CAPÍTULO 2: 10 de diciembre de 2019

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Pía y yo estábamos haciendo las maletas para el viaje que emprenderíamos al día siguiente. Mientras tanto, en China, una pareja de médicos estaba tratando a una mujer joven en la ciudad de Wuhan.

-Doctora Chen, ¿cómo va? ¿Ha avanzado en el reconocimiento?

-Parece tener un tipo de gripe A. O una gripe B...

-¿Por los síntomas y los análisis que le hemos hecho cuál cree usted que es?

Reflexionó.

-No lo sabría decir con seguridad. Solo sé que no es el primer caso en el que no se ha podido identificar la enfermedad exacta en un paciente de estos últimos días.

Suspiró y salió de la sala quitándose sus guantes de látex.


-Ts, mujeres...



Para no molestar a nuestros padres, Pía y yo tomamos un taxi hasta el aeropuerto. Al llegar, sacamos del maletero nuestras pesadas maletas que guardaban en su interior todo lo que íbamos a necesitar las próximas tres semanas –o eso creíamos-. Tal y como esperábamos, las tuvimos que facturar.

Mi hermana durmió prácticamente todo el vuelo. Yo no podía pegar ojo. Aproveché para revisar mis conocimientos sobre el idioma coreano. Pía lo dominaba mientras que yo prácticamente solo sabía hablar de manera informal.

-Creo que tendré problemas si no aprendo a expresarme de otra manera.

Mi mentalidad militar y yo nos hicimos un intensivo de coreano de 16 horas.

Después de que aterrizara el avión y cogiéramos nuestras maletas, nos dirigimos hacia la salida del aeropuerto. Al verla, Pía se detuvo y yo detrás de ella.

-¿Lista? –me preguntó mientras me tendía la mano.

Le miré la mano y después el rostro.

-Anda tira –me reí.

Empecé a caminar y ella se apresuró para no quedarse atrás. Tomamos un bus hasta la estación central de Seúl. Desde ahí caminamos hasta nuestro hotel que, por supuesto, tenía un nombre K-poper: K-pop Guesthouse Seoul Station.

-No está mal la habitación –opiné.

-Es perfecta. Voy a pedir el wifi para avisar a mamá de que estamos bien.

-Vale.

Durante la espera, deshice mi maleta. Aproveché su ausencia para colocar mi ropa en el mejor estante.

-Ya está. En fin, Clío. Son las 12:34 a.m. del 12 de diciembre. Esto quiere decir que tenemos un día entero para disfrutar de Seúl antes de ir al comeback.

Nos miramos durante un segundo en silencio para poder procesar lo que eso significaba. Enseguida nos espabilamos, cogimos nuestros bolsos –en mi caso, la mochila- y salimos del hotel en busca de un sitio agradable para comer.

-Mira esa terraza de ahí. Parece que hay menús.

Efectivamente, ese cartel que vi de lejos se trataba de uno que ofrecía tres tipos de menús diferentes. Hacía buen día y parecía que toda Seúl se había hacinado en las mesas del exterior del local.

-Buenos días. En la terraza todas las mesas están ocupadas. Si desean tomar algo pueden subir a la segunda planta y tomar asiento. Ahora les atenderé –dijo un camarero con una gran sonrisa.

BIENVENIDOS AL FINAL DE MI MUNDO  |  Imagina Kim Seungmin y Stray KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora