𝘥𝘰𝘤𝘦.

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—esto es lo mejor.— ruel suspiró de forma ruidosa mientras se tiraba sobre una toalla en la arena y cerraba sus ojos. el sol hacía que su piel brillara y su cabello se veía muchísimo más bonito de lo que era. por más que lo miro y trato de encontrarle alguna imperfección no logro hacerlo; su nariz es perfecta, sus labios son bonitos, sus ojos también, sus facciones, sus pestañas, sus cejas, ¡todo! ¡todo en él es de la forma correcta, no hay ningún error!

vi como se pasó la mano por el cabello y juro, de verdad juro, que casi pude verlo en cámara lenta. seguramente me veía ridícula mirándolo como una tonta, pero no podía evitarlo, era imposible. ¿cómo es que alguien podía verse así de bien haciendo absolutamente nada? solo él podía lograr eso. vi como sus ojos se abrieron y el color de estos pasó de un café a un verde en cosa de segundos. ni siquiera sus ojos eran feos, ¡nada en ruel era feo!

—si tomas una foto te dura más.— se burló coco sentándose a mi lado. la miré avergonzada y ella se empezó a reír.

—basta de molestarme.— me quejé escondiendo mi cara entre mis manos.

—¿de qué hablan?— preguntó girando su cabeza en nuestra dirección.

—¿tienen hambre?— pregunté cambiando el tema.

—bueno, ahora que lo preguntas, sí tengo.— dijo soltando una risita e incorporándose en su lugar para poder sentarse. se acercó más a mí y pasó uno de sus brazos sobre mis hombros. sentí el calor subir hasta mis mejillas e ignoré a coco, quien hacía corazones con sus manos y tiraba besos al aire en silencio —quiero un sándwich, ¿me dan uno?

—se dice por favor, dime por favor y te lo doy.— dijo ella cruzando los brazos.

—delilah, dame un sándwich por favor.

—dáselo para que se calle.— dijo haciéndome reír. no había día en que estos dos no pelearan, pero era lo mejor, me divertían muchísimo.

—toma, tu sándwich.— dije entregándoselo y él me tomó desprevenida cuando besó mi mejilla y lo tomó con una sonrisa.

—gracias, eres la mejor.— y después de eso le dio una gran mordida.

—"eres la mejor".— lo imitó coco con una voz grave, haciendo movimientos extraños con las manos y burlándose de nosotros.

—cállate coco.

—ruel, no seas grosero con tu hermana.— kate llegó con nosotros y se sentó al lado de coco con una bebida entre sus manos. pude ver a lo lejos a ralph, sylvie y wilbur jugando con una pelota cerca del mar.

—eso no es ser grosero.— se encogió de hombros.

—te vas a ahogar.— dijo coco mirándolo mal cuando metió casi la mitad del sándwich en su boca, haciendo que sus mejillas se inflaran.

—pareces un hámster.— me burlé mirándolo.

—dame.— murmuró tomando mi mano para que la acercara a su boca.

—ruel, te acabas de comer uno, deja mi comida en paz.— me quejé y torcí los ojos cuando hizo un puchero.

—pero sigo con hambre. ¿vas a dejar a este pobre ruel hambriento?— preguntó negando con la cabeza como si estuviera decepcionado de mí.

—eres un dramático.— bufé acercando mi comida hasta su boca. me sonrió satisfecho y dio una mordida —¡hey, dijiste que era una mordida y casi te lo acabas!— me quejé golpeando su brazo.

—oops.— soltó una risita y apoyó su cabeza en mi hombro.

estuvimos un rato hablando y molestando a coco, nada nuevo para ruel, y después decidimos ir a caminar un poco.

caminé al lado de ruel mientras me sujetaba de su brazo con una mano y en la otra llavaba su bastón por si lo llegaba a necesitar para algo. la fina arena bajo mis pies me daba un poco de cosquillas y el sonido del mar lograba relajarme muchísimo más de lo que pensaba que podía hacerlo. el cielo está con nubes y teñido de colores que iban desde el rosa, naranja y un poco de amarillo. era un día muy bonito.

—¡atrápame!— gritó soltándose de mi agarre y corriendo de la nada. abrí mis ojos grande y corrí detrás suyo lo más rápido que pude.

—¡ruel, cuidado!— grité tratando de tomar su brazo. ni siquiera sabía a donde iba, él solo corría hacia al frente sin parar. para su suerte no había personas caminando de este lado —¡estás loco!— chillé una vez que lo alcancé y lo detuve tomando su mano con fuerza.

—eso fue divertido.— dijo con la respiración agitada, una sonrisa enorme y el cabello cayéndole por los costados.

—sí, para ti. ¿qué tal si te golpeabas? kate iba a matarme.— me quejé mientras negaba con la cabeza.

nos dejamos caer en la arena frente al mar, algo alejados de los demás, y dejamos nuestras cosas de lado para quedarnos en silencio. me ponía algo triste que ruel no pudiera mirar lo mismo que yo, y sabía que se sentía algo mal pero prefería no decir nada. lo conocía muy bien.

acerqué mis rodillas a mi pecho y apoyé mis brazos sobre estas para descansar la cabeza en su hombro. el agua mojaba nuestros pies y ninguno decía nada. sonreí cuando sentí como dejó un beso en mi frente y después su cabeza sobre la mía.

—¿sabes que eres el mejor amigo del mundo?— le pregunté hablando bajito, sin necesidad de alzar mucho la voz pues éramos los únicos aquí. escuché una risita de su parte y sentí como asintió. odiaba decir que era mi mejor amigo, pero no podía llamarlo de ninguna otra forma porque eso éramos: mejores amigos.

—lo sé, soy lo mejor que te ha pasado.— dijo en broma, ganándose un golpecito de mi parte.

—ya no te voy a decir nada lindo.

—¡estoy bromeando!— se río pasándome un brazo por los hombros y acercándome a su pecho —sabes que te quiero mucho, te adoro, y si algún día me cambias por alguien más voy a golpear con mi bastón.— bromeó haciéndome reír.

—que grosero.— dije sin dejar de sonreír y abrazándolo de lado —además eso no va a pasar. nunca podría cambiarte... digo, ¿dónde voy a encontrar otra persona que crea que los cheetos son azules?— me burlé —te he dicho miles de veces que son naranjas.

—idiota.— me hizo cosquillas y me empecé a reír —ya te dije que en mi cabeza son azules.

—porque eres un ridículo.— me reí cuando torció los ojos. besé su mejilla de forma muy ruidosa y solté una risita cuando vi como se limpió la mejilla con una mueca, fingiendo estar molesto.

—eres asquerosa.— respondió con una sonrisa. volví a abrazarlo con fuerza y miré al frente.

—pero así me adoras.

—desgraciadamente.— suspiró.

—hey.— me quejé golpeando su brazo.

—es broma, eres la mejor.— dijo tomando mis mejillas entre sus manos y acercándose demasiado a mi cara. mi pulso se aceleró y en menos de un segundo ya estaba muy nerviosa. sentí como sus pulgares acariciaron mi piel y lo miré sin saber qué decir.

𝐒𝐓𝐔𝐂𝐊 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐘𝐎𝐔!     (𝐑𝐔𝐄𝐋 𝐕𝐀𝐍 𝐃𝐈𝐉𝐊)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora