiene que ser suyo. La verdad es que si odiaba este cuadro pero mi asistente pensó que debía ponerlo. Todos sienten sentimientos diferentes de la pintura, y eso me hizo sentir orgulloso — su cara cambió a una mezcla entre incredulidad y sorpresa —. ¿Pero paz? Primera persona que lo dice. Te lo ganaste.

Romina lo miró sonriendo, luego vio a la pintura.

— Gracias.

— Gracias a ti — respondió Pablo".

Ahora si le cambió la perspectiva, ya no era un cuadro relajante. Ahora veía la lentitud y el estrés. No pudo seguir observandolo más. Le dio la espalda.

282 DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora