Tranquilo Al, estoy aquí...
Ya casi era hora de la cena, Alastor se había quedado dormido mientras Charlie seguía administrado las nuevas compras para el hotel, empezó a sentir mucha hambre.
—¡Pst! ¡Razzle, Dazzle!—dijo lo más bajo de pudo. Pronto, las cabritas se materializaron, ya no se veían tan cansada-Chicos, Alastor se quedó dormido, no lo puedo dejar solo, por favor, vayan a la cocina y verifiquen que los demás estén cenando, también tráiganme algo de comer chicos, ¡Oh! Y algo para Al, si despierta, puede que también tenga mucha hambre, es preferible que no tenga carne, ya saben por qué-. Ambos asintieron y cumplirían con la orden dada por su ama-.
La joven Magne, había pasado casi toda la tarde atendiendo al demonio ciervo, su temperatura subía y bajaba repentinamente, el no lo decía, pero tenía muchas náuseas, lo notaba cuando sus orejas se dejaban caer hacia atrás y hacia un leve gesto de desagrado. Se tomó el cabello en un chongo, se dirigió al baño para lavarse la cara, y verse al espejo. ¿Desde cuando se preocupada tanto por él?... ¿Desde cuando?, no llevaba ni siquiera una semana en el hotel, sin embargo, sentía que él necesitaba ayuda, o mejor dicho, necesitaba de alguien. Había otra cosa que la inquietaba y mucho, ¡¿Por qué se ponía tan nerviosa, cuando el solo le hacía una jugarreta?!...—Que demonios me está pasando...-. Un suspiro agotado se le escapó.
—¡Por favor no me dejes solo!—.
La rubia casi se cae del susto, un grito sumamente desesperado se escuchó en su habitación... salió del baño y lo vio la dejó desconcertada. Era Alastor, seguía dormido, sus garras estaban incrustadas en las sábanas, sudaba y de sus ojos brotaban pequeñas lágrimas, su dentadura se apretaba con fuerza, tanto que ella juraría que se había mordido la lengua, pues pequeños hilos de sangre se escapan. Se acertó muy rápido a limpiar el sudor de su frente, nuevamente tenía la temperatura muy alta.
—Por favor... no me dejes madre—.
Eso le partió el corazón. Aquel demonio, pese a ser un despiadado, cada ves que podía, dejaba muy en claro lo mucho que amo y respeto a su madre—Al... cálmate...—dijo la rubia suavemente. Pero su acción tomó la dirección contraria
—¡Tu tampoco te atrevas a dejarme Charlotte!—.
—¿Charlotte?—él le había llamado así en ocasiones, pero... no llevaban demasiado tiempo de conocerse en persona... se sentía aturdida, confundida. Era por eso que el demonio le había rogado tanto para que lo dejara ir, no quería que viera esa faceta, la de un niño lleno de miedo, soledad e ira. A pesar de que sus ojos estaban serrados, las lágrimas se incrementaron, y tomó con más fuerza las sábanas. Charlie, aunque no entendía el por qué de su repentino llamado en las pesadillas de Alastor, decidió, seguir el juego—Sabes que no sería capaz de hacer eso, Al...—. Colocó su mando en la mejilla del contrario, y la acarició suavemente, este relajo sus facciones molestas, a unas completamente melancólicas, sus orejas cayeron-.
—Por favor... no quiero estar solo de nuevo—.
Charlie se subió a la cama, y lo recostó sobre su pecho, acariciando su cabeza suavemente.
—Te prometo que no estarás solo—. Seguía completamente dormido.A eso se refería el con parálisis de sueño en sus pesadillas, para ella era otro tipo de parálisis, esto parecía más bien un tipo de sonambulismo. Seguía acariciando sus cabellos rojizos, estaba templando, sus lagrimas comenzaron a cesar. Limpio suavemente sus labios y barbilla. Se sentía aturdida... No sabía nada de la vida del demonio, no sabía por qué le había llamado... pero, si podía comprender algo, ¿su madre lo abandonó?. No. Si así lo fuera, él la odiaría.
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Charlotte ¿No me recuerdas?
Fiksi PenggemarAlastor siempre busca el vivir mejor, sin importar a qué costo, pero algo lo hace dudar, tanto de sus propósitos como de si mismo. El, está confundido, no había sentido nada por nadie, nunca, excepto por su madre y una mujer de su primera vida. Per...