Pista 41. La mala costumbre

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No era sencillo meter ropa en una maleta para estar un año lejos de casa, cuando en su cabeza sólo escuchaba "esto sí", "esto... esto también" o "este vestido me encanta". Así era prácticamente imposible escoger qué se llevaba y qué dejaba en casa.

La imagen que Luisita tenía de California era sol, playa, gente haciendo deporte cerca de la playa, buen tiempo,... pero suponía que en invierno haría frío y, de momento, era lo que más cerca estaba, por lo que ropa de abrigo también debería echar.

En ese sentido, Amelia tenía menos quebraderos de cabeza ya que sería un mes y medio el que estaría sin pasar por casa. Al salir del King's, después de haber hablado con Luisita, no tenía muchas fuerzas para ponerse con ello, aunque no fuera sobrada de tiempo. La conversación no había terminado como ella hubiera querido y llegó a casa después de haberse perdido por las calles de Madrid durante un par de horas, buscando la fuerza que necesitaba para seguir adelante sin la rubia.

Quizás Luisita tuviera razón. Quizás al principio intentarían buscar un hueco como fuera, cuando Amelia no estuviera grabando, cuando Luisita hubiera acabado las clases, al irse a dormir o al despertarse. Estarían media hora cada día contándose todo. Después, ese tiempo se iría reduciendo. Luego, algún día una no podría por alguna cosa y, cuando se dieran cuenta de nuevo, sin saber cómo, sus caminos se habrían alejado, probablemente ya sí, para siempre. Por eso, en aquel abrazo eterno a la puerta del King's, Amelia la dejó marchar.

*****

La sonrisa habitual de Amelia había dado paso a sonrisas forzadas y más seriedad en los primeros días de rodaje y eso no pasó inadvertido para sus compañeros. Los nervios y la responsabilidad para hacer bien su trabajo, se excusaba ella.

- Creo que te vendría bien hablar, Amelia – dijo Natalia, una de sus nuevas compañeras de reparto, observándola en el camerino que compartían mientras terminaba de vestirse después de la jornada de grabación.

- ¿Hablar? ¿De qué? – preguntó sin querer entender a qué se refería la otra actriz.

- Tú sabrás... – respondió Natalia dejando que la morena se abriese.

- No sé, dímelo tú – contestó Amelia a la defensiva subiendo la cremallera de su chaqueta de cuero.

- Pues no sé, la verdad. En los ensayos eras otra Amelia.

- Bueno, es mi primera película. El ritmo es distinto al teatro, la manera de grabar, aquí hay mucha gente alrededor,... Quiero hacerlo bien – buscó excusas para ocultar el verdadero motivo de su cambio.

- No me refiero a eso. Me pareces una gran profesional y cualquiera diría que llevas toda la vida delante de una cámara. Me refiero a ti. Puedes confiar en mí, Amelia.

- ¿Por dónde empiezo? – pronunció la morena tras un suspiro, viendo que sus excusas eran en vano.

- Una terracita con vistas al río y una cerveza fresquita me parece buena opción.

Amelia y Natalia abandonaron el set de rodaje y se dirigieron al parking, donde les esperaba el coche de producción encargado de trasladarlas de vuelta a su hotel, pero, en su lugar, optaron por preguntar al chófer para que las llevara a algún local en el que poder charlar tranquilamente. El joven decidió dejarlas en una de las zonas de más ambiente de la ciudad, cerca del parque de María Luisa, donde había numerosas terrazas con vistas al Guadalquivir entre las que elegir.

- ¿Es la primera vez que estás en Sevilla? – preguntó la pelirroja después de tomar asiento en el pub al que entraron y ordenar sus bebidas.

- Sí, nunca antes había estado y me está pareciendo muy bonita lo poco que he visto – reconoció Amelia.

Cara B - [A Luimelia playlist]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora