𝘲𝘶𝘪𝘯𝘤𝘦.

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—¿quieres de chocolate o de vainilla?— le pregunté mirándolo curiosa. hace menos de una hora habíamos salido de clases y aprovechamos el tiempo para salir a caminar un poco y comprar helados.

la verdad lo único que quería era pasar tiempo con ruel, así que no me molestaba para nada.

—de los dos.— dijo con una sonrisa. negué divertida y esperé a que me entregaran lo que había pedido. salimos de la heladería y sonreí nerviosa cuando ruel tomó su mano entre la mía y las entrelazó.

aún no me había acostumbrado a los cambios que habíamos tenido desde hace unos días, aunque no eran muy distintos a como nos tratábamos antes. pero aún así no podía dejar de ponerme nerviosa cada vez que él tomara mis manos, dijera cosas lindas o me besara. sobre todo esa última parte, aún no me acostumbraba a ser su "novia". y lo digo así porque toda la vida había sido solamente su amiga y ya me había resignado y hecho la idea de que eso sería para siempre. pensaba que eso jamás iba a cambiar, y ahora todo ha mejorado gracias a coco.

si no fuera porque no sabe guardar secretos probablemente yo seguiría siendo "la mejor amiga de ruel". así que de cierta forma le agradezco todo esto a ella, a su lado chismoso y a su imprudencia. por cierto, ha pasado una semana desde que somos novios y coco no para de molestarnos hasta por respirar. parece que le pagan por hacernos pasar vergüenza con su familia, porque no deja de burlarse hasta de lo más mínimo que hagamos.

—¡no me acordaba!— grité abriendo los ojos y haciendo que ruel se sobresaltara, dejando caer su helado al piso.

—¡ay noooo!— gritó de forma dramática, soltando mi mano para llevarse las suyas a su cabello y jalarlo con frustración.

—¿por qué lo tiraste?— pregunté divertida.

—¡pues por tu culpa!— chilló con obviedad —¡tú me asustaste y se me cayó!— se quejó haciendo un puchero.

—perdón.— no pude evitar reírme —no era mi intención.

—tu perdón no resuelve nada.— se quejó —eso no me va a traer de vuelta a mi helado.— suspiró de forma dramática.

—no seas llorón. igual ya casi te lo terminabas, ¿de qué te quejas?— negué entre risas.

—eso no significa que no haya querido disfrutarlo hasta el final.— se cruzó de brazos —además estaba muy rico.— murmuró frunciendo el ceño y haciendo berrinche como si fuera un niño pequeño.

—bueno, si quieres podemos ir por otro...

—no, ya no quiero.

—entonces no hagas dramas.— me quejé golpeando su brazo sin fuerza.

—¿y por qué gritaste? ojalá haya sido por algo importante, para que valga la pena el haber tirado mi helado.

—la tarea.

—¿había tarea?— preguntó confundido y yo me pasé las manos por la cara con cansancio.

—claro que sí, ruel.— lo miré mal —siempre hay tarea.

—no sabía... ¿y de qué o qué?— volvió a preguntar curioso.

—pon atención en clases, tonto.— dije tomando su mano para que siguiera caminando junto conmigo.

—¿y para qué? si de todas formas tú haces las tareas y después me explicas.— sonrió con inocencia.

—pero no yo voy a estar toda la vida para ayudarte, ¿sabías eso? y si no sabías pues ya sabes.

𝐒𝐓𝐔𝐂𝐊 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐘𝐎𝐔!     (𝐑𝐔𝐄𝐋 𝐕𝐀𝐍 𝐃𝐈𝐉𝐊)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora