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Perrie's POV

Al salir de ese estúpido hospital, lo primero que hice fue ponerme mis auriculares. Caminé un poco hasta que vi el auto de mi mamá estacionado frente a la acera. De inmediato me dirigí hacia donde se encontraba.

- ¿Cómo te fue hoy cariño? - preguntó mi madre a penas me vio acomodarme en el asiento del copiloto.

Ella odia que tenga los auriculares puestos mientras le hablo, por eso decidí quitar los aparatos de mis oídos y así poner toda mi atención a la conversación que estábamos por tener.

- Estuvo bien, la doctora López dice que he mejorado bastante - respondí apoyando la parte lateral de mi cabeza contra la fría ventana del auto.

- ¿Le comentaste acerca de tus problemas para tomar las pastillas? - preguntó ella mientras giraba las llaves para encender el motor.

- Si, se lo comenté - dije, sabiendo perfectamente que eso no era verdad - Ella dijo que entendía mi situación y que si no estaba lista para tomarla, sería mejor esperar.

- Oh, eso está bien, supongo - murmuró y a pesar de que no la estaba mirando, sabía que su rostro solo mostraba preocupación y talvez un poco de decepción.

- No te preocupes, estoy mejor - le aseguré con una pequeña sonrisa en los labios - Pronto me darán de alta y todo volverá a ser como antes...

La verdad, estaba intentando convencerme a mí misma de que eso sucedería.

- Estoy orgullosa de ti - dijo mi madre luego de unos segundos.

No quería que ella se preocupara por mi, por eso me sentí aliviada al ver que creía en mis palabras.

El resto del viaje transcurrió en completo silencio. Mi madre estaba realmente concentrada en el camino, por lo que no volvió a decir una palabra. Por mi parte, me dedicaba a mirar por la ventana y apreciar el color verde de las hojas sobre los árboles. No tardé mucho tiempo en dejarme llevar por mis pensamientos de mal gusto. Tuve que cerrar los ojos para ahuyentar todas las ideas estúpidas que llegaron a mi cabeza.

Sin darme cuenta, ya estaba devuelta a mi hogar. Saludé a mi hermano mayor, Jonnie, y subí rápidamente las escaleras para llegar hasta mi habitación.

Estuve unos minutos recostada en mi cama intentando descansar un poco. Sentía el enorme y familiar vacío en mi pecho, quería esconderme bajo las sábanas y desaparecer del mundo, aunque fuese por unos segundos.

Necesitaba salir de ese lugar, me sentía sofocada.

Antes de poder hacer algo al respecto, escuché insistentes golpes en la puerta de mi habitación.

- ¿Perrie? ¿Estás ahí? - una voz familiar sonó del otro lado.

Me incorporé lentamente para así poder apoyar mi espalda contra las almohadas de mi cama.

- Pasa, Zoe - dije en un tono de voz lo suficientemente alto para que mi amiga pudiera escuchar.

La puerta se abrió dejándome ver la figura femenina de mi visitante.

Zoe Badwi es una estudiante de tercer año que conocí cuando entré a la secundaria. Ella se junta con algunas chicas de segundo año, incluyéndome. Es algo así como la "chica popular" de nuestra escuela, pero no es de esas huecas que muestran en la televisión, ella realmente es una persona agradable.

- Hey ¿cómo estás? - preguntó la ojimiel mientras se acercaba para sentarse frente a mí en el cómodo colchón.

- Bien - respondí con una una media sonrisa - ¿Qué haces aquí?

Just breatheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora