CAPÍTULO 11: 24 de diciembre de 2019. Tarde

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La sala que se había tragado a la doctora Chen era pequeña y en ella se encontraban dos médicos. Corrieron una cortina que había al fondo y atravesaron un agujero que habían hecho a la pared, casi parecía una puerta. De la misma manera, conectaron tres salas y un cuarto de baño, formando un lugar bastante acogedor y, lo que es más importante, impenetrable. Incluso disponían de una televisión y un microondas. La doctora Chen les convenció para que nos dejaran entrar a los diecinueve que íbamos a ser en cuanto volvieran el resto de las chicas. Volví sobre mis pasos para avisar a los que nos habían acompañado hasta el interior del hospital. Al abrir la puerta vi que estaban bastante preocupados. De hecho, si hubiera tardado cinco segundos más en abrir, hubieran tirado la puerta abajo con el banco que estaban sosteniendo entre los cuatro.

¿De dónde lo habían sacado?

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La puerta del supermercado no fue tan fácil de atravesar. La verja estaba bajada y con llave puesta.

-Necesitaría algo contundente para romper el cerrojo y subirla –explicó Chan.

-¿Cómo un mazo? –preguntó Nayeon con uno en las manos.

Chan se giró y la miró extrañado.

-Em... sí. Gracias noona.

Mientras Chan abría, Pía se dio cuenta de que había una ferretería al otro lado de la calle con el cristal del escaparate roto. Después miró a Nayeon, que le estaba haciendo una señal para que guardara el secreto. Rieron juntas silenciosamente. Después volvió a subirse al asiento del conductor.

Chan llevó la verja hasta arriba del todo y rompieron el cristal de las puertas automáticas para acceder al interior. Rezaron por no haber hecho demasiado ruido y entraron rápidamente mientras Nayeon movía la furgoneta, dejándola de tal manera que pudieran ir metiendo provisiones sin necesidad de alejarse de la entrada al supermercado. Lisa fue la que se quedó dentro para ir colocando en bolsas lo que le iban a traer sus compañeras y vigilar con su pistola que no entrara nada extraño que pusiera en peligro la vida de los demás. Por supuesto, la conductora se quedó en su asiento para asegurar una escapatoria rápida.

-Chicos, coged un carrito cada uno y llenadlo por completo –ordenó Jihyo.

Cuando volvieron, vieron poca comida para los diecinueve que eran. Chan y Dahyun volvieron a entrar una vez vaciaron sus carritos, mientras las otras dos chicas vaciaban los suyos.

-Ya está. Subiros conmigo y esperemos a los otros dos.

En ese momento escucharon como Nayeon les avisaba de un peligro que se estaba acercando al trote y cada vez más rápido. Ese peligro estaba formado por un grupo tan grande de bichos que podría tratarse de un equipo de fútbol o de los integrantes de Seventeen al completo. En ese momento, las tres armas estaban en la furgoneta. Las tres idols empezaron a disparar. Resultaron tener la suficiente buena puntería para matar, o al menos impedir que se siguieran desplazando, ocho de los de los atacantes. Sin embargo, seguían siendo bastantes y podían provocar el abandono de los dos compañeros que seguían dentro.

-¡Mierda! –exclamó Lisa. –Jihyo, dame tu arma.

La cogió y salió corriendo, haciendo que los bichos pasaran de tener la atención puesta en el vehículo, en ella. En cuanto se encontró a Chan, le lanzó lo que había tomado prestado de Jihyo y se dio la vuelta para combatir. Desgraciadamente, uno de ellos ya estaba saltando encima de ella y la tiró al suelo. El zombi le trató de morder un brazo, gracias a la gorda chaqueta que llevaba puesta sus dientes a penas la rozaron. Sintió una gran impotencia y lanzó un rugido acompañado por saliva. Lisa puso sus talones en el suelo doblando sus rodillas y con un golpe y giro de cadera logró quitárselo de encima y propiciarle un disparo en la sien. Mientras tanto, Chan mató a los otros dos que estaban justo detrás. La ayudó a ponerse de pie. Seguía aturdida por el ruido ensordecedor de antes.

BIENVENIDOS AL FINAL DE MI MUNDO  |  Imagina Kim Seungmin y Stray KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora