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maratón 2/2

Perrie's POV

La felicidad que sentí al escuchar sus palabras no se comparaba a ningún sentimiento que haya experimentado antes. Jamás me había expresado de esa forma, pues no soy de esas chicas cursis que siempre están hablando de lo mucho que quieren a alguien. Pero con Jade era distinto, ella sacaba lo mejor de mí.

Estaba por profundizar el beso cuando oigo una voz molesta a mis espaldas.

- Bien hecho tortolitas - dijo Lauren con una sonrisa pícara.

- Gracias Jauregui - respondí abrazando la diminuta cintura de mi novia.

- Te dije que lo harías - habló Leigh dirigiéndose a mi novia. Detrás de ella venían Zoe y Jesy, las cuales nos felicitaron al igual que las demás.

Estuvimos hablando unos cortos minutos hasta que el acto llegó a su fin,  nuestra presentación fue la última de esa tarde.

Lauren fue la primera en retirarse pues debía pasar por su pequeña hermana a la escuela. Luego la siguieron Leigh y Jesy, y por último Zoe.

- Por favor llega antes de la cena, tu madre nos tiene que decir algo importante - dijo esta última antes de salir rápidamente del lugar.

Jade se quedó unos segundos en silencio probablemente analizando las palabras de su prima. La vi fruncir el ceño y de inmediato supe que algo realmente loco estaba pasando por su mente.

- No te preocupes, no creo que sea algo malo - murmuré dejando un beso en la parte superior de su cabeza.

Ella asintió lentamente mientras me regalaba una pequeña sonrisa.

- ¿Vamos? - pregunté estirando mi mano para que la tomara. Aceptó mi gesto sin borrar esa sonrisa de su rostro.

Toda esa celebración escolar se llevó a cabo en una especie de teatro ubicado a unas cuadras de nuestra escuela. Cuando salimos del lugar, llegamos a la zona de aparcamiento que se encontraba casi vacía y nos acercamos a la parte donde se dejaban las bicicletas.

- ¿Llegaste en bicicleta? - preguntó la morena al verme tomar una de ellas.

- No, la estoy robando para dar un paseo - respondí con clara ironía en mi voz.

- Eres idiota - murmuró rodando los ojos.

- Lo sé - respondí con una sonrisa triunfante mientras montaba el asiento de la bicicleta - Ahora, sube - le señale los estornes y casi de inmediato obedeció mi orden parándose en ellos.
Apoyó sus manos sobre mis hombros, al mismo tiempo que yo comenzaba a pedalear.

- ¿A dónde me llevas? - preguntó y pude sentir su respiración chocar contra mi oído.

- Es una sorpresa - dije mientras intentaba ignorar el incesante cosquilleo en mi estómago.

No dijo nada más, simplemente abrazó mi cuello delicadamente mientras posaba su mentón en mi hombro.
La mochila que llevaba en mi espalda me impidió sentir completamente el contacto, pero aún así disfruté tenerla así de cerca.

Cuando logré divisar nuestro destino a lo lejos, le pedí que cerrara los ojos para que la sorpresa no se arruinara. Estaba por replicar pero, antes de que lo hiciera, murmuré un tímido "por favor" que logró convencerla.

Dejé de pedalear posando mis pies en el suelo para mantener el equilibrio de la bicicleta.

- ¿Ya llegamos? - preguntó.

- Si, ya puedes abrir los ojos - dije mientras miraba su rostro por encima de mi hombro.

Lentamente sus párpados se fueron abriendo dejando a la vista esos hermosos ojos color caramelo, los mismos que comenzaron a brillar al observar el lugar en el que nos encontrábamos.

Just breatheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora