𝘥𝘪𝘦𝘤𝘪𝘴𝘪𝘦𝘵𝘦.

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—¡ruel despierta!— dije sacudiéndolo cuando se escondió debajo se las mantas.

—no quiero.— se quejó aferrando la manta a su cuerpo y haciendo una mueca de cansancio —que coco se vaya sola, no quiero salir.

—pero yo si quiero salir.— dije quitándole la manta y tomando su mano para tirar de él —ya levántate, cuanto tú quieres salir yo siempre te acompaño aunque no quiera.

—bueno, bueno.— suspiró soltando mi mano y sentándose en el borde de la cama —pero solo voy porque coco va a pagar mi comida.

—sí sí, lo que digas, mejor apúrate.— dije poniéndome detrás de él cuando se puso de pie y empujándolo hasta el baño —¡si no te apuras nos vamos sin ti!— dije cerrando la puerta y sentándome de nuevo en la cama.

—¿por qué estás tan feliz? no entiendo.— respondió desde el baño, haciéndome reír.

—porque quiero y porque puedo.— dije y me reí cuando vi como frunció el ceño y puso sus manos en su cintura.

—bueno, no me digas pero igual siempre me entero de todo.— se encogió de hombros —¿me ayudas con mi cabello?— me preguntó sentándose a mi lado. asentí y

—uy, que guapo.— dije entre risas mientras picaba sus costillas y se reía.

—basta, me sonrojo.— dijo con una voz chillona y cubriéndose la cara con sus manos.

—¿ya?— pregunté poniéndome de pie cuando terminé —ya me quiero ir.

—sí, mandona.— dijo divertido, buscando mi mano en el aire. tomé la suya y me acercó para acunar mis mejillas entre sus manos. sonreí como tonta cuando él lo hizo y cerré los ojos cuando acarició su nariz con la mía —¿no que ya te querías ir?— preguntó separándose.

—hey.— me quejé. se empezó a reír y yo solo lo miré mal. lo abracé por el torso cuando sentí como acarició la comisura de mis labios con su pulgar antes de besarme. subí mis manos hasta su cuello y comencé a jugar con su cabello cuando me sujetó de la cintura, acercándome más a él.

—¡hey!— coco abrió la puerta de golpe y nosotros nos separamos asustados por su repentino grito —¡ya es hora de irnos, no tengo su tiempo!— dijo tomando el brazo de cada uno y sacándonos de la habitación. escuché un golpe y después un quejido.

—¡auch, coco!— se quejó ruel con el ceño fruncido cuando se golpeó con la puerta.

—no es mi culpa, fíjate ruel.— intentó defenderse y yo me cubrí los labios cuando se me escapó una risita —lo siento,— se disculpó haciendo una mueca cuando se dio cuenta de lo que había dicho —fue mi culpa.— se rió junto conmigo y yo negué —como sea, ya vámonos porque tengo hambre.

—estúpida.— se quejó cuando ella siguió caminando como si nada. negué divertida y tomé su mano para salir juntos de la casa después de despedirnos de mamá. no tardamos mucho en llegar al lugar que había dicho coco y entramos para buscar una mesa y también ordenar nuestra comida.

—¿cómo les ha ido en clases?— preguntó coco tratando de iniciar una conversación en lo que llegaba nuestra comida. me acomodé en mi asiento y sonreí cuando ruel tomó mi mano.

—dirás cómo me va a mí, porque ruel nunca hace nada.— me burlé recibiendo un empujón en el hombro de su parte.

—hacer la tarea no sirve de nada.— se encogió de hombros tratando de defenderse. era un flojo y no le importaba admitirlo.

—lo único malo de esto es que no puedo sacar algún provecho amenazándote con decirle a mamá porque ella ya sabe que eres un tonto.— ella se quejó.

—gracias.— dijimos al unísono cuando por fin trajeron nuestros pedidos.

—esta comida está rica.— ruel dijo como pudo al tener la boca llena de comida.

—no seas asqueroso.— se quejó mirándolo mal.

—¿qué? si no hice nada.— se encogió de hombros mientras bebía de su agua.

—deja de hablar con la boca llena de comida, ni a mí ni a las personas de la otra mesa nos gusta ver tu comida masticada.— frunció el ceño y yo me reí.

—no me importa lo que te guste o no te guste.— le respondió con una sonrisa falsa. se acercó más a mí y abrió su boca para que le diera de mi comida.

—no, ya tienes la tuya.— me quejé alejando mi hamburguesa de él. hizo un puchero y yo torcí los ojos —deja de querer robarme mi comida.

—por favor, por favorcito.— pidió juntando sus manos.

—hey.— volví a quejarme cuando se robó un puño de mis papas fritas.







—¡es hoy, es hoy!— chillé mientras entraba corriendo a la habitación de coco y ella saltaba del susto en su cama. los días habían pasado más rápido de lo que habíamos pensado, y kate dijo que hoy le contaríamos todo a ruel en la cena que prepararía.

—¡me asustas, tonta!— me miró mal y se puso de pie.

—¿cuándo le decimos? ya quiero decirle, estoy muy emocionada.— dije sacudiéndola por los hombros y sonriendo grande.

—tranquilízate, estás más emocionada que él.— se burló —aunque, bueno, aún no sabe... pero mamá dice que van a contarle todo en la cena. por cierto, no falta mucho, deberías ir a preguntarle si está listo.

—sí, conociendo a ruel probablemente ya se quedó dormido.— dije divertida mientras caminaba hacia atrás sin dejar de mirarla —bueno... voy a verlo, ¡adiós coco!— salí de la habitación y caminé hasta la suya para tocar la puerta.

—puedes pasar si no eres coco.— escuché que dijo del otro lado y yo solté una risita. abrí la puerta y sonreí al mirarlo de pie en media habitación.

—hey, ¿estás listo?— le pregunté acercándome a él. vi como sonrió al escucharme y estiró su mano. la tomé entre la mía y las entrelacé sonriente.

—solo es una cena, ¿por qué estás tan rara?— me preguntó divertido mientras pasaba su mano libre por su cabello.

—¿rara? pero si estoy igual que siempre.— mentí mientras me encogía de hombros.

—por eso mismo.— dijo ganándose un golpe en el brazo de mi parte. soltó una risita y me rodeó los hombros con sus brazos para acercarme a él y quedar a unos centímetros de su cara. miré sus ojos y después sus labios, sintiendo esos nervios dentro de mi cuerpo —te quiero.— dijo acariciando su nariz con la mía y dejándome ver una sonrisa en sus labios.

—yo también te quiero.— dije antes de terminar con la corta distancia que había entre nuestros labios. subí mis manos hasta su cuello y él no dejó de abrazarme. se separó de mí después de unos segundos y ambos sonreímos —¡pero ya hay que salir!— dije al recordar lo de la cena.

—¿estás así de emocionada solo por comer?— me preguntó divertido mientras salíamos al jardín de la casa, donde todos estaban sentados y hablando de algo que no podía escuchar muy bien.

no podía esperar más tiempo para decírselo.

𝐒𝐓𝐔𝐂𝐊 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐘𝐎𝐔!     (𝐑𝐔𝐄𝐋 𝐕𝐀𝐍 𝐃𝐈𝐉𝐊)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora