𝘴𝘪𝘦𝘵𝘦.

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estuvimos como diez minutos abrazados y sin decir nada. no sé en que momento ruel dejó de llorar, pero agradecí eso porque no me gustaba verlo triste. no sabía cómo se sentía, pero yo lo único que buscaba era hacerlo sentir querido y que supiera que tenía el apoyo de todos nosotros. él era una persona increíble que merecía toda la felicidad del mundo.

sentí como se separó lentamente de mí y miré como tenía las mejillas rosadas y los ojos algo hinchados. limpié los restos de las lágrimas que mojaban sus mejillas y me sonrió agradecido.

—¿te sientes mejor?— le pregunté en un tono suave, no queriendo obligarlo a hablar si no tenía ánimos.

—sí.— suspiró —creo que eso era lo que necesitaba. hace mucho no lloraba, necesitaba desahogarme con esto.— me dio una pequeña sonrisa y acercó sus manos con cuidado a mi cara, tratando de no ser muy brusco, y sujetó mis mejilla para dejar un beso en mi frente —gracias.

—no es nada.— solté una risita nerviosa, sintiendo mis mejillas calientes por su cercanía —bueno, ahora sí es hora de hacer la tarea.— dije al ver a ruel ponerse de pie.

—tengo hambre, ¿podemos ir a comer?— me preguntó con una sonrisita. sabía que solo estaba tratando de distraerme para no hacer nada. a veces puede llegar a ser la persona más floja que conozco.

—podemos comer después.

—no, ya tengo hambre.— se quejó buscando mi mano en el aire. la estiré para que pudiera tomarla y me puso de pie de un solo tirón, dejándome a su lado —ya, vamos a comer. ¿si? por favooooor.

—no hemos hecho nada de la tarea.— bufé —al paso que vamos nunca vamos a terminar nada.

—ay, estás exagerando, tenemos mucho tiempo para hacerla.— se encogió de hombros —yo sé que quieres comer.— dijo sonriendo y picando mis costillas con sus dedos. solté una risa y le di un golpecito en la mano, alejándolo de mí.

—bueno, vamos,— frotó sus manos con emoción y enganchó nuestros brazos —pero terminando venimos a hacer la tarea, sin excusas ¿entiendes?

—sí, sí, ya vamos.— torció los ojos y me empujó un poco para que empezara a caminar. negué divertida y fuimos juntos hasta la cocina, donde nos encontramos a mi mamá preparando algo de comer.

—¿ahora por qué estaban llorando, niños?— nos preguntó divertida al vernos a ambos con los ojos rojos. la miré mal y negué. quizás ruel no quería hablar de eso y ella preguntando. sé que lo hace porque lo quiere mucho y se preocupa por él, pero no es momento de hacer preguntas incómodas.

—mamá...— dije en modo de advertencia.

—está bien, no importa.— dijo ruel alzando los hombros —espera... ¿tú también lloraste?— miró en mi dirección confundido.

—no importa.— respondí de vuelta. me reí al ver como torcía los ojos.

—¿me van a decir o no?— preguntó ella, curiosa.

—nada, ya sabes, me puse sentimental.— bromeó, pasando su brazo por mis hombros. mamá alzó las cejas de arriba a abajo en mi dirección y yo negué.

ella sabía que me gustaba ruel, y siempre aprovechaba para molestarme a la primera oportunidad que tuviera. creo que todo el mundo sabe que me gusta, menos él. y así está bien, así quiero que se quede, porque no quiero ser rechazada y volver las cosas incómodas entre nosotros. odiaría perder la amistad tan bonita que tenemos por una tontería como mi crush imposible por él.

—¿quieres mermelada?— le pregunté para tratar de cambiar el tema. abrí el frasco y lo acerqué a su mano.

—sí.— metió uno de sus dedos y sonrió.

—¡no, ruel!— me quejé cuando sentí como pasó su dedo por mi cara, manchando mi ojo y nariz con la mermelada. se empezó a reír y me crucé de brazos. ni siquiera podía enojarme con él, era adorable.

tomé mermelada con mi dedo y me acerqué a él con cuidado, tratando de que no escuchara mis pasos, y pegué mi dedo a su mejilla. ahora fue mi turno de reírme.

—¡que asco!— se quejó sujetándome de los brazos y pegándome a su cuerpo cuando quise escaparme de su agarre. empezamos a reírnos y ensuciarnos sin parar, terminando con la cara y ropa llena de mermelada. mi mamá entró de la nada a la cocina, mirando como ruel y yo dábamos vueltas al rededor de la mesa, escapando el uno del otro.

—¿qué hacen?— dijo divertida, sin dejar de negar con la cabeza. ruel dejó de intentar seguirme en cuanto escuchó su voz.

—ella empezó.— dijo alzando su brazo rápido y señalando en la dirección contraria a la que yo estaba parada. solté una risita al ver lo lindo que se veía.

—no es cierto, ruel empezó.

—bueno, no me interesa quién empezó, el punto es que los dos van a limpiar esto.

—sí, señora.— respondió divertido, haciendo un saludo como los soldados —ayúdame, soy un bebé.— me dijo haciendo un puchero.

—cuanto te conviene eres un bebé. ven, tonto.— dije riendo y tomando su mano para acercarlo a mí. se inclinó hacia enfrente y tomé un trozo de papel para empezar a limpiar su cara. no pude evitar sentir como mi corazón se aceleraba al admirar su cara de cerca; su bonita nariz, sus pestañas, sus ojos claros y sus labios. dejé mi mirada sobre estos últimos unos cuantos segundos y sacudí la cabeza para concentrarme en lo que hacía. me separé de él con movimientos algo torpes y vi como me sonrió.

—gracias.— sonrió con los labios cerrados —me gustaría ayudarte, pero ya sabes, no veo.— dijo empezando a reírse. golpeé su brazo y negué sin poder evitar sonreí al escuchar su risa. era uno de mis sonidos favoritos.

𝐒𝐓𝐔𝐂𝐊 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐘𝐎𝐔!     (𝐑𝐔𝐄𝐋 𝐕𝐀𝐍 𝐃𝐈𝐉𝐊)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora