Cara B - [A Luimelia playlist]

Pista 5. Confiar en alguien

[Amelia, 10:48] "¡Hola! Espero que estés hoy mejor 😊"

[Amelia, 10:48] "Tengo que hacer unas cosas por el centro esta mañana, ¿te apetece un café?"

Ya estaba. Ya lo había hecho. Ya no había vuelta atrás. Ahora sólo quedaba esperar.

[Luisita, 11:56] "Hola! No puedo. Estoy en el bar"

Había contestado. Una hora después, pero tenía una respuesta.

[Amelia, 11:59] "¿Por la tarde te viene mejor?"

Se sintió como si estuviera al borde de un acantilado al presionar el botón de "Enviar". El miedo a otra negativa era cada vez mayor.

[Luisita, 12:23] "Sí".

Probablemente era la primera vez en toda la mañana que respiraba aliviada y nerviosa a la vez.

[Amelia, 12:45] "Ok. ¿Plaza de España 17:30?"

Podría haber propuesto cualquier otro sitio, pero necesitaba ir a un lugar que le transmitiese paz, y cerca de allí había varios lugares donde se sentía segura.

[Luisita, 12:50] "👍"

Ahora ya sí podía respirar tranquila, o no, no lo podía afirmar. Ahora estaba más nerviosa. ¿Cómo estaría Luisita? ¿Seguiría enfadada? ¿Diría que no a última hora?

*****

Seguramente, lo que menos le apetecía a Luisita en su día libre del teatro después de una dura jornada en el bar era ir al centro, pero ya no había marcha atrás. No si quería desconectar un rato de bar y deberes y peleas de hermanos pequeños. Y, en el fondo, estar con Amelia e intentar ver algo en ella por lo que mereciera la pena seguir luchando.

Comió algo de lo que había quedado del menú del bar y subió a su casa a darse una ducha. El agua caliente la relajó de todas las tensiones acumuladas entre el teatro y el bar.

Eligió rápido la ropa: unos vaqueros, un jersey mostaza y, aunque no hacía mucho frío, abrigo. En cuanto terminó de arreglarse salió de casa, ya que la idea de tumbarse un poco en la cama a descansar era demasiado tentadora, pero también era consciente que si lo hacía nunca llegaría a la hora que había quedado con Amelia.

[Luisita, 17:19] "Ya estoy por aquí. Te espero en la salida de Leganitos 🙂"

Había ido. Amelia sonrió mientras miraba el mensaje y su ritmo cardíaco se elevaba.

*****

Luisita había llegado con antelación para lo que era habitual en ella, por lo que decidió pedir dos cappuccinos para llevar en una cafetería cercana a la boca de metro y volvió allí para esperarla.

- ¡Has traído la guitarra! – dijo con el mismo entusiasmo de una niña pequeña el día de Reyes nada más ver a la actriz cargada con el instrumento a la espalda.

- Sí – respondió Amelia con una sonrisa – Cuando llegué a Madrid solía venir por aquí a tocar. Es uno de mis lugares favoritos junto con los jardines de Sabatini.

Luisita olvidó por completo el malestar que tenía provocado por su actitud cambiante al verla salir del metro vestida con unos vaqueros rotos, chaqueta de cuero, Converse blancas, el pelo sujeto con una especie de turbante y la guitarra. "¡Qué guapa está!" pensó.

- ¡¡No!! – dijo asombrada Luisita.

- ¿Qué pasa?

- Me encantan los jardines de Sabatini, la Plaza de Oriente... es mi zona favorita de Madrid.