Pista 59. Acalorado

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- ¿Lo llevas todo? – preguntó Amelia desde el sofá del salón donde rascaba tranquilamente la barriga de Harvey.

- ¡¡Sííí!! – respondió gritando desde la habitación.

- ¿El cepillo de dientes?

- Sí.

- ¿Pijama? – siguió. – Bueno, aunque no eso no lo necesitas mucho – proclamó a un volumen normal que la rubia, al estar en otra habitación, no escuchó.

- Sí – gritó de nuevo para que la morena la escuchara. – Pero vamos, que me voy a Barcelona, no a la guerra, que si se me olvida algo lo puedo comprar allí, no sé a dónde se cree que voy – habló sola Luisita terminando de guardar el neceser en la maleta.

- ¿Tarjeta del médico? – recordó Amelia.

- En la cartera siempre.

- ¿Johnny? – demandó riendo aunque la respuesta de la rubia se hizo esperar unos segundos.

- Y tú, ¿para qué quieres que me lleve a Johnny? – consultó desde la puerta del salón.

- Para que no te sientas sola y no me eches de menos.

- Ahhmm – asintió la rubia. – ¿Tú me vas a echar de menos? – quiso saber llegando hasta la morena y sentándose a horcajadas sobre ella, retirando el pelo que caía por sus hombros.

- Vas a estar unos días fuera, me preocupo por ti – dijo colocando sus manos en las caderas de Luisita.

- Eso no responde a mi pregunta.

- Puede que te eche un poco de menos por las noches – confesó colando su mano bajo la camiseta de Luisita. – Por las mañanas a las cinco de la madrugada no.

- Tranquila, que yo a esa hora tampoco te echo de menos, que estoy muy bien durmiendo aún.

- No, si ya. Ni un beso en condiciones antes de irse una a rodar su telenovela de las yayas.

- Ya te los da Natalia todos los días – expresó fingiendo celos.

- Pero sin lengua.

- Pues las Lurelia bien de filetón en cuanto podían.

- Pero nosotras somos ya como un matrimonio que lleva muchos años, la pasión ya no es la misma. ¿Tú te imaginas a los extremeños comiéndose la boca? Además, que ahora estamos un poco enfadadas con lo del embarazo así que besos los justos – justificó la morena.

- Mejor.

- Tonta... que sabes que no cuela. Que mis besos de verdad son sólo tuyos.

- Si ya lo sé.

- Pero besa muy bien, ¿eh? – continuó picando viendo que la rubia no caía.

- ¿Ah sí? – la morena asintió con la cabeza. – Pues nada, la próxima vez que quedemos con ella lo compruebo yo también, pero tú tranquila, que sabes que mis besos de verdad son sólo para ti – repitió las palabras que acababa de pronunciar su novia unos segundos antes.

- Ya verás como me das la razón – aseguró la morena. – ¿A ti te queda mucho tiempo para darme besos antes de irte?

- Pues... – comenzó a hablar mirando su reloj de muñeca – un cuarto de hora escaso, aunque me llamará el chófer cuando esté abajo.

- Jo – Amelia puso un puchero.

- ¿Tendrás queja? – preguntó de manera retórica sorprendida. – Que ha preparado mi padre la comida antes para que luego pudiéramos volver más tranquilas y terminar la maleta sin prisas y hemos llegado tarde porque no querías salir de la cama – la acusó.

Cara B - [A Luimelia playlist]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora